CAPÍTULO 16

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Scarlett

Seis meses después: Septiembre.

Por fin había llegado el fin de semana.

Era domingo y era un día excelente para echar flojera. O eso creía...

Pues me levanté con mucha pereza en tender mi cama que estaba con las sabanas revueltas. Coloqué mi uniforme entre mi cama junto con mis zapatos en el suelo, para cuando salga de mi baño, cambiarme fácilmente. Fue entonces que después de un rato salí y me cambie rápido, colocando por último mis calcetines rojos y mis tenis negros que siempre me gustaban por ser cómodos. Una vez vestida, me fui al espejo de mi baño encontrándolos enfrente mío.

—¡Buenos días, chicos! —saludé agarrando mi cepillo de dientes y la pasta dental.

Recibí un “¡Buenos días, Scarlett!” por parte de ellos al mismo tiempo. Intercambiamos miradas los unos a los otros mientras me cepillaba los dientes lentamente, notando que estaban más sonrientes de lo normal. Mi ceño se frunció y escupí en el lavamanos la espuma de la pasta dental que tenía entre mi boca y por último enjuagar.

—¿Qué se traen ustedes? —pregunté un poco confundida por su raro comportamiento “feliz”.

—¿Qué, no podemos sonreír, o qué? —habló Matthew.

—Sí… pero se me hace raro que ustedes estuvieran tan callados y sonrientes.

—¡Es domingo y vendrán los chicos, Scarlett! —dijo Bonnie abrazando el brazo de Zafiro.

¡Demonios! —pensé.

Se me había olvidado que hoy mis amigos venían a visitarme. Desde siempre habíamos estado comunicándonos con llamadas en la instalación del hospital hasta su casa. La última vez que nos vimos, fue hace un mes.

Maldita ansiedad me invadió otra ves.

—¡Se me olvido, carajo! —me golpeé mentalmente por olvidarme de ello.

Me seque la boca y cepille mi cabello haciendo un trenzado rápido a mi pelo colocándolo por encima de mi hombro. Peine bien los machones que estaban sueltos y volví a sonreír un tanto nerviosa. Me veía bien a decir verdad. Cada que miraba mi propio reflejo me decía que yo era bonita. Nadie me decía eso, por eso es que tenía yo la autoestima muy bajo.

—¡Tengo nervios! —dije jugando con mi trenza y jalar de ella un poco con mis dos manos.

—A ver… ¡¿te me calmas?! —exclamó Lucy con su ceño fruncido. —. Todo estará bien, mocosa.

—¿Por qué deberías de estar nerviosa? Además, ya has hablado con ellos en persona. —se acomodó los lentes Allen.

—Como sí les debiéramos algo. —susurro Zafiro cruzándose de brazos y mirar a otro lado.

—¿Crees que venga la hija de Isabella? ¡Lo digo porque quiero jugar con ella! —me preguntó Bonnie sonriendo alegremente.

—Me voy a fumar un porro… —musitó Matthew aguantando las ganas de reír, mordiéndose sus labios ansioso de hacer su dicho.

—¡¡Ya, ya, ya!! Cállense, cállense. —exclamé fuerte pero no tanto como para gritar. —. ¡Ya me relaje, Lucy. No, ya no estoy nerviosa, Allen. Tampoco les debo algo, Zafiro. No se si venga su hija, Bonnie. Y por último, NO, Matthew, por que me olerá la boca a cigarrillo! —hablé rápido y sin trabarme para dejar en claro que todo estaba bien.

Creo.

—Entonces deja de estar de “Magdalena” y date prisa a hacer las cosas para que puedas ir a verlos.

SOMOS CINCO EN UNO [Parte I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora