Dylan Lumbard.
Estábamos caminando hace exactamente diez horas, lo sé porque traje un reloj de muñeca, también habíamos traído mochilas con prendas para ponernos, ya que siempre acabábamos desnudos, lo cual quizás no era de lo más cómodo, aunque en parte, la mayoría estábamos acostumbrados.
Me desesperaba sentir la luna llena tan cerca, mis huesos dolían, mi piel ardía, el animal estaba allí, esperando poder ser liberado. La magia de Luke nos atravesaba a todos por completo.La voz de mi lobo se mezclaba con su lobo, era escalofriante. Había algo en él, en luna llena, más oscuro, más poderoso, más dominante.
Luke me atravesaba por completo, su respiración estaba erizando mi piel, era irregular y acelerada, su voz estaba más grave y ronca, su lobo estaba inquieto y podía sentirlo llamando al mío.
Llevaba un pequeño sigilo en su nuca, Melanie lo había dibujado bajo sus órdenes, estaba tallado con mi sangre, ellos poseían una unión casi de hermanos, que solían compartir con Lisa. Era un sigilo de unión y de protección, lo había escrito en un idioma que desconocía, solo él pudo entenderlo.
Con magia, mi sangre se volvió tinta que podía verse por debajo de su piel.
Iniciaba con una línea en vertical en el centro, un círculo por en medio, luego mi inicial estaba en el centro. Bastante simple, si no supiera todo el transfondo, claro.No estaba seguro de si debía sentirme así, como si tan solo su respiración pudiera hacerme perder el control, pero no podía evitarlo, por eso iba detrás suyo, necesitaba mantener la distancia.
Desde que nos volvimos más cercanos como manada, me confesaron que podían sentirlo, quizás no como yo podía hacerlo, pero podían sentirlo, su magia, su dolor, su amor, su descontrol. Como ahora, Luke se sentía como una gran llamarada de fuego capaz de desintegrarlo todo.
Y dolía, sabía que podían sentirlo. La miré a Sammie, estaba detrás de Luke, volteó para poder verme, me hizo una pequeña mueca. Estaba preocupada.
— Tío..tío..tío.. — Timi me dió golpecitos en mi mano atrayendo mi atención, bajé la cabeza para poder verlo, sus ojos eran naranjas, por un segundo parpadearon volviéndose esmeralda, luego naranja de nuevo.
Sentí pánico, pero lo oculté, tan solo le sonreí extendiendo mis brazos para que saltara hacia mi, era bastante alto para su edad, tenía once años recién cumplidos, pero parecía mucho más grande, su cabello era castaño y tenía unos rulitos adorables, ojos color miel, poseía unos rasgos tan similares a Elizabeth, mi tía, que era hasta intimidante poder verlo.
Se subió a mi moviéndose tan velozmente alrededor de mi cuerpo que no noté cuando estaba abrazado a mi espalda con su mejilla sobre mi nuca relatándome todo lo que veía contra mi oreja.
Sonreí sosteniéndolo por la parte trasera de sus rodillas justo en el pequeño hueco que se formaba detrás de estas.
Omega...?
La voz de Luke se hizo paso entre el terror de mis pensamientos, suspiré nerviosamente. Volteó viéndome por unos segundos, asentí, hizo una pequeña mueca, volvió a mirar al frente.
— ¿Encontraremos al lobito blanco?. — preguntó Timi enredando sus dedos en mi cabello.
¿Cómo podría estar tan malditamente condenado solo por el color de sus ojos?
Él no merecía esta mierda, no era su culpa, era un Beta, debía serlo. Pero golpearon su naturaleza arrebatándole a su madre frente a sus ojos, era un niño, y ahora tenía una sentencia de muerte puesta sobre su espalda solo por sus ojos...¿tenía algún sentido?..— Si, lo haremos. — susurró Luke a nuestro lado, no había notado que estaba tan cerca.
Gracias..
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Alfa.
FantasiaDeslicé mi mano por el largo de su cuello, su respiración se aceleró y su pecho comenzó a subir y a bajar con desenfreno. Lo miré fijamente perdiéndose más a cada segundo, quería morderlo, quería hacer tantas jodidas cosas. - Mío. - gruñí entre di...