Luke.
Apellido desconocido.La alarma sonó vibrando con fuerza emitiendo un molesto pitido, gruñí removiéndome en la cama hasta que mi mano alcanzó al pequeño aparatito, agradecía que sea de plata porque ya lo hubiera hecho añicos, mi piel ardió ligeramente. Suspiré poniéndome de pie con torpeza, mi espalda dolía como el maldito infierno, y pude distinguir mi sangre entre las sábanas.
No tenía tiempo para esta mierda, estaré bien.
Resoplé quitando las sábanas, las hice un bollo tirándolas al canasto de ropa sucia, me quité la playera lanzándola también allí. Tomé una musculosa negra del armario y me dejé los pantalones de tela que había utilizado para dormir, eran cómodos y me permitían transformarme con más libertad si así lo necesitaba.
Me dirigí al baño, cuando el espejo reflejó mi rostro dí un paso hacia atrás confundido. Mis ojos estaban anaranjados y vibraban levemente, parpadeé intentando controlarme pero no funcionó. Mi piel se veía pálida y tenía grandes ojeras debajo de mis ojos.
Abrí el grifo, uní los bordes de mis palmas haciendo un pequeño cuenco juntando suficiente agua como para lavar mi rostro. Lo sumergí en ella, tragué algo de agua, tosí levemente.
Volví a mirarme, mis ojos regresaron al celeste, pero lucía distinto, más oscuro quizás. Nadie lo notaría, o eso esperaba.
Salí de la habitación, caminé el extenso pasillos que conducía a la habitación donde estaba el Omega, los guardias me miraron, se mantuvieron enfocados en mi unos segundos hasta que gruñí en busca de que se detuvieran. Odiaba tener ojos puestos en mi, no era el Alfa, no era importante, pero estaba bien con eso.
Abrí la puerta con suavidad, él estaba allí, sentado en el borde de la cama. Llevaba una sudadera negra con el logo de la manada, era un triángulo con una runa antigua en el centro, tonterías de los Lumbard y unos vaqueros grises con algunas manchas negras.
No parecía haber dormido en lo absoluto, se veía abatido. Suspiré, no entraría en esto, no tenía ni las ganas ni la energía para ser niñero.
— ¿Tienes todo?. — pregunté mirándolo de arriba a abajo. — Debemos esperarlo para que traiga el resto, ya sabes dinero, más ropa y comida.
— ¿Qué te sucede?. — murmuró poniéndose de pie, maldito Omega.
— ¿De qué hablas?. — cerré la puerta detrás de mi dejándome caer sobre esta.
— Tu olor, no es igual. — sus fosas nasales se dilataron y sus ojos se volvieron esmeraldas por unos segundos. — Hueles a...
— A nada, estoy fenomenal. — lo interrumpí, podría entrar Dylan en cualquier momento.
— Él es tu Alfa, puede sentirte.
— Descuida, no lo notará. — solté en voz baja cuando la puerta se abrió, me hice a un lado.
El Omega me miró unos segundos separando sus labios como si quisiera decir algo. Negué pidiéndole que no lo hiciera, hizo una pequeña mueca de disgusto regresando su vista a Dylan.
Dylan me miró confundido al verme batallar con mi postura, no podía mantenerme recto así que estaba usando la pared de ayuda, esta mierda realmente dolía. Cerró la puerta detrás suyo.
No tenía nada, no tenía bolsos, no tenía dinero. Solo era él, con su suéter ancho y unos pantalones desgastados, se veía cansado, al igual que el Omega.
— No te irás. — le habló directamente a él, no me preguntó nada y tampoco me saludó.
No puedo negarlo, me había dolido.
ESTÁS LEYENDO
Alfa.
פנטזיהDeslicé mi mano por el largo de su cuello, su respiración se aceleró y su pecho comenzó a subir y a bajar con desenfreno. Lo miré fijamente perdiéndose más a cada segundo, quería morderlo, quería hacer tantas jodidas cosas. - Mío. - gruñí entre di...