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Estaba perpleja, y cada instante que transcurría no dejaba de asimilar cómo la chica podía vivir con tanta animadversión injustificada y maltrato diario.

Desde que ingresó a la universidad, encaminándose hacia su casillero, percibió las malévolas intenciones que algunos le tenían y que ella obviamente enfrentó.

Ningún humano le iba a poner un dedo encima.

Había cumplido su objetivo el primer día, lo cual fue muy fácil. Chaewon era tan perra que se la comió con la mirada desde que la vio, como si jamás la fuese humillado de la peor manera aunque demostrase que solo le tenía asco.

Se había topado también con una mujer mayor que desde que la vio no dejaba de besarla a escondidas y de suplicarle que le dijera unnie.

Para la nueva Mina no era un disgusto, después de todo lo disfrutaba, aunque no tenía idea quien era tampoco. Recién se había topado con una chica rubia más alta que ella, y quién se le había confesado con una carta.

"¿Cuál era el nombre?", pensó unos segundos.

-Una tal Chewy. -recordó debido a que la chica venía con unas galletas en mano hacia ella.

Torció el gesto. El afecto amoroso no era algo que toleraba, apenas intentaba empatizar porque era necesario para coger, pero no tenía interés en querer o amar.

-Mina unnie, buenos días. -saludó con una sonrisa esbozada, entregándole las galletas a la mencionada, quien se contenía de no ser tan cortante.

¿Debía decirle desde ese momento que solo le interesaba coger? Su mente se sumergió en esas cuestiones, ignorando lo que se que la chica comentaba con evidente emoción.

-¿Cogemos o que? -preguntó inclinando la cabeza y apoyando la mano en su barbilla, denotando despreocupación respecto a lo que había dicho.

Tal vez para la chica frente a ella fuera vergonzoso, pero para Mina era una pregunta sencilla como preguntar sobre el clima.

La japonesa percibió como la chica hacia silencio unos segundos, enrojeciendo en esos instantes.

Y Mina no espero que la rubia reaccionase tan rápido que solo sintió el impacto de una bofetada contra su mejilla. Su gesto se torció cuando tenía su rostro volteado por la misma, sonriendo luego de unos segundos.

No por su situación, sino porque la chica seguía de pie frente a ella y porqué Mina si había dado en el clavo.

La humana era muy predecible con sus gestos.

-¡Sinvergüenza! -expresó la chica, intentando darle otro golpe, pero la japonesa dió un salto hacia atrás con un paso para evitarlo.

Ese cuerpo había sido muy maltratado y si seguian con la golpiza puede que su tiempo de vida fuese más reducido.

-Es una pregunta simple, humana. -rodó los ojos, dándose la vuelta cuando ya iba a ser hora de ir a su punto de encuentro- Si quieres coger, búscame.

Se despidió con un vago movimiento de manos, dándole igual si la chica se había ofendido o no por sus palabras, pero fue considerada al ir comiendo lo que le había regalado y para ser algo simple, estaba rico.

La humana si sabía lo que hacía, pero era una lastima que para Mina esos pequeños detalles tenían un significado nulo para ella.

-Minari. -escuchó al pasar por cierto lugar, por lo que Mina volteó a su costado.
Era como un débil susurro, o quizás un leve gemido que pudo escuchar a pesar del ruido de quienes la rodeaban.

Recordaba que así le decía aquella mujer que le decían profesora de física, esa misma que la besaba cuando podía.

Lamió sus labios y sonrió de medio lado. El ruido venía del lugar donde el conserje guardaba sus materiales de limpieza, y no paraba.

Insistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora