Dylan Lumbard.
Estaba de espaldas a mi mientras acomodaba las carpetas dentro del estante, había una extraña marca en su espalda baja, lucía como sangre que se había adherido a la sudadera que llevaba puesta.
Un olor desconocido estaba impregnado en él, sus manos temblaban levemente, se exaltó al escuchar mis pasos detrás suyo, volteó una vez que logró acomodar las carpetas como él quería.
— ¿Estás bien?. — me miró confundido como si toda su actitud fuese completamente normal, asintió revoleando sus ojos. — Luces fatal.
— Gracias. — murmuró acomodando su cabello con sus dedos, descubrió sus ojos y volvió a mirarme. — Es extraño que estés aquí, creí que te quedarías con tu mascota.
— No es mi mascota. — lo miré molesto, rió encogiéndose de hombros, caminó hacia la gran mesada de algarrobo que se extendía en la mitad de la sala, arrastró la silla metálica hacia atrás sosteniéndola del respaldo y se sentó en ella. — Había un brujo cazándolo, por eso lo marqué, también por eso me estuve comportando así, era magia de sangre, ya sabes como afecta eso a los Omegas.
Dije todo con tanta velocidad que no estaba seguro de si lo había entendido. Tosió abruptamente poniéndose de pie, la silla rechinó contra el suelo, era cerámica así que chillaba como el infierno.
— ¿Estás de coña Lumbard?. — escupió y el brillo celeste se perdió detrás del anaranjado. — Todo este tiempo estuviste cazando a un brujo de sangre, siendo un completo imbécil, ¿sin decírmelo?, maldición soy un híbrido, podría haberte ayudado, podría haber...
— Baja la voz, no es como si todos supieran que eres un híbrido.
— Podrías haber muerto. — caminé hacia él escondiendo mis manos en mis bolsillos. — Solo...¿así?, ¿caminarás con tanta tranquilidad?, te convertiste en Alfa hace dos horas, descubriste que tienes un Mate y no solo eso, es el hijo de Thommas Khandhilac, su padre era una leyenda, nadie jamás se ha enfrentado a un Khandhilac y vivió para contarlo. Excepto tu hermano, aunque ambos sabemos que esa historia tiene muchos grises.
— Su hijo no es como su padre, ambos sabemos eso. — lo corregí ignorando que me había llamado Alfa amateur con tanta ligereza. Le arrancaría la garganta.
— ¿Cómo sabes eso?, el color de sus ojos no cuadra, el color de su lobo tampoco, ¿qué hay de su fuerza?, si fue torturado como él dijo, y sobre todo por tu enfermo hermano, es imposible que aún siga de pie. — comenzó a enumerar con sus dedos frunciendo su ceño, me miró aún con su mano extendida para luego volver a sentarse. — Él dice ser un Omega, pero podría estar mintiendo.
— No está mintiendo Luke, no comiences con tus teorías conspiranoicas, literalmente entró aquí siendo un maldito saco de boxeo, estaba envuelto en sangre y plata. — respondí sintiendo el dolor regresar a mi, algo al verlo así me había matado por dentro, y saber que Samuel fue capaz de hacerlo, me generaba repulsión.
— Es un Khandhilac, no lo olvides.
— Soy un Lumbard, tú lo olvidaste.
— No mezcles las cosas, en serio, no entres en ese territorio enfermizo donde das vuelta todo, no somos tú y yo, es el Omega y tú. — sonaba herido, el tono naranja en sus ojos vibró pero aún estaba allí. Hasta que solo se quedó el celeste.
— Mi hermano torturó a tu madre durante décadas solo para controlarte a ti, y tú seguiste atrás de él.
— Dylan.. — me miró confundido, estaba perdido, su mirada estaba ausente, me estaba mirando a mi, pero no se sentía así realmente.
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Alfa.
FantasyDeslicé mi mano por el largo de su cuello, su respiración se aceleró y su pecho comenzó a subir y a bajar con desenfreno. Lo miré fijamente perdiéndose más a cada segundo, quería morderlo, quería hacer tantas jodidas cosas. - Mío. - gruñí entre di...