Scarlett
Un mes después...
Un insomnio tremendo invadió mi sueño.
Me encontraba despierta mirando hacía el techo de mi habitación, pues no había podido dormir desde las 12 de la noche. Gracias al cielo que no escuchaba a mis amigos regañandome del por qué no estaba dormida aún.
Así que solamente era yo.
Dí un suspiro girando mi vista a mi calendario colgando en la pared, mirando más que nada el día que ahora estábamos. Cómo odiaba este día con todo mi ser, me desgarraba el recuerdo en todo mi cerebro horriblemente.
El día que mi madre me abandonó aquí.
Daba vueltas en toda la maldita cama intentando conciliar el sueño y estar cómoda, pero no podía. El recuerdo de los gritos por parte de ella chocando en cada parte de mi mente, parecía agua inundando mi cabeza, ahogando mis esperanzas de volver con ella y sentir su amor maternal.
—¿Crees que alguien va a quererte como eres? ¡Nadie te quiere, Scarlett! —Las palabras de mi madre se escucharon entre mi cabeza.
El recuerdo de un amargo cariño llego a mí otra vez.
—¡Solo das lastima! Sí por mí fuera, ya te hubiera mandado con tu padre, Ah, no, espera, está muerto. —Se volvió a escuchar entre cada hueco vacío del lugar, aquella voz penetrando mi corazón sin piedad esas palabras llenas de odio y desprecio.
Agarré mi cabeza fuertemente con ambas manos, empezando a tener mayor intensidad de calor corporal. Me sentía mareada y con náuseas. Todo me estaba aturdiendo por lo que estaba sintiendo.
Tal vez un baño con agua fría me vendría bien. —pensé.
Me levante de mi cama y me acerqué al baño para darme una ducha abriendo la regadera. De repente, sentí el agua fría chocar contra mi cabeza mojando mi cabello y parte de mi espalda. No me importo en lo absoluto que se mojara también mi ropa de dormir, solo quería estar fresca y relajada.
—¡Nada más me estorbas! ¿Cuándo será el día en que actúes como una niña normal?
—Ya cállate… —susurré.
Miré a todas partes del baño, en busca de algo que me llamara la atención con tal de no pensar totalmente en esos atroces recuerdos. Bueno, la verdad no sabía qué buscaba, pero quería desestresarme usando algo de entretenimiento. Más que nada desquitar el enorme coraje que estaba teniendo.
Suspiré derrotada y cerré la regadera
—¡Scarlett —la volví a escuchar. —, te odio!
Eso fue la gota que derramó el vaso, comencé a gritar y patear todo lo que estaba enfrente mío; las cobijas de mi cama las volví en un desorden tapando un poco la parte de abajo. Abrí cada cajón de mi mueble y saqué toda la ropa que estaba dentro para aventarla a quién sabe dónde.Pateé también la puerta de mi habitación y comencé a chocar mi cabeza contra ésta con fuerza, con tal de destruir la poca dignidad que me quedaba.
Ya no soportaba esto, me quería rendir ante todo y que el mundo me dijera que soy una débil. La voz de mi madre quería que se esfumara, no escucharla nunca más y que se muriera para siempre. Desgraciadamente no cesaba. Cada palabra que ella me decía cuando era apenas una niña, me partía el alma.
Sentí algo caliente recorrerme la frente hasta mi mejilla izquierda, me detuve al instante viendo que se trataba de sangre chorreando en mi cara, lo cual también comenzó a dolerme. Me sentía más mareada de lo normal, los pasos que daba eran torpes, me detuve a media habitación cerrando mis ojos con fuerza para así tratar de olvidar ese tormento emocional en el que caí.
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SOMOS CINCO EN UNO [Parte I]
Novela JuvenilEl trastorno disociativo se caracteriza por presentar una o más identidades en la mente de una persona al llevar un trauma psicológico sumamente afectado durante su infancia, o parte de su adolescencia. Por lo que lleva como consecuencia tener una i...