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Masajeó su cuello percibiendo la tensión en esa zona, suponiendo que se debía al modo de andar de quien lo portaba anteriormente.

Estaba contemplando su reciente figura y se sentía sumamente impresionada por lo bien tonificada que se encontraba. Sus músculos bíceps resaltaron al ejercer fuerza en sus brazos, y podía apreciar la definición de su abdomen.

Ese cuerpo se ajustaba magistralmente a la perfección de un demonio lujurioso.

—Adoro ser perfecta —se jactó, aunque frunció el ceño al notar las marcas violáceas que aún persisten en algunas partes de su cuerpo y, por consiguiente, el dolor no había desaparecido.

Hizo un chasquido con su lengua. Era necesario aguardar algunas horas para que el organismo se ajustara y pudiera subsanar cualquier posible lesión.

Había olvidado la sensación del dolor físico, y resultaba sumamente fastidioso. Apenas lograba respirar, sus pulmones no parecían retener suficiente oxígeno y otros factores dificultaban su capacidad de mantenerse en pie.

¿Cómo podía soportar vivir en un cuerpo tan jodido? Al estar atrapada en su mente, no sabía cómo se sentía físicamente, pero al estar completamente controlando su cuerpo, era una locura. El dolor le impedía a sus costillas expandirse adecuadamente.

"Desgraciado", reflexionó, apretando su mandíbula y cerrando con fuerza los puños.
Se encontraba ante dos alternativas: aguardar a solas una o dos horas hasta recuperarse por completo, o aventurarse en el mundo de los mortales en un estado lamentable.

Optaría por la primera alternativa, ya que según el horario de Sharon, no era momento de asistir a la universidad.

Después de salir del baño, se dirigió a su habitación. Todo estaba impecable y organizado antes, pero ahora se encontraba desordenado y destrozado debido a ellos.

Frunció el ceño, aunque la desorganización no le afectaba en lo más mínimo. Se recostó y aguardó a que su cuerpo se adaptara y curara tan bien como fuera posible para un ser demoníaco.

No había ya huella alguna de Myoui, merced a su consentimiento. Había entregado su alma a un demonio con la sola condición de que se cumpliera un deseo, y Mina estaría presente cuando tal cosa ocurriera; pero, había perdido todo derecho sobre su cuerpo, y en ese preciso instante que la promesa se cumpliera dejaría de ser existente.

La nueva Mina carecía de cualquier tipo de sentimiento. Los afectos amorosos, la amistad y la empatía simplemente no existían en ella. A pesar del intenso vínculo que había tenido con alguien, éste se desvaneció por completo.

Mina inició la búsqueda de vestimenta adecuada al recobrar la conciencia, aunque su recuperación fue parcial y lo restante requerirá tiempo. No obstante, esto no constituyó un problema para ella ya que poseía la habilidad de habitar cuerpos más saludables con facilidad.

Consiguió prendas que resaltaban su perfección y se vistió. Era la primera vez que tenía un cuerpo así, el de una mujer con una verga más que el promedio.

—Interesante.

Ahora comprendía por qué, a pesar de su personalidad retraída y tímida, muchas chicas se sentían atraídas hacia ella. La belleza de Myoui Mina no ahuyentaba a nadie, al contrario, la hacía aún más irresistible.

El demonio sonrió de lado, apreciando como sus colmillos sobresalían y sus ojos aún poseían el color antinatural.

Era hora de cumplir el deseo de la anterior Myoui Mina y ver nuevamente el mundo de los vivos.

—¡Papá! ¡La perra ha salido de su habitación! —oyó con un tono irónico desde el sofá donde estaba su "hermano"y, en lugar de evadirlo, se dirigió directamente hacia él.

Insistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora