francisco romero.

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Julieta & Fran


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Era el día antes de San Valentín y todo parecía estar en su lugar. Tenía planes con mi novio, Armando, para celebrar nuestro amor y compartir momentos especiales. Sin embargo, nunca imaginé que ese día tomaría un giro inesperado.

Armando, con total descaro, decidió terminar nuestra relación. Las palabras se deslizaron de sus labios como cuchillas afiladas, cortando mis esperanzas y sueños en pedazos. Sentí que el mundo se detenía a mi alrededor, que el amor que creía sólido se desvanecía en el aire.

En medio de la confusión y el dolor, mi mente buscaba refugio. Y ahí estaba él, Fran, mi amigo de toda la vida, con una sonrisa comprensiva y los brazos abiertos para consolarme. Siempre había estado allí, a mi lado, incluso cuando mis ojos estaban cegados por el amor por Armando.

El día de San Valentín amaneció con un amargo sabor a desilusión. Me desperté con el corazón pesado, recordando los momentos compartidos con Armando, pero también recordando el apoyo incondicional de Fran. Sin embargo, no esperaba lo que vendría después.

Al abrir la puerta de mi casa, me encontré con una escena que me dejó sin aliento. Vi a Fran parado allí, con una expresión llena de ternura y una manta de picnic extendida en mi patio, me quedé sin palabras. Mis ojos se llenaron de lágrimas, no por tristeza, sino por la abrumadora sensación de aprecio y gratitud que inundó mi corazón.

―Fran, no puedo creerlo! ― exclamé, sintiendo que mis palabras no hacían justicia a la emoción que sentía en ese momento.

Él me sonrió, con esos ojos cálidos que siempre habían sido mi refugio.― Quería asegurarme de que tu día fuera especial, Julieta. Sé que las cosas han sido difíciles últimamente, y solo quería estar aquí para ti.

Sus palabras resonaron en mi alma, tocando las fibras más profundas de mi ser. Me acerqué a él y lo abracé con fuerza, dejando que la calidez de su abrazo disipara cualquier rastro de tristeza que quedara en mi corazón.

― Gracias, Fran. No sé qué haría sin ti ― susurré, sintiendo cómo mis lágrimas se deslizaban por mis mejillas.

Él me miró con ternura, y sus ojos reflejaban una comprensión profunda. ― Siempre estaré aquí para ti, Julieta. Eres mi amiga más querida, y verte feliz es lo único que realmente importa.

Me separó suavemente de su abrazo y me tomó de la mano, guiándome hacia el picnic que había preparado con tanto cuidado. Nos sentamos juntos en la manta, rodeados de la belleza de la naturaleza y el amor que emanaba de su gesto.

El sol brillaba en el cielo, como si quisiera iluminar nuestro encuentro. Fran me miró con cariño, sin pedir nada a cambio, solo deseando ver una sonrisa en mi rostro. En ese momento, supe que el amor verdadero no siempre llega en las formas que esperamos.

Pasamos el día juntos, compartiendo risas y confidencias, disfrutando de la compañía mutua en medio de la tristeza que aún persistía. Y mientras el sol se ocultaba en el horizonte, entendí que el amor puede manifestarse de maneras sorprendentes, incluso en los momentos más oscuros.


















2/4. maratón San Valentín! 



















-mar

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