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Caminaba por las gradas del estadio junto a mi familia, disfrutando del ambiente emocionante y bullicioso que rodeaba el partido de fútbol. Mi hermana Sandra estaba a mi lado, con su energía juguetona porque estábamos por ver a su equipo favorito jugar.
Mientras buscábamos nuestros asientos, no pude evitar notar a un grupo de chicos que se dirigían hacia el palco cercano. Entre ellos, un chico con una sonrisa encantadora, un bigote en rostro que aporta sensualidad a su rostro y a pesar de que no veía muy alto, si era más que yo. Nuestros ojos se encontraron brevemente, y sentí un cosquilleo de emoción recorriendo mi cuerpo.
Sandra, siempre lista para hacer comentarios atrevidos, no tardó en notar la interacción entre él y yo.
― Renata, parece que has encontrado un admirador ― bromeó Sandra con una risa traviesa, guiñandome un ojo.
Traté de ocultar mi sonrojo mientras negaba con la cabeza, pero la emoción burbujeaba dentro de mí, incapaz de pasar desapercibida ante los ojos de mi hermana.
A lo largo del partido, mientras intercambiaba miradas y sonrisas con el joven, Sandra no perdió la oportunidad de hacer comentarios juguetones y bromas ligeras.
―¡Cuidado, Renata acaba de encontrar al amor de su vida! ― exclamó Sandra con una risita, observando nuestras interacciones con diversión.
Traté de mantener mi compostura, pero la su presencia y los comentarios de Sandra agregan una capa extra de emoción y anticipación a mis emociones.
Al final del partido, vi como él se acercaba a mi con timidez para, lo que yo esperaba era pedirme mi Instagram, mi hermana me lanzó una mirada cómplice y un gesto de aprobación, como si estuviera alentando la conexión que había surgido entre nosotros.
― Hola, soy Agustín, la verdad me pareciste una chica muy linda ― rascó su nuca con nerviosismo, algo que me dió demasiada ternura
― Hola Agus, soy Renata y si lo pude notar ― el soltó una risa nerviosa a lo que yo me termine contagiando
― ¿Te importaría si intercambiamos Instagram? ― preguntó Agustín, sus ojos brillaban con nerviosismo
Asentí con una sonrisa suave, agradecida por el gesto. Intercambiamos nuestros nombres de usuario con la promesa de mantenernos en contacto después del partido. Era un momento especial, uno que recordaría con cariño en los días venideros.
Mientras compartiamos este momento, vi a lo lejos a los chicos que venían con Agustín riéndose entre ellos y haciendo gestos juguetones. Sus comentarios y risas se filtraban entre el bullicio de la multitud, aunque no podía escuchar exactamente lo que decían, sabía que estaban haciendo burla de la situación.
Aunque sus bromas eran inocentes, sentí un ligero rubor en mis mejillas al ver la escena. Pero no dejé que eso empañara el momento especial que acababa de compartir con Agustín.
― Siento mucho eso, Pipe y a Agus parecen niños pequeños ― Agustín notó que me di cuenta de las actitudes de sus amigos y se disculpó inmediatamente
― No te preocupes, mi hermana es igual ― no pudimos evitar reír ante la situación
― ¡Deja de chamuyar, Lain! ― gritó uno de sus amigos mientras agitaba la mano
― Nos tenemos que ir ya ― sentí el jalón de mi hermana en mi brazo y pude observar como mis padre me veían hablar con Agustín
Mientras la multitud se dispersaba y el estadio se sumía en la calma después del juego, nos despedimos con la promesa de mantener viva la conexión que habíamos encontrado. Aunque los comentarios juguetones de sus amigos resonaban en el aire, preferí centrarme en la alegría y la emoción de un encuentro que había surgido en el lugar más inesperado.
Con la esperanza de futuras conversaciones y encuentros, me alejé del estadio, llevando conmigo el recuerdo de un momento especial que había tocado mi corazón en medio del fervor del partido de fútbol.