agustín pardella.

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Sophia & Agustín


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Hablar de Agustín siempre me lleva de regreso a aquel verano en la playa, cuando nuestras vidas se cruzaron de la manera más inesperada y encendimos una chispa que iluminó mi corazón. Recuerdo la sensación del sol acariciando mi piel y el sonido del mar susurrando melodías románticas mientras caminaba por la arena . Fue entonces cuando lo vi por primera vez, con su sonrisa deslumbrante y sus ojos que brillaban como el océano al atardecer.

Agustín y yo nos conocimos en un momento de pura magia. Desde el primer instante, hubo una conexión palpable entre nosotros, como si el universo conspirara para unirnos en aquel instante. Juntos compartimos risas, secretos y sueños bajo el resplandor del sol y las estrellas. Cada momento a su lado se volvía una aventura, un recuerdo imborrable en mi memoria.

Pero todo era demasiado perfecto como para ser realidad, las nubes oscuras anunciando la tormenta opacaron nuestros amor en el momento que menos lo esperaba. Estábamos caminando por la orilla del mar, el sol comenzaba a descender lentamente y las olas susurraban secretos ancestrales a nuestros pies descalzos.

— Sophia, necesito contarte algo —dijo Agustín con un tono serio que me hizo detenerme en seco y mirarlo a los ojos, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho.

—¿Qué pasa? Me estas asustando Agus—pregunté, sintiendo un nudo en la garganta mientras esperaba sus palabras.

Se tomó un momento antes de responder, como si estuviera reuniendo valor para pronunciar las palabras que cambiarían el curso de nuestro romance de verano.

—Tengo novia —confesó finalmente, con la mirada baja y la voz cargada de pesar.

Sentí como si el mundo se detuviera a mi alrededor, como si el suelo se desvaneciera bajo mis pies. Las palabras resonaron en mis oídos, envueltas en un eco doloroso que amenazaba con romper el hechizo de nuestro idilio.

—Oh... —Fue lo único que pude articular, luchando por mantener la compostura mientras mi corazón se desgarraba en mil pedazos.

— Los siento mucho Soph pero juró que estas semanas a tu lado han sido de las mejores de mi vida, en serio te amo — sentía como mis ojos comenzaban a humedecerse pero me contuve, pues no quería que él notara el daño que me causaba sus palabras

— No mientas así, no me amas, si lo hicieras no me hubieras ilusionado así. Lo nuestro no significo nada — incluso mis palabras fueron como estaca a mi corazón, pues algo dentro de mí seguía sin creer lo que sucedía

Hubo un silencio incómodo entre nosotros, un abismo de emociones no expresadas que amenazaba con engullirnos por completo. En ese instante, supe que las cosas entre nosotros nunca volverían a ser las mismas, que el brillo de nuestra historia se desvanecería como las huellas en la arena borradas por las olas del destino.

Nos miramos en silencio, nuestras miradas hablando a volúmenes mientras el sol se ocultaba lentamente en el horizonte, tejiendo sombras en nuestros corazones.

El tiempo pasó y nos distanciamos, como hojas arrastradas por el viento de la realidad. Cada paso separaba nuestros caminos, pero el recuerdo de su mirada y su risa persistía en mi corazón, como una llama ardiente que se negaba a extinguirse.

El tiempo pasó, llevándose consigo los ecos de nuestro romance de verano. Sin embargo, el destino, caprichoso como siempre, decidió entrelazar nuestros destinos una vez más. Agustín, convertido en un actor de renombre, obtuvo un papel destacado en la película "La Sociedad de la Nieve", donde yo trabajaba como estilista.

Cuando me asignaron la tarea de peinar a Agustín para una de las escenas clave de la película, mi corazón dio un vuelco de emoción mezclada con una pizca de ansiedad.

Cada movimiento de mis manos entre sus cabellos, era como un baile delicado entre el pasado y el presente, entre los recuerdos y la realidad. Nos mirábamos a través del espejo, nuestros ojos reflejando el amor que todavía existía entre nosotros.

—Hola, Sophia —dijo Agustín con una sonrisa cautivadora que me hizo sentir como si el tiempo se detuviera.

—Hola, Agustín —respondí, tratando de mantener la compostura mientras mis manos temblaban ligeramente.

Hubo un silencio incómodo entre nosotros, cargado de palabras no dichas.

—¿Cómo has estado? —preguntó Agustín, rompiendo el silencio con su voz cálida y reconfortante.

—Bien, gracias. ¿Y tú? —respondí, luchando por mantener la calma mientras mis emociones amenazaban con desbordarse.

— Muy bien, gracias, veo que por fin cumpliste tu sueño de ser estilista — mi corazón se emocionó en cuanto noté que aún recordaba las palabras habladas en nuestras conversaciones en la playa

Hubo un destello de complicidad en su mirada, una chispa de entendimiento que traspasaba las barreras del tiempo y el espacio. En ese instante, supe que aunque el mundo estuviera en contra nuestra, nuestro amor seguía ardiendo con la intensidad de mil soles, inquebrantable e indestructible.

— Y tu el tuyo de ser actor, estoy segura que esta película tendrá mucho éxito — traté de desviar la conversación de lo que sea que estuviera sucediendo entre nosotros

Terminé su peinado a la hora exacta en la que él ya se tenía que ir, así que rápidamente volteé mi mirada a mis cosas para evitar su mirada llena de deseo.

— Termine con mi novia después de lo nuestro — el susurro sutil en mi oreja hizo que mi corazón latiera con euforia, lo quise mirar la cara pero ya estaba saliendo de la habitación

El reencuentro fue como un sueño hecho realidad, pero también una prueba de fuego para nuestros corazones. A pesar de la intensidad de nuestros sentimientos, nos vimos obligados a ocultar nuestro amor, atrapados en las redes de las expectativas y las convenciones sociales.

Tal vez ahora que el destino había acomodado todo a favor de nuestro amor, los asuntos pendientes, las palabras no dichas entre nosotros por fin se podrían consolidar para terminar de formar aquel lazo que empezamos en el mar. 
















-mar

ONE SHOTS. cast lsdlnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora