Alfa.

Mío.

Dylan Lumbard.

Me crucé de brazos viendo los brazaletes de plata aún guardados en la caja de cristal, de hecho no eran una pieza de joyería, eran cadenas hechizadas que se usaban para cazar a los licántropos, solo que quienes portábamos el título de Alfa debíamos utilizarlas como signo de pureza y lealtad.

Nunca lo había comprendido, las reglas, el sistema, todo esto que se suponía que debía ser. Lo que suponía que debía soportar, tan solo ser y ya.

¿Debía ser torturado para demostrar poder?, me parecía un jodida mierda.

Nos hacía daño, eso no estaba puesto en discusión.

Pero los cazadores lo tomaban como un símbolo de paz, no atacarían a una manada que usaba un arma como accesorio, les habíamos hecho creer que no nos hacía nada, pero la verdad era muy distinta. Habían pasado cinco años desde que falleció mi hermano y tuve que tomar el cargo de líder, siempre supe que algún día eso llegaría, que el gran Samuel caería y que debería tomar su lugar, pero no me sentía ni cerca de estar a su altura.

Estás cadenas para él eran juguetes y para mí eran una maldita tortura.

Aunque fuera de eso, mi hermano fue entrenado toda su vida mientras yo solo aprendí lo que era un arma cinco años atrás cuando Luke me obligó a hacerlo.

— Hoy traeremos al Omega. — dijo el susodicho a mis espaldas mientras acomodaba su espada dentro del armario. En general usaba un arco, pero a veces probaba cosas nuevas. — Es clase cinco, no entiendo como aún sigue vivo.

Era el arquero de la manada, era el mejor de todo el estado. Sin él, probablemente la mayoría de nosotros estaríamos muertos.

— ¿De la manada Khandhilac?, su padre era una leyenda, no sabía que su hijo aún seguía con vida. — respondí colocándome los brazaletes, me contuve de quejarme aunque sabía que él podía sentirlo aunque no se lo dijera, desventaja de que sea mi Beta.

Me miró unos segundos, pude notar la preocupación en el brillo de sus ojos. Parpadeó regresando a su sonrisa habitual.

— Es un bastardo, debería ser un Alfa pero por alguna razón desconocida es un Omega.

— Quizás era su Beta.

— Los hijos no pueden ser Betas, lo sabes, son las reglas.

— Eso no quita que podría ser el caso, es imposible que sea Omega siendo el único heredero de..

— No lo pienses tanto, nuestra orden es ejecutarlo, no tenemos piedad con los Omegas, son solo un error biológico. — respondió con desdén echándole un vistazo a mis muñecas. — Te ayudaré a sanar cuando regresemos, la plata te está haciendo mucho daño y no quedará bien que andes con esas marcas, sabes lo que dirán.

"Sabes lo que dirán"

Si Luke. Lo sé.
Soy la puta sombra del Alfa más poderoso que existió en esta manada. Créeme que lo sé.

Asentí agradeciendo su falta de empatía en casi todo, a veces me sorprendía que fuera yo su Alfa y no exactamente lo contrario. Éramos mejores amigos desde pequeños, le llevaba dos años, fue el aprendiz de mi hermano mientras aún estaba con vida, Luke era todo lo contrario a mi.