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La historia de Blas y yo, Eli, comenzó hace más de medio año en Buenos Aires, una ciudad tan llena de vida como nuestros corazones al encontrarnos. Blas es un actor famoso, y yo soy simplemente una chica común y corriente, aunque tal vez no tanto ahora que me encuentro inmersa en su mundo.
Blas estaba en Madrid para la promoción de La Sociedad de la Nieve, y en un giro del destino, terminé acompañándolo. Era un sueño hecho realidad, pero también un desafío. ¿Qué lugar ocupaba yo en medio de los reflectores y las cámaras que siempre lo rodeaban?
Era un día como cualquier otro, hasta que Blas decidió hacer un directo en Twitch con su amigo Juani. Yo estaba allí, fuera de cámara, observando cada gesto, cada palabra que salía de sus labios con esa naturalidad que solo él posee.
Mientras Blas y Juani se sumergían en la dinámica del directo, nuestros ojos se encontraron en un coqueteo silencioso, un baile de miradas que revelaba más de lo que las palabras podrían expresar. Era como si estuviéramos en nuestro propio mundo, ajeno a los comentarios que llegaban desde la pantalla.
Pero los fans son expertos en percibir los detalles, por más sutiles que sean. Pronto, los comentarios comenzaron a inundar la pantalla, pidiendo ver a la misteriosa Eli que se escondía fuera de cuadro. La presión era palpable, pero también excitante.
―¿Cómo va todo con Eli, Blas? ― preguntó Juani con esa picardía que lo caracterizaba, aunque era evidente que ya conocía la respuesta.
Blas sonrió, un destello de alegría en sus ojos. ―Todo va de maravilla, nunca me había sentido así antes. Es como si el universo hubiera conspirado a nuestro favor desde el primer día
Escuché esas palabras con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Sabía lo que significaban para él, lo que significaban para nosotros. Éramos como dos piezas de un rompecabezas que encajaban a la perfección, dos almas destinadas a encontrarse en medio del caos del mundo.
Juani asintió, con una sonrisa cómplice en los labios. ―Me alegro mucho, Blas. Se les ve radiantes juntos. Eli es una chica increíble
De repente, Juani se detuvo, una sonrisa pícara jugueteando en sus labios mientras leía los comentarios que inundaban la pantalla. ― ¡Oh, mira esto, Blas! Parece que los fans quieren ver a la misteriosa Eli. ¡La audiencia está ansiosa por conocer a la chica que conquistó tu corazón
Mis mejillas se ruborizaron ante la mención, aunque me sentía halagada por el interés de los seguidores de Blas. Sin embargo, también experimentaba un nerviosismo palpable. ¿Estaba lista para dar ese paso, para cruzar la frontera entre la privacidad y la exposición?
Blas me miró con esa complicidad que solo él sabía expresar. ―¿Qué dices, Eli? ¿Te animas a salir en cámara y saludar a nuestros queridos seguidores?
El corazón me latía con fuerza en el pecho, pero una sonrisa valiente se formó en mis labios. ―Claro que sí, ¿Quién soy yo para negarme a la petición de nuestros fans? ¡Voy a darles un buen susto!
Las risas resonaron en la habitación, sabía que no podía defraudar a los seguidores de Blas, esos mismos que habían hecho de nuestra historia de amor un fenómeno viral. Sin pensarlo dos veces, me deslicé hacia el campo de visión de la cámara, permitiendo que los espectadores vieran por primera vez a la persona que había conquistado el corazón de su ídolo.
Los comentarios se llenaron de elogios y buenos deseos, pero en ese instante, solo había espacio para nosotros dos. En medio del mar de emociones, comprendí que no importaba el escenario ni las circunstancias, Blas y yo éramos el verdadero espectáculo, el romance que traspasaba las fronteras de lo común.