11

222 27 2
                                    

-¡Myoui Mina!

-Cállate, anciano. -suspiró tomando de la poca comida que tenían donde se suponía era su casa- No es mi culpa que no se te pare la verga y las chicas estén aquí solo por lastima.

Mina estaba preparándose para irse a la universidad cuando de pronto un grito llegó a sus oídos. Sinceramente no se preocupó, solo se rió cuando solo entendía el "Señor, ¿Está bien?"

Había salido de dudas cuando le pregunto a la chica que había ocurrido en aquella habitación y la chica con su respuesta causó una fuerte carcajada en Mina.

Había tomado píldoras para que su pene estuviese erecto más de cinco minutos.

-No se porque mierda Mina no te mandó a un geriátrico. -masculló tomando una cerveza en lata que se suponía que eran del gemelo de Mina.

-Estas loca. ¡Deja de estar hablando como si no fueses tu misma! -bramó, la silla rechinando contra el piso cuando hacia lo posible por soltarse de los amarres.- ¡Suéltame! ¡Te daré una golpiza que no vas a olvidar!

-Si, claro. -se burló, bebiendo de la cerveza mientras caminaba hacia el hombre atado- Primero deberías hacer algo por tu verga muerta.

Ahora comprendía porque el humano maltrataba tanto a la chica, su pobre vida sexual le frustraba demasiado para soportarlo y debía liberarla de alguna forma u otra.

-¡Mina!

-Tu tranquilo, mi hermanito te dejará libre cuando despierte. -dijo con un toque burlón, dirigiéndose a la salida sin ningún tipo de preocupación, como si no fuese dejado inconsciente al gemelo, amarrado en una silla al padre y bajo gritos amenazantes que solo le causaban gracia.

Tenía verdaderas preocupaciones en otro lado, así como los estudios que, sinceramente, ¿Cómo carajos sabría la historia de un país que siquiera sabía dónde quedaba?

Tampoco comprendía porque le ponía interés a algo solo por lastima a un humano.
Suspiró.

-Humanos.

Era un verdadero fastidio, pero no podía quejarse. La estaba pasando mucho mejor y eso que siquiera había follado como lo tenía acostumbrado.

-Sharon, que sorpresa.

Mostró una sonrisa coqueta a la chica de cabello naranja, quien se aproximaba con una sonrisa pícara dónde Mina se había detenido.

La chica era una combinación de ternura con sensualidad. Le impresionaba cómo podía coquetear con facilidad y luego comportarse con ternura en el mismo instante.

-Sexy.

-Se dice buenos días, guapa. -la tomó de la cintura y plantó un beso en la comisura de sus labios.

-Buenos días, Minatozaki Sana.

Desprendía un olor agradable para su olfato, se podría decir agradable y delicioso, pero... Había descubierto que su cuerpo parecía buscar una fragancia en específico aún cuando disfrutaba de los diferentes olores que había encontrado con las chicas que se topaba.

-Aun no puedo creer como has cambiado tanto. -no se alejó, hablando con un tono bajo y sexy, rodeando el cuello de Mina con sus manos.

-Y no creerías el motivo -siguió, mostrando sus colmillos son una media sonrisa, hundiendo más los dedos en la pequeña cintura que rodeaba.

Sabía que la chica se había insinuado muchas veces, sin embargo, debido a esa personalidad coqueta no había descifrado si quería o no.

A Mina le gustaba el sexo siendo un demonio perteneciente a los pecados capitales y siendo la lujuria, pero si la otra persona no estaba de acuerdo, no iba a tomarla a la fuerza solo porque ella tenía ganas.

Insistencia | Minayeon G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora