† ᴄᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ vєiทτiτrєs ♡

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— ¿Hyung...?

DaYeth sacó la cabeza de la almohada, con los ojos más cerrados que abiertos volteó a ver por toda la habitación en busca de YajaTzael, ya que había despertado porque se sintió solo en la cama. Bostezando, puesto que se había dormido hace unas horas, se quitó las colchas de encima para salir de la cama mientras buscaba su ropa en algún rincón del piso.

Al levantarse sintió una molestia en la espalda baja, eso lo hizo recordar lo que había hecho con YajaTzael en la madrugada, luego de haber salido juntos al centro para distraerse un rato. Recuerda que le había dicho a YajaTzael que fuera delicado y gentil porque llevaba ya un tiempo de no tener contacto sexual, pero fue un de más pedir tal cosa cuando ese hombre lo agarró sin piedad. Más allá de todo eso, una sonrisa se formó en él porque había estado junto al hombre del que lleva enamorado desde hace años y seguía siendo tan difícil de creer que su corazón palpitaba como todo un loquillo.

Lo íntimo que tuvieron fue único y se sentiría muy desilusionado si YajaTzael al final solo buscaba sexo para tratar de olvidar a su ex. Eso en serio le partiría el corazón en mil pedazos, porque aun sabiendo que YajaTzael es de esos que saltan de cama en cama, no quería ser uno más de la lista, no cuando quería tener una oportunidad de conquistar a ese terco corazón.

— Hyung, ¿en dónde estás?

Al final solo decidió ponerse la camisa que YajaTzael había usado en la salida al centro y claramente, su ropa interior luego de haberla encontrado al otro extremo de la cama. Bostezando nuevamente buscó salir de la habitación para ver si YajaTzael estaba en la sala, en la cocina o llorando en algún rincón por la ausencia de JiMin.

— YajaTzael-Hyung, ¿en dónde estás?

— ¡En la cocina!

Antes de ese grito, había sabido que estaba ahí por el delicioso aroma a café que se sentía en toda la sala. La verdad es que soltó un chillido interno por saber que YajaTzael debía estar preparando el desayuno para los dos, tal cosa en serio que lo ilusionó tanto que se mordió el labio de felicidad, olvidando entonces que, incluso si habían dormido juntos y que desayunarían juntos, YajaTzael seguía enamorado locamente de Min Zael.

— Buenos días.

— ¿Qué tienen de buenos? No son buenos, no tienen nada de buenos, están muy lejos de ser buenos.

— Pero...

— Ya no son buenos días, ahora solo son días.

YajaTzael comenzó a refunfuñar mientras servía el café en dos tazas, se mostró de tan malhumor a tan tempranas horas de la mañana que él no evitó soltar una risita mientras se acercaba para atreverse a abrazarlo por la espalda, así sentir tan varonil aroma que, sin duda alguna, opacaba el aroma del café.

— ¿Cómo amaneciste, Hyung?

— Vivo, desgraciadamente vivo. Todavía en este maldito mundo y no en el séptimo círculo del infierno.

— Pero...

— Hoy también lloré.

YajaTzael alzó el pulgar mientras asentía, porque le confesaba al mundo que hace como veinte minutos se había lanzado a llorar porque extrañaba a su hijo, porque necesitaba saber si estaba bien, si estaba comiendo bien. La angustia y la preocupación eran sentimientos que deberían estar cancelados, ya que eran tan agobiantes y agonizantes.

— Hoy me puse a verificar el dichoso Bunker de mierda. Está a dos horas antes de la frontera y se disfraza de base militar. Tiene un aproximado de ciento cuarenta cuartos, una base militar dentro, dos cabañas, cinco tanques de guerra — Informó — Más de mil quinientos policías custodiando el lugar, de los cuales más de doscientos están adentro. Tienen más de quinientos cargamentos de armas y tan solo setenta y dos personas protegidas.

†*:.。. sᴀᴅɪᴄᴏ y cσqυєτσ .。.:*♡ YoonMin (ʟɪʙʀᴏ cυατrσ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora