Alfa.

Alfa, ¿Beta?, Omega.

Quizás solo Alfa y Omega.
Luke, ¿dónde estás?.

Matt Khandhilac.

Luke estaba de pie, llevaba puesto una camisa blanca y unos pantalones cargo de tela que le quedaban realmente bien. Estaba cruzado de brazos en el final de la mesa, sus muñecas tenían algunos brazaletes, también llevaba anillos.

Había algo en él hoy, distinto, lucía ligeramente perdido. Pero a veces sucedía eso con Luke, y tan solo lo dejábamos pasar, era así como funcionaba su mente. Con el tiempo entendí que no debía preocuparme demasiado.

Dentro de unos días sería luna llena, su ritual nocturno comenzaría. Ya sabía que se hacía una taza de café con chocolate y usaba su magia para crear lluvia, una noche lo ví hacerlo, cuando le pregunté qué demonios hacía, tan solo sonrió y luego me dijo "mantengo la cordura".

Quise llorar con él, algo me hizo querer abrazarlo esa noche, pero no quiso que lo hiciera, me detuvo dando un paso hacia atrás antes de que llegara a tan solo ponerle un dedo encima.
Luego solo volteó y se fue rumbo al bosque que rodeaba el palacio.

Melanie solía quedarse despierta durmiendo contra la puerta a espera de que él regresara. Al principio tanto Dylan como yo nos desconcertábamos por su extraño ritual. Pero no nos dejaron entremeternos mucho, así eran ellos después de todo.

Dylan estaba a su lado, cabello despeinado, agitado y con su ceño fruncido. Tenía las cadenas de plata en sus muñecas que ya casi no le hacían daño. Tenía una camisa negra desabotonada en los primeros tres botones y unos pantalones similares a los de Luke.

Joder esos botones...relamí mis labios siendo esclavo de mis propios deseos. Tardamos mucho en poder acercarnos de esa manera, luego de que los Kenahl me hicieran llegar al punto de hacerle daño y tocarlo sin que él lo quisiera, no me permití volver a hacerlo. Hasta que me lo pidió entre gemidos, hace un año y no pude detenerme.

Desde entonces, agradezco que seamos dos hombres porque de no ser por eso, el palacio estaría lleno de pequeños lobos con complejo de dioses.

En este tiempo Luke había cambiado abismalmente. Era el más alto de la manada, rápido y fuerte. Nadie lo ha vencido en los entrenamientos, incluso Dylan fue incapaz de hacerlo.

A veces extrañaba su calidez, se alejó a nivel físico de todos nosotros. Solo Melanie se acerca lo suficiente como para aunque sea abrazarlo, pero Dylan no ha podido hacerlo, a veces en los entrenamientos finge caerse para estar cerca de él pero Luke tan solo huye de eso o se molesta de maneras realmente dolorosas de ver.

Sabía que a Dylan le dolía, su vínculo estaba cada día más débil. Él creía que para fin de este año, ya no podría seguir siendo su Beta, le ofrecí tomar su lugar, jamás podría compararme con Luke, lo sabía, pero la idea de mi Alfa sin un Beta, me destruía por completo.

Pero Dylan se negaba, me dijo que no podía imaginarse a otro lobo en el lugar de Luke, lo cual...

Si, dolió, pero lo entendía. Luke era Luke, y debía respetar eso.

Su magia se había vuelto mucho más fuerte, había sigilos alrededor de nuestro territorio. Incluso los había colocado en los trajes o en las puertas de las habitaciones. Solo teníamos reuniones una vez al mes con las manadas vecinas, pero Luke no permitía brujos.

No podían rastrear juntos o incluso ir a misiones. Su conexión mental era casi inexistente, de hecho Dylan era errático a su lado y su lobo terminaba perdiéndose.
Es por eso, que Luke decidió comenzar a ir solo, a lo sumo Melanie lo acompaña.

— No podemos retroceder ahora, ya avanzamos lo suficiente como para saber que sigue vivo. — dijo Dylan de mala gana escuchándola a Melanie.

Sin contarnos a nosotros, solo Melanie, Lucas, y el pequeño Timi (ya no era pequeño), se quedaron en la manada.
El resto fue desistiendo y alejándose hasta que los lazos que unían a Dylan con ellos, tan solo se quebraron.