CAPÍTULO 20

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Scarlett

Ya estaba muy cansada no voy a mentir, todo lo que tenía en el suelo cuando llegamos, había sido acomodado entre los lugares que pensé estarían correctos. Bueno, también me ayudaron los chicos.

Me dejé caer en el gran sofá café de mi sala, y solté un largo suspiro muy agotador, tanto que ya incluso me estaba durmiendo de lo exhausta que estaba, pues un bostezo salió de mi boca, mientras estiraba cada parte de mi cuerpo para relajar mis huesos, crujieron de lo entumidos que estaban. Me estaba gustando mucho estar en esa posición, pero sabía que no me podría quedar ahí. Tenía cosas más por hacer.

—¡Tengo flojera! —exclamé mientras miraba a mi almacén de comida y pensaba en que preparar para saciar mi apetito.

Oh, claro, olvidaba algo… no sabía en carajo cocinar.

—¡¡Demonios, no se cocinar aún!!

Me golpeé en la frente y me hice bolita entre el lugar donde estaba acostada.

Mi reloj pronto marcaría las 6 de la tarde.

Mi estómago rugía de hambre como el infierno, pues no había comido en todo el día mas que solamente una malteada y galletas.

»¿Y sí compras una pizza?« —opinó Matthew.

»Ahora que lo dices es verdad, podríamos comprar comida preparada.« —dijo Zafiro.

—¿Pizza? O ¿Hamburguesa? —pregunté. Di un impulso para levantarme e ir por un poco de dinero.

»¡Hamburguesas!« —exclamaron al mismo tiempo.

Mientras buscaba entre mi cajón dinero para comprar algo de comida, mi puerta fue tocada con dos ligeros golpes. Cerré mi cajón, la puerta de mi habitación y caminé a la entrada de mi casa para abrirla. Del otro lado estaban los mismos chicos que me ayudaron a pasar mis cosas a mi hogar.

Los recibí contenta y ellos copiaron mi acción facial cuando nos vimos los unos a los otros.

—¡Hola, amiguita! —saludó Frank.

—¡Hola, Scarlett! —Ángela se acercó y me abrazo desde mi torso, me daba algo de ternura por que era más bajita de estatura.

—¡Hey, chicos! —cerré mis ojos sintiendo su sincero abrazo que correspondí y nos separamos con cuidado. —. ¿Qué los trae por aquí?

—Oh bueno… Pensamos en ir a comer algo de comida rápida, y pensamos en invitarte si gustabas acompañarnos. —habló el chico metiendo ambas manos a las bolsas de su chaqueta.

—Vaya que coincidencia, yo también iba a comprar algo. —cerré mi puerta y le coloqué seguro.

—Es que hoy es 14 de febrero. La oferta de amigos que dan es de dos pizzas al precio de uno, una coca cola, una orden de papas, tres hamburguesas y nachos. ¡¡Por favor dí que sí!! —La chica de forma infantil agarró mis hombros y empezó a moverme algo brusco de adelante hacía atrás.

—¡Okey, de acuerdo! —dije rápido y ellos comenzaron a brincar como locos en el pasillo de emoción.

—¡Entonces vamos! —exclamó Frank tomando mi mano y jalarme para caminar, yo jale a Ángela a lo que soló se carcajeó.

Nos fuimos en modo de cadena, uno jalando a otro y el otro al siguiente.

Durante nuestra corta caminata, observaba el cielo con los colores de un atardecer que poco a poco se convertiría en noche; colores mezclado entre azul, naranja y amarillo plasmados en él. Los coches pasaban con algo de velocidad y eso me llenaba de adrenalina al momento de cruzar una calle al otro lado.

SOMOS CINCO EN UNO [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora