Renunciar a amar.

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Luke
*apellido desconocido*

Su cabeza estaba recostada sobre el hueco que se formaba entre mis piernas, mi espalda recostada sobre el respaldo de la cama. El sonido irritante de las máquinas improvisadas de hospital que habíamos creado. Mi magia corriendo por sus venas.
Acaricié su cabello con suavidad, le habíamos quitado la sangre, habíamos cambiado su ropa. Pero aún así...se seguía viendo..como si aún siguiera cubierto de sangre. Arrugué mi nariz intentando no regresar a esa imagen.

Mis manos temblaban sintiendo su cabello rozar mi piel. Quería abrazarlo y deshacerme en sus brazos. Me sentía tan jodidamente culpable, el dolor que sentía físicamente no se comparaba a mi corazón estrujándose contra mi pecho mientras lo veía agonizar.

Me torturaron incontables veces. Pero este dolor, no se comparaba. Relamí mis labios sintiendo el sabor salado de mis lágrimas.

— Luke, debes descansar. — la voz de Matt llegó a mis oídos, estaba sentado a un costado del cuarto, en un pequeño sillón, Melanie estaba a sus espaldas con su arco entre sus manos, sus ojos se volvieron naranjas al escucharlo.

Nada había vuelto a ser igual luego de lo que sucedió en el territorio de los Kenahl.
La manada había entendido lo que Dylan hizo conmigo, yo los obligué a hacerlo, fue mi elección, yo le dije que salvara a Matt, sin importar lo que sucediera.

No fue fácil, Lucas fue el más reacio a perdonarlo. Si bien entendían que no podían crucificarlo por siempre, aún eran su manada. Pero el camino no fue fácil, tuve que explicarlo muchísimas veces e intentar que lo vieran desde mi perspectiva.

Fue mi elección volverme un lobo, sabía las consecuencias, sabía lo peligroso que sería. De no ser por Lucas y su gran capacidad de sanarme, estaría muerto.

Yo le pedí que me dejara, e incluso sin pedírselo. Matt es su mate, cualquier lobo en su lugar hubiera escogido el mismo camino. Estaba en su naturaleza.

Pero lo que Matt le hizo a Dylan. No tiene explicación alguna.
Sabía que fue a causa de lo que le hicieron allí dentro, aunque aún no hablara de eso, a veces los experimentos de los vampiros pueden jugar con tu mente.

Lo sé, estuve en ellos.

Pero jamás le hubiera puesto un jodido dedo encima a ninguno de ellos. Incluso a Matt, simplemente no podría haberlo hecho.

Eso sí que era algo que no pude negociar, la manada quería su cabeza en una mesa de plata y verlo prenderse fuego en ella.
Podían perdonar a su Alfa, pero no podían perdonar que le hicieran daño. Menos de la manera en la que Matt lo hizo.

— Nadie te preguntó. — siseé entre dientes.

Si, yo tampoco me quedaba atrás. Aún quería matarlo, quería arrancarle las putas entrañas.
Pero me sentía culpable por tan solo pensarlo, si, estaba molesto, y también quería asesinarlo. Pero aún le tenía aprecio al niño, y también poseía un vínculo con él, no se comparaba con el que tenía con Dylan, pero no dejaba de existir por eso.

Quería estar para él, abrazarlo y preguntarle que sucedió todos estos meses en ese puto edificio. Pero no podía, verlo a Dylan en este estado, sabiendo que Matt fue quien le hizo esto. Me destrozaba por completo.

Me sentía una basura por no poder ver su dolor también, lo habían torturado durante meses y ahora tenía una flecha en su espalda y a su manada en contra. No lo merecía. Y me encantaría poder decírselo, pero no podía.

Limpié mis lágrimas con el dorso de mis manos. Me destruía ver a Dylan así. Estaba recostado, su respiración era casi inexistente, tenía unos tubitos de oxígeno conectados a él que pasaban por su nariz. Había sigilos dibujados en sus brazos, mi magia estaba allí.

Alfa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora