Capítulo 3 : Golpe bajo muy bajo .

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De un momento a otro, siento un calor molesto en mi cara, cosa que me incomoda y me empieza a hacer sudar. Mi cuerpo se tensa y, por reacción, me incorporo respirando rápido. Suspiro tratando de tranquilizarme, para luego levantarme completamente y mirar en un pequeño espejo en mi mesita para peinarme y limpiar mi cara. Luego, tomo los pantalones del antiguo uniforme, me los vuelvo a poner junto con una camiseta negra ceñida al cuerpo de manga corta y otra verde por encima. Guardo mis llaves en el bolsillo del pantalón para luego dirigirme al comedor común de la base.

Camino entre pasillos haciéndome paso entre los soldados que salen de sus habitaciones para ir a sus destinos. Decido entrar a unos baños que están cerca y abro una taquilla para meter mis cosas y cerrarla con llave. Luego, me doy vuelta y camino para salir de allí pronto y llegar a desayunar algo. Mi camino por el momento es pacífico y sin ningún tipo de intrusión. A lo lejos, puedo ver dos grandes puertas y según recuerdo en el mapa, allí se situaba el comedor. Mientras camino, de repente siento que algo se tira encima de mi espalda, haciendo que avance más y me tambalee, además de hacerme escocer la piel por lo sucedido ayer. Frunzo el ceño y miro para ver quién está intentando subir a mi espalda. Veo unos ojos marrones miel y un pelo despeinado.

"Mateo, no puedes ir tirándote encima de las personas y más para hacer esta simple tontería", le gruño mientras le alzo una ceja pidiéndole una explicación.

Mateo: "Oye, somos amigos y anoche no te vi. Además, quería tomarte por sorpresa. Tampoco creo que pudiera tirarte apenas y te llego al cuello."

Mientras habla, se agarra más a mí. Ruedo los ojos y lo agarro por detrás de su uniforme para bajarlo. "Para la próxima avisas, si no fueras tú... déjalo, vamos a comer algo", lo dejo en el suelo.

Mateo: "Has dicho próxima, entonces, ¿puedo subirme a tu espalda?"

Le miro de reojo y veo que tiene una amplia sonrisa mientras me sigue de cerca. "No me importa que lo hagas... pero no siempre, de vez en cuando no está mal", le digo en un tono bajo ya que todavía estoy adormilado.

Mateo: "Bien, pero no esperes que no lo haga seguido."

Solo hago un asentamiento y ruedo levemente mis ojos, para seguir caminando junto a él al comedor. De vez en cuando, lo miro, asegurándome de que esté a mi lado y que no haga ninguna tontería. Él simplemente va contándome cosas, sin callar, sus aficiones, gustos y otras cosas, por lo que el camino no sé si se me hace largo o corto.

Mateo: "Me gustan los caballos, los adoro. Me encantan la comida que más me gusta es la tortilla española. Me gusta tanto con y sin cebolla. Mi dulce favorito es el turrón de Navidad. Me gusta montar a caballo y también las corridas de toros de los pueblos como Elche de la Sierra y me gusta Toledo."

Luego de un rato, llegamos al comedor. Al ser el primero de los dos, abro la puerta, para dejar paso a un gran murmullo en el comedor. Le echo un vistazo, están todas las mesas llenas, excepto algunas que están medio vacías.

Mateo: "No entiendo tu manía de observar todo cuando entras, pareces un búho. Vamos, tengo hambre."

Siento como toma mi brazo y me arrastra un poco para que camine. "Algún día no tendrás tanta suerte conmigo y te engancharé en una verja", murmuro mientras comienzo a caminar dándole un suave codazo.

Mateo: "O ya veo... el rusito quiere jugar."

"En ningún momento he dicho de jugar, solo que te prepares", veo cómo sonríe con maldad y las comisuras de mis labios se elevan, sigo caminando hasta tomar una bandeja de comida para mí y para Mateo, para caminar hacia el sitio que me ha guardado.

Mateo: "Oye, ¿ya has elegido en lo que te quieres especializar?"

Cuando pongo su bandeja en la mesa, no tarda en tomarla y ponerse a comer. Yo solo niego "Nada, hay pocas cosas que me interesan y lo único que me interesa tiene contras contra otra de mis elecciones." Me siento a su lado y tomo la manzana que tengo en la bandeja para comenzar a pelarla.

Tras La MiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora