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Esto estaba mal, demasiado mal, era algo que no solo era difícil de creer hasta para mí si no que moralmente estabamos rompiendo todas las reglas establecidas por la sociedad. Solo habíamos tenido encuentros casuales en reuniones pero a medida que estas aumentaban , los encuentros se volvían cada vez más intensos.
Por dios él era el mejor amigo de mi papá y a pesar de que mi padre me tuvo joven y que solo nos llevábamos quince años, eso no quitaba que estuviera demasiado erróneo lo que hemos estado haciendo.
Recuerdo como si fuera ayer el día en el que comenzó todo, fue en la reunión que mi padre organizó después de que el regreso de filmar una película, estuvo ausente por casi un año. Todos parecíamos estar disfrutando del evento, en mi caso no podía evitar el hecho de que Estaban no había quitado la mirada en toda la noche.
Ahí fue cuando me di cuenta, por primera vez, de lo estúpidamente atractivo que era. ¿Por qué todos los hombres guapos tienen que ser mayores? Si les soy honesta creo que ese es el hecho que los hace más atractivos, que son mayores.
Me levanté de asiento para ir a buscar un poco más de bebida a la cocina y fue casi instantáneo el momento en el que comencé a oír pisadas atrás mío, sabiendo perfectamente de quién se trataba.
― ¿Me podes servir más refresco, Leah? ― solo el vaso que él sostenía era la separación entre nosotros, dejando nuestras caras casi a centímetros de distancia
Asentí con la cabeza, tome su vaso y con rapidez me volteé mi cuerpo hacía el otro lado para servir el contenido en este. De mi cabeza no podía sacar la imagen de Esteban, él como los primeros botones de su camisa estaban totalmente desabrochados y como pelo que a pesar de que no estaba peinado, se le veía jodidamente bien.
― Tengo que decirlo, te ves demasiado bien incluso mejor que la última vez que te vi ― ente sus palabras no pude evitar mirarlo, solo para encontrar con extravagante mirada clava en mi
― Yo siempre me veo bien, Esteban, creo que tu deberías saber eso ya ¿no? ― la tensión en el ambiente se materializó aún más cuando posicionó su mano en mi cadera, acercándome más a él
― Tienen razón Leah, tú siempre te ves hermosa ― como si de un imán se tratase nuestros rostros comenzaron a acercarse más, con lentitud, con deseo.
Juró que ni siquiera estaba pensando cuando uní nuestros labios con rapidez, él no tardó en seguir el beso y yo me sentía en el cielo. La sensación de nuestras pieles juntas era tal y como me lo había imaginado, sus manos en mi cintura y las mías en su nuca hacían que no me quisiera separar de él jamás
Desafortunadamente el aire se nos terminó y tuvimos que separar, más él no me soltó, simplemente se quedó mirándome a los ojos con una profundidad que estaba segura que podía leer hasta mi pensamiento más profundo.
― ¡Esteban, ya va a comenzar el partido! ― ambos nos separamos con rapidez al oír la voz de mi padre que se encontraba en el patio
― ¡Ya voy! ― el ni siquiera se preocupo en apartar la vista de mi, en cambio solo me dediqué a servir las bebidas con rapidez
― A partir de ahora, vos sos mía, ya nos arreglaremos luego ― me susurro directamente al oído mientras su pecho estaba pegado a mi espalda, esto causó que un escalofrío energizante recorriera toda mi espina dorsal y mi corazón latiera con fuerza.
Ese fue el día en el que Esteban se volvió mi perdición, sabía que mientras él y yo siguiéramos en la tierra, me iba a ser inevitable resistirme a estar con él.
