Capítulo 8

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Apenas habían pasado unos días desde lo sucedido aquel día, aunque con el apoyo de Mateo tampoco se hacía tan pesado el tiempo. Hoy martes diecinueve de abril del año dos mil diecinueve, a las seis y media de la tarde, el General Shepherd, junto a otros de su mismo rango, nos había reunido muy simplemente la razón, nos iban a echar a la mayoría ya que ya habían decidido quiénes se quedaban. Mateo está situado a mi derecha, mientras Ashley a mi izquierda, los tres nerviosos.

General Shepherd: "Hola a todos, reclutas. Como sabrán, hoy es el día en el que se dirá quiénes se van o quiénes se quedan. Ahora guarden silencio y escuchen atentamente".

General Jacke: "Del grupo 41, han logrado ser admitidos Robert Miller, soldado raso del Destacamento de Soldados, Max Garril, soldado raso del Destacamento de Soldados, Daim Mujaik, Francotirador '2', del Destacamento de Francotiradores, Derek Morales y Damián Rodríguez, infantería, sin ningún destacamento".

Hay unos minutos de silencio, además de unas miradas de poca satisfacción en los rostros de los generales.

General Luka: "Del grupo 14... Solo han sido admitidos Mateo Rodríguez, soldado raso del Destacamento Delta 41, Kirill Belinski, francotirador '1', del Destacamento Delta 41, y Ashley Jones, enfermera. Simplemente ve a la enfermería de la base, eso es todo, los demás se van".

Todos los admitidos asentimos para luego irnos, no había ganas de nada, ni para celebrar, había pasado demasiadas cosas esos pocos días y no estaba el cuerpo para ningún trote, con ello, luego de un baño, me dirijo a mi habitación, me quito la camiseta, me quedo en pantalón corto y me duermo sobre la cama.

Estoy en un campo de entrenamiento militar, no sé por qué tampoco recuerdo haberme levantado de la cama, tampoco quién fue a avisarme al llegar, todo está oscuro y distorsionado. Las órdenes son gritadas de repente, pero no puedo entender lo que dicen. Corro en todas direcciones intentando cumplirlas, pero siempre termino en el mismo lugar como si no hubiera avanzado nada y poco a poco me cuesta más, como si algo sostuviera mis piernas, como si algo bloqueara mi paso. Mis compañeros de entrenamiento desaparecen uno a uno cuando trato de pedir ayuda, la luz de la luna se va, dejándome solo en la oscuridad. Cada paso que doy parece llevarme más lejos de la salida y el miedo se apodera de mí mientras me siento atrapado en un laberinto de caos y confusión, escuchando unas voces que gritan mi nombre múltiples veces.

Mateo: "¡¡¡¡Kirill!!!!"

"¡Aaaaaaaa!" Mi cuerpo se incorpora rápidamente mientras mi respiración ya agitada se agita más, miro a mi compañero y suelto un suspiro tratando de tranquilizarme.

Mateo: "Oye... Tenemos que ir a una reunión de nuestro destacamento, supuestamente vamos a nuestra primera misión, tómatelo con calma, nos quedan unos quince minutos".

Siento la mano de Mateo sobre mi hombro, yo simplemente asiento y suelto un suspiro pesado, me levanto y comienzo a vestirme, aún aturdido.

Poco después salimos de mi habitación y caminamos juntos a la oficina de nuestro destacamento, al llegar ya estaban casi todos dentro, simplemente tomamos asiento uno al lado del otro y esperamos a que el que esté a cargo de nuestro destacamento hable.

Tnt. Alex: "Bienvenidos y lamento estas horas, pero esta misión requiere de una ejecución rápida además de ser algo especial para otra más importante, bien, gracias a nuestra inteligencia, hemos descubierto una célula terrorista, aún no conocemos al cabecilla de este grupo pero sabemos que en Rusia, en la ciudad Veliky Novgorod, se encuentra un principal colaborador de esta célula, les aporta dinero o armas a cambio de rutas tácticas y de contrabando seguras para bordear a las patrullas o personal para este narco, por lo que esta noche les será transportados a los cinco a Veliky Novgorod, para capturar a ese hombre y sacarle información, la operación debe ser rápida, ahora vayan a por su equipo y reúnanse en vuestro transporte en diez minutos".

Tras La MiraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora