esteban kukuriczcka.

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Isabella & Esteban


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Recuerdo claramente el día en que todo comenzó. Estaba detrás del mostrador de la acogedora tienda de libros donde trabajo, sumergida entre páginas impresas y el suave aroma a papel y tinta. Era un día más, rutinario, hasta que él apareció.

Su nombre era Esteban. Alto, con una sonrisa tímida pero cálida que iluminaba su rostro, y unos ojos que parecían guardar historias por descubrir. No pude evitar notar su presencia cuando entró por la puerta de cristal. Sus pasos eran cautelosos, como si estuviera adentrándose en un territorio desconocido.

Desde aquel día, Esteban se convirtió en una presencia constante en la tienda. Los fines de semana se volvieron sinónimo de su visita. Paseaba entre los estantes, hojeador de libros, observador de portadas y lomos, mientras yo observaba desde la distancia, preguntándome qué secretos esconderían sus pensamientos.

Poco a poco, nuestras interacciones se fueron haciendo más frecuentes, nuestras conversaciones más fluidas. Descubrimos afinidades en autores, géneros literarios y sueños compartidos. Su presencia se volvió un bálsamo para los días grises y una melodía suave en los días luminosos.

—¿Has leído "Orgullo y Prejuicio"? —pregunté, deslizando mi dedo por la portada desgastada de la novela clásica.

Esteban asintió con una sonrisa suave en los labios, sus ojos brillando con complicidad.

—Sí, es una de mis favoritas. ¿Y vos?

—Es una de mis novelas preferidas también. Me encanta la dinámica entre Elizabeth y Darcy, ¿no te parece fascinante? —respondí, sintiendo cómo la emoción vibraba en mi voz.

Esteban asintió, sus ojos fijos en los míos, como si estuviera buscando algo más en mis palabras.

—Es increíble cómo Jane Austen pudo capturar la complejidad de las relaciones humanas en esa época. Creo que eso es lo que la hace tan especial —comentó, su tono lleno de admiración.

Nos sumergimos en una conversación apasionada sobre nuestros libros favoritos, intercambiando recomendaciones y compartiendo nuestras impresiones más íntimas sobre los personajes y las historias que habían dejado una huella en nuestros corazones.

A medida que la conversación avanzaba, sentí cómo la conexión entre nosotros se profundizaba, como si cada palabra compartida nos acercará un poco más el uno al otro. Había una complicidad en el aire, una tensión inocente que parecía envolvernos con su suave manto.

Hasta que un día, mientras organizaba unos nuevos ejemplares en las estanterías, decidí romper el silencio y preguntarle directamente a Esteban el motivo de sus frecuentes visitas, pues era algo que carcomía mis pensamientos ya que no solía comprar ningún libro

—¿Por qué vienes tan seguido a la tienda? —inquirí, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo.

Esteban me miró con ternura, como si estuviera sopesando sus palabras antes de responder. Y entonces, con voz suave pero llena de sinceridad, reveló la razón detrás de su constante presencia.

—Porque me gusta admirarte y platicar contigo, Isabella. Me estoy enamorando de ti.

Sus palabras resonaron en el aire, llenando la habitación con una emoción palpable. Me quedé sin aliento por un momento, sorprendida por su confesión tan directa y honesta. Pero al mismo tiempo, sentí que algo dentro de mí se iluminaba, como si una chispa de esperanza se encendiera en mi corazón.

Aquella revelación cambió la dinámica de nuestra relación. A partir de ese momento, nuestros encuentros en la tienda se volvieron más cargados de significado. Las conversaciones fluían con mayor naturalidad, y cada mirada compartida parecía transmitir un universo de emociones.

Con el tiempo, Esteban y yo nos embarcamos juntos en una historia de amor, donde los libros se convirtieron en testigos silenciosos de nuestros momentos más íntimos y significativos. Entre páginas y versos, encontramos un refugio donde nuestro amor podía florecer libremente.

ONE SHOTS. cast lsdlnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora