Scarlett
—¡¡MALDITO DÍA DE MIERDA!!
Grité agarrandome de los barrotes de la puerta del edificio y salir corriendo a toda velocidad.
Ya eran las 07:25 de la mañana y tenía que estar en 5 minutos puntualmente.
Me confíe demasiado en en el tiempo, que cuando en menos me lo esperaba ya se me estaba haciendo tarde.
»Sigue mirando vídeos. Sigue mirando vídeos.« —regañó Lucy.
—¡Cállate, no me ayudas con eso! —exclamé desesperada. Crucé la calle llegando al otro lado y miré por última vez a mi reloj.
Está vez me importó un carajo al hablar en voz alta, estaba muy presionada.
—¡Ya casi, ya casi!
Cuando por fin había llegado a FOOD•MAIL, entré suspirando aliviada por conseguir mi hora de llegada acordada. Miré mi reloj y efectivamente, llegué justo a tiempo. Estaba orgullosa de mí.
—¡Buenos días Scarlett! Veo que sí llegaste. —habló emocionado el señor Daniel que abría la puerta de creo yo, una oficina y me saludó.
—Sí, sí. Perdon si llegué tarde. —acomode mi mochila sobre mi hombro soltando una risa nerviosa.
—Para nada. Mira, en esos pequeños casilleros puedes poner ahí tu mochila. Busca uno que este vacío.
Asentí con mi cabeza y le agradecí.
Busqué uno que estuviera desocupado y lo abrí para poner mis cosas dentro. Luego de eso me acerqué al hombre diciéndome que lo siguiera. Llegamos a un pequeño cuarto que contenía cosas de limpieza que eran escobas, trapos acomodados en orden, rociadores, cubetas y limpia vidrios. Me dio unas cuantas cosas y me las entregó a las manos.
—Puedes empezar a limpiar las mesas, después de las barras y me harás el favor de también pulir los vidrios de las ventanas. —Me señaló cada cosa que tenía que hacer, lo cual puse mucha atención. —. No importa si se pasa del horario laboral, solo quiero que quede bien aseado el lugar.
—Esta bien, no se preocupe. —Sonreí y copió mi accion en su rostro feliz.
—Gracias. Más tarde le diré a una colega que te ponga tu nombre en la lista de compañeros. Puedes comenzar. —Metió sus manos a los bolsillos de su pantalón dando media vuelta para irse.
»Oh carajo, es mucho por hacer.« —habló Zafiro.
—La verdad que sí. —susurré tomando las cosas e irme a limpiar las primeras mesas del rincón que se encontraban al fondo.
No fue difícil limpiar, de hecho, acomodar las servilletas y los utensilios pequeños en las mesas fue fácil. Conté las 20 mesas y acabe rápido. Eran redondas de a 3 a 4 sillas cada una. Igual las acomode del modo que no chocara entre sí.
Miraba que uno que otro compañero de trabajo llegaba y anotaba algo en una lista, supongo que por asistencia.
Los chicos que estaban ayer al verme no dudaron en saludarme. Son amables, me desearon suerte y que terminara pronto.Al pasar los minutos la gente llegaba a pedir su aperitivo, ya sea para desayunar aquí o a su hogar.
Barría con cuidado de no chocar con la gente, eso sí sería un problema, no querría quedar mal con golpear a las personas accidentalmente y que mi nuevo jefe me diera el sermón de mi vida.
Con los vidrios fueron… estresantes. Debía que ponerme de puntillas para alcanzarlos y pulirlos bien. Y vaya que sí estaban sucios de polvo.
Al parecer nadie se atrevía a enfrentar al monstruo de la suciedad.
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SOMOS CINCO EN UNO [Parte I]
Novela JuvenilEl trastorno disociativo se caracteriza por presentar una o más identidades en la mente de una persona al llevar un trauma psicológico sumamente afectado durante su infancia, o parte de su adolescencia. Por lo que lleva como consecuencia tener una i...