ripio

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Después de todo, todavía no estoy muerta. Después de todo aquel dolor, ya no tengo ganas de morir. Aquello que algún día me provocó rupturas o huecos en el cuerpo que dicen que es una escultura ya se han rellenado con ripio. Una mezcla que usaron para repararlo fueron estas hojas y el amor que me dieron, aquellas caricias y besos que me ayudaron a endurecerlo, esos gritos y recaídas también lo recubrieron, y las lágrimas tanto de felicidad como de tristeza y miedo fueron fundamentales para acabar con esta mezcla. Hoy soy una escultura del renacentismo, aquello que desmoronaba mi sonrisa se rellenó con este ripio, y ahora aunque no tenga color, aquel grafitero me ayudará a pintarme como me merecía mucho antes de todo aquel dolor, pero claro, el corazón jamás se podrá arreglar con nada.

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