Hoy era el día de la boda, uno de los momentos más felices en la vida de una mujer; sin embargo, Abigail no podía experimentar esa alegría. No podía dejar de pensar en Lucca, y una sensación angustiosa la invadía, como si presintiera que algo grave le había ocurrido.
Amy e Isabella no se habían separado de ella durante toda la mañana, intentando persuadirla de que no se casara, pero sin éxito.
En una hora debían pasar por el registro civil para formalizar el matrimonio, y por la noche sería la ceremonia en la iglesia. Abi se había puesto un elegante vestido blanco sencillo, adornado con un bordado de piedras, y Isabella la estaba peinando con una corona de trenzas. De repente, su teléfono comenzó a sonar. No reconocía el número; era de Italia. Pensó que podría ser Lucca pidiéndole que no se casara, así que decidió no atender la llamada.
Pocos minutos después, mientras se estaba maquillando, el teléfono volvió a sonar. Decidió contestar, decidida a no permitir que esto arruinara su momento.
—Lucca, si crees que llamándome vas a hacer que no me case, te equivocas. Te pedí que no lo hicieras más...
—Abi, no soy Lucca. Soy Antoine —dijo una voz del otro lado. Un escalofrío recorrió su cuerpo y supo que algo serio había pasado.
—Antoine, ¿qué ha pasado con Lucca? Por favor, dime. Siento que no está bien —respondió, al borde de las lágrimas, mientras Amy e Isabella la miraban, desconcertadas.
—Abi, Lucca está luchando por su vida.
—¿¡Qué!? —gritó desesperada—. ¿Qué ha pasado? Por favor, dime —empezó a llorar, llevándose la mano a la boca para intentar sofocar su llanto.
—Juliet apareció y secuestró al niño por dinero. Lucca llevó el dinero acordado en un maletín, pero lo emboscaron. Le dieron un fuerte golpe en la cabeza que le causó una hemorragia cerebral. Ahora está en coma, con pocas posibilidades de despertar. Y, lo peor de todo, no sabemos dónde está Marco. Está en manos de dos asesinos.
—¡No, no puede ser! — se desplomó en el suelo, llorando desconsoladamente. John y Phillip entraron en la habitación, alarmados por los gritos.
—¿Qué sucede? —preguntó John, preocupado por el ataque de nervios de Abi.
—No lo sabemos, creo que está hablando con Antoine. Algo le ha pasado a Lucca —explicó Amy, Phillip abrazó a Abi con fuerza mientras ella seguía en la llamada.
—Creo que debías saberlo. No es para persuadirte de que no te cases, pero necesitaba decírtelo.
—¿Qué sucederá con Marco?
—Toda la policía italiana está buscándolo. No se escaparán fácilmente. Están rodeados; es probable que se entreguen en pocas horas.
—Gracias a Dios. Por favor, manténme informada.
—Lo haré. Gracias por contestar —Antoine cortó la llamada. Abi se abrazó a Phillip, mientras las lágrimas continuaban fluyendo por sus mejillas.
—¿Qué ha pasado? —preguntó John, preocupado al verla tan devastada.
—John... Lucca está luchando por su vida. Está muy mal.
—¿Qué ocurrió? —preguntó, preocupado por Lucca, a pesar de darse cuenta de que acababa de perderla y de que el matrimonio no se llevaría a cabo. John, era una buena persona y no podía alegrarse por una desgracia ajena.
—Juliet apareció, secuestró a Marco y pidió un rescate. Lucca ofreció un millón de dólares por el niño. Cuando llegó al lugar de la cita, lo emboscaron y lo golpearon en la cabeza. Está en coma, casi sin posibilidades de despertar —ella seguía llorando, y John la abrazó con ternura.
—Abi, mi amor... — la miró a los ojos y comprendió que no podía casarse con ella—. Quiero que vayas a Italia de inmediato.
—¿Qué? ¿Qué estás diciendo? —preguntó, confundida.
—Estoy diciendo que vayas con Lucca. En este momento te necesita. Si tu felicidad está con él, no puedo seguir siendo egoísta.
—John, yo... No sé qué decirte.
—Sé que quieres estar con él. Vete. No puedo seguir reteniéndote. Phillip, llévala de aquí. No te preocupes, yo me quedaré a cuidar a las niñas.
—Descuida, John. Hablaré con Antoine para que envíe el avión familiar por nosotros.
— No puedes hacer esto...—le reclamó.
—Abigail, no me amas, y acabo de darme cuenta, al verte en este ataque de nervios, que lo nuestro no puede ser. No puedo forzarte a casarte conmigo. Sé que lo haces para no herirme, pero sufro al verte infeliz a mi lado.
— Eres increíble, una persona maravillosa. No puedo creer lo que estás haciendo.
—Como te dije, quiero tu felicidad, y tu felicidad está con Lucca —John salió de la habitación, seguido por Phillip.
—Espérame aquí; llamaré a Antoine —dijo el joven mientras salía para hablar con su primo. Abi se quedó con sus amigas, quienes se acercaron y la abrazaron.
—Abi, estamos aquí para lo que necesites —dijo Amy.
—Gracias a Dios que ambos recapacitaron... Esta boda no podía seguir adelante, y menos ahora. Más que nunca, debemos ir a Italia. Debes estar con Lucca —añadió Isabella, abrazando a su amiga y brindándole consuelo. John entró nuevamente en la habitación.
—Abi, debemos preparar todo. En unas horas, el avión vendrá por Phillip y por ti.
—Gracias, John. Gracias por todo lo que estás haciendo por mí. No quiero lastimarte; me siento muy injusta contigo.
—Injusta sería si te casaras conmigo sin amor. No puedo permitirlo, Abi. Seguiremos siendo buenos amigos.
—Te quiero con toda mi alma —confesó, abrazándolo, con sus sentimientos de amistad a flor de piel.
—Yo también te quiero mucho.
Horas después, lograron partir hacia Italia en el avión privado de la familia. Phillip e Isabella la acompañaron, mientras que Amy y John se quedaron a cargo de las gemelas. A los invitados y organizadores del casamiento se les informó que había ocurrido un accidente con su familia y que la boda se suspendía.
Después de varias horas interminables, llegaron a Italia y se dirigieron directamente a la clínica. Allí encontraron a Antoine descansando en una de las sillas de la sala de espera.
—Hola, ¿cómo estás? —saludó Phillip. El joven se levantó y le dio un abrazo.
—Gracias por estar aquí. Abi, tú también.
—¿Podemos verlo? —preguntó desesperada.
—Debemos consultar a los médicos, pero supongo que sí.
—¿Por qué no te vas a descansar? Estás agotado. Nosotros nos quedaremos con él.
—Gracias. Solo iré a descansar unas horas y luego iré a la policía a ver qué pasa con Marco. Debemos recuperar al niño.
—Sí, hazlo, yo iré a hablar con el médico —dijo Phillip.
—Gracias —exclamó Antoine, mientras Abi y él quedaban solos.
—¿No te casabas hoy? ¿Qué haces aquí? —preguntó, sorprendido.
—Antoine... No habrá boda. Estoy aquí por y para Lucca.
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Un Matrimonio Por Conveniencia #PGP2024
Roman d'amourAbigail Moreno, hija de una adinerada familia, debe contraer matrimonio con el frío y maléfico Lucca Chiaraviglio, para así salvar a su familia de la ruina. Sin embargo, las cosas con Lucca empiezan muy mal, a pesar de enamorarse a primera vista, a...