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-Gracias. -tomó su pedido con cuidado, ya que le gustaba tener delicadeza con todo lo que agarrara.

Mina permanecía bajo perfil, pero eso no quería decir que no llamaba la atención de otros estudiantes que les molestaba la actitud sumisa de la japonesa.

Las clases iniciariam pronto y la cafetería estaba llena, apenas como asientos disponibles. Mina había decidido comer en su lugar favorito para evitar como fuese posible tener tranquilidad, pero sus planes fueron dañados cuando fue interceptada por ellos.

Su suerte era tanta que, aún haciendo lo posible por evitar tener algún tipo de contacto, se los topaba cuando sus ánimos no estaban regularmente elevado.

-Chaewon, mira esto. -dijo uno de ellos a la chica que Mina miraba siempre a lo lejos para que sus pensamientos sucios no intervinieran en la universidad.

Chaewon asistía a la misma clase que Mina, y desde que la miró había estado enamorada de ella. Muchas fantasías muy explícitas abordaban su cabeza cuando estaba completamente sola.

Su compañera era hermosa, de cuerpo perfecto y curvilíneo. Fuese perfecta ante la vista de quienes no supiera lo que hacía, sin embargo, no era asi.

Mina apretó su agarre alrededor de su bandeja donde estaba su cómida, sintiendo impotencia cuando esa chica hermosa y de la cual Mina estaba enamorada estaba maltratando a un chico.

La universidad tenía reglas, pero mientras la dirección no tuviese quejas queria decir que nada ocurría y que además los alumnos tenían edad suficiente para defenderse por si mismos.

-No me interesa alguien como ella, mucho menos con su anormalidad. -hizo que la bandeja del chico cayera contra el piso, y obviamente la comida siendo esparcida por el piso bajo las risas de burla de su "grupito".

Mina se sintió aliviada cuando los tipos pasaron de ella, pero cuando Chaewon haria lo mismo, a Mina se le aceleró el pulso cuando la misma caminaba hacia donde estaba de pie.

Muchas cosas invadieron su mente, quizas se había interesado por ella o le hablaría aunque fuera mas de un minuto. Tenía esperanzas, pero se destruyeron en un instante cuando Chaewon la tomó por los hombros y golpeó su entrepierna con la rodilla.

La japonesa se tragó el gemido del dolor al caer de rodillas; una mano contra el piso y la otra sosteniendo su posible unico alimento hasta la madrugada.

El dolor era jodidamente terrible, mucho peor que golpearse el dedo pequeño del pie... El doble o el triple que la dejó apretando sus dientes unos cuantos minutos.

-Ese es tu lugar, arrodillarte cada vez que me tengas al frente.

Mina se consideraba una cobarde. Podía defenderse de alguien como Chaewon, de quienes eran más débiles que ella, por dios, nadie que no pudiese vivir su vida podría considerarse alguien fuerte, sin embargo, la japonesa no hacia nada al respecto.

Ella misma se reprimia, se contenía de no denunciar a su padre y gemelo por no tener valentía.

La cafetería volvió al bullicio, o más bien jamás se detuvieron de hablar o de comer aún cuando maltrataban a alguien. Ignoraban por completo lo que sucedía por el hecho de no ser su problema.

Así de jodido estaba el mundo. Nadie movía un dedo si no tenían ningún beneficio de por medio.

Mina retomó su camino cuando se puso de pie aún bajo el dolor, no sin antes tenderle una mano al chico que le dijo un temeroso "gracias" después de irse por otra comida, supuso Mina.

Por más que intentara encajar en la sociedad le estaba siendo difícil. No comprendía porque les afectaba que ella tuviese esa condición si no se las estaba mostrando.

Insistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora