él no se baña

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Él sólo estaba esperando verme, y yo lloraba en el baño por pensar en si se había ido y ya no me soportaría un día más, estaba al borde de desaparecer de su vida, pero sólo quise decirle adiós antes y no lo encontré, me quedé hamacandome en aquél parque de juegos con tonos amarillos y rojos, pensando si ya todo estaba perdido, y él estaba a unos pasos de mi, durmiendo sobre el pasto aplastado y dibujando con tinta de birome en las paredes. Él dice que no se baña, y me preguntaron si tuve sexo con él, no, no tuve sexo con él, quizás se haga el amor, hay una diferencia en ambos. Sus besos son más húmedos que cualquiera que haya dado antes, su mirada es cálida, casi se compacta con la luz del sol, sus lentes forman ese reflejo en donde me veo a mi misma, encantada, sonriéndole y besando sus mejillas entre la hierba, recostados en el barro dónde solo el cielo es el testigo de como sus dedos me hacen verlo, de cómo su piel y la mía se complementan y nos vamos haciendo uno, de cómo sus suspiros y jadeos nos dejan con el mismo sentimiento de ver un atardecer, apoyándonos contra una pared que dice "no me baño", sabiendo bien que con sólo recostarme en su pecho todo lo malo se aleja. Humedece sus dedos con mi saliva, como cuando uno quiere pasar la página de un libro, y a él no le importa si no estoy completamente limpia, a él le importa verme sonreír cuando me sienta complacida, le importa que le suspire que lo amo mientras se sumerge en mi, haciendome sentir como nadie, queriendole gritar que me lo haga hasta que no exista moral entre nosotros, que me lo haga hasta olvidarme la letra de canciones tristes y crearme con la humedad esa seguridad de no importar dónde ni cómo, ni el después ni las cosas malas, esos recuerdos quedan ahí y nuestros suspiros sonarán como ecos cuando veamos ese pequeño graff en la pared. Aveces no sabía cómo poner mi rostro ante él, no sabía qué decir, sólo podía tocarlo, tocarlo hasta que pueda sentir todo su cuerpo y que sepa que nadie lo tocará como yo, piel a piel es más sencillo ver el color de las estrellas aunque no lo crean, la suavidad de las intimidades, conociendo cada lunar y cicatriz o mancha del cuerpo que el otro desea siempre, con el que uno sueña hacer suyo y morir a su lado, drogarse abrazado al otro como si no existiera un mañana o un amanecer. Le pediría a ese grafitero que me dibuje en el cuerpo permanentemente, que me haga fumar el humo de su aerosol, y quizás yo le enseñe cómo bañarse, como limpiarse suavemente tratandolo como a un niño. Él dice que no se baña, y yo vivo en un cumple, ¿Qué deberíamos hacer? Somos dos desastres que se volvieron drogadictos al probar el cuerpo del otro sin necesidad de un cuarto lleno de comodidades, lo nuestro es esto y aquello, el riesgo que se corre y sólo recuerdos como fotos mentales, las paredes pintadas y los dedos húmedos, jamás me cansaré de ello. No me siento dudosa ante nada, él debe saberlo, sólo que a veces estos placeres son peligrosos, algo más que nos caracteriza, pero a veces sólo hay que decir "creo que todo estará bien" y seguir, porque este ya no tiene arreglo, y yo tampoco. Si vos no te bañas, te haré conocer el agua con lo mojado de mi cuerpo, si yo vivo en un cumple, que el fuego que encienda esas velas sea el nuestro, estaré contando las estrellas hasta que me ayudes a verlas otra vez con las yemas alucinógenas de tus dedos.

Vivo En Un Cumple.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora