†*:.｡. sᴀᴅɪᴄᴏ y cσqυєτσ .｡.:*♡ YoonMin (ʟɪʙʀᴏ cυατrσ)

† ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ σcнσ ♡

— Tu jodido hermano de verga. No se cansa de darme sustos el idiota.

GiYoon soltó un gruñido, de pésimo humor entró a la habitación y se quitó el saco para dirigirse al armario mientras JimDae se sentaba en la cama de manera silenciosa, bastante pensativo e ido, metido en sus pensamientos que tanto debatían entre sí.

— " Solo tienes un día para decirles "

— " Pero... "

— " Sino se lo dices esta misma noche, tendré que hacerlo yo, jefe "

Maldita sea.

No sabía cómo se lo iba a decir a GiYoon, no encontraba las palabras correctas por más que las buscara y tenía miedo de que la noticia le impactara demasiado porque, incluso si todos sufrieron, fue GiYoon el que estaba en la cima.

Sino lo hacía él, Yael lo haría sin importar qué tan difícil sea, lo haría sin tacto y para los Min eso sería peor. También estaba su pequeño TaeHyung y es que de solo imaginar que podría pasarle algo por la noticia le daban unas ganas de llorar tremendas.

— Maldito Jaeh...

— ¿Estás hablando solo?

Un poco asustado levantó la cabeza para intentar sonreírle a GiYoon, quien lo miró de ceja alzada porque estaba raro y pensativo desde que salieron del hospital o más bien, desde que había hablado en privado con Yael.

— ¿Tú estás bien? Te muestras pálido.

— No, bebé... estoy bien, sí, estoy bien, sí.

Ante su clara mentira, dejó la mirada hacia el ventanal para no dársela a GiYoon, éste le sonrió unos segundos antes de subirse a su regazo para empezar a desabrocharle la camisa blanca que portaba.

— Necesito aprovechar este tiempo solos, Park.

Ay, Dios.

Él soltó una risita, no hizo nada cuando el menor lo empujó hacia atrás para que cayera en las colchas y así lograra acomodar ciertas partes contra su trasero, eso a GiYoon lo hizo sonreír segundos antes de buscar sus labios para un beso.

Ahora que lo pensaba, podría decírselo en medio del sexo y no habrían tantos problemas, pero eso también podía ser malo porque podía irse en vez de venirse y tal cosa no estaba en sus planes. También podía detenerlo desde ya y aprovechar su mal humor para decírselo.

¿Valía la pena hacer tanto cuando la respuesta sería la misma?

No importaba realmente cuánto hiciera o luchara para minimizar el golpe de la noticia, ella siempre le pegaría duro a alguien que ha pasado toda su vida echándose la culpa de la muerte de su hermano, de alguien que todavía tiene pesadillas por las noches, ataques de ansiedad por el día, de alguien que ha intentado suicidarse cuando el dolor era demasiado y los recuerdos intensos.

No importara qué hiciera, al final GiYoon saldría destrozado por más que él intentara cubrirlo de la tormenta y también debía ser hombre para afrontar las cosas, ser sincero y no hacer eso más largo, aunque fuera tan jodidamente difícil.

— GiYoonie, hay algo que yo debo decirte.

— Dímelo después, Park.

GiYoon no le prestó atención en lo absoluto, estaba más concentrado en besar su cuello y tocar sus brazos que en cualquier cosa que él dijera, pero de verdad necesitaba decirlo ya ahora que no lo estaba pensando tanto, ahora que tenía la sensación de que podría hacerlo.

— Es que, GiYoonie...

— Cállate, Park, mejor disfruta.

Podría disfrutarlo si no fuera difícil todo lo que estaba pasando, todo lo que estaba pensando y sintiendo. El dañar y ver destruida a la persona que ama no era fácil, debía decirlo y debía hacerlo en ese instante.

— Escúchame, yo...

— Park, no se habla cuando estamos en esto.

— GiYoon, lo que debo decirte es serio.

— Bien.

Resoplando porque al final parecía que no tendría nada esa noche, el menor se bajó de su regazo por sentarse a su lado y esperar a que abriera la boca para que dijera eso tan importante que debía decirle.

— Te escucho, Park. ¿Qué es eso tan serio que debes decirme?

JimDae tomó sus manos, dejó un beso en cada una y en silencio lo observó, eso lo confundió tanto porque se mostraba como si le costara decirlo, como si un nudo en la garganta le diera un impedimento para no decir nada.

— ¿Qué pasa...?

— GiYoonie, tú sabes que yo te amo y que...

— Eso no me importa ahora, ve directo al grano, Park.

El mayor asintió unas dos veces, luego soltó un suspiro tan pesado para coger el valor se buscar su computador y buscar algo ahí que le ayudara a dar la noticia mientras él esperaba con tantas ansias, con una extraña ansiedad en el pecho que lo hacía temer.

— Jim...

JimDae lo miró, le ofreció disculpas con esos ojos tristes y él solo ladeó la cabeza, sintiéndose tan confundido y tan perdido que, cuando el computador estuvo frente a él y mostró una grabación de videollamada, todo color se perdió en él, soltó su último aliento antes de que unas frías lágrimas cayeran de sus ojos.

— Min Jaeh, es un gusto conocerlo en persona.

— Lástima que no puedo decir lo mismo. Tú y tu familia tienen una cuenta pendiente conmigo.

— ¿Qué hice? Ay, no entiendo.

— Maldito que pusiste tus feos ojos en mi cachorro y tu estúpido hermano que...

— ¿YajaTzael bebé?

— Ese mismo, estúpido que puso sus feos ojos en mi gatito.

— Jaeh, esta llamada no es para eso. ¿En qué habíamos quedado?

— Como sea.

JimDae soltó otro suspiro, intentó tomar la mano de GiYoon para intentar explicarle el tema, pero éste se levantó de la cama con rapidez y dejó el computador ahí mientras soltaba tantas lágrimas que a él le dolía verlo así.

— ¡¿Qué es eso?! ¡¿Qué clase de broma es esta?!

Llegó a gritar, ansioso lanzó la retratera al piso, empezó a destruir todo a su paso solo porque no creía lo que había visto, porque el imaginar que su hermano podría estar vivo lo llenaba de tanta ansiedad, de tanto pánico.

JimDae decidió darle ese tiempo para desquitar sus emociones, lo observó en silencio, apartado de él para no ponerlo arisco o agresivo, dejando que gritara de dolor, que soltara todo eso que lo estaba quemando por dentro.

— Lo lamento, GiYoonie... ¡Ven aquí, bebé! ¡Espera!

— ¡Déjame solo!

— ¡No lo hagas, no lo hagas! ¡Espera!

Mierda y mil veces mierda.