Prólogo

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- ¿Un té, Ágata?

Ágata Vega se consideraba bilingüe en inglés. Sin embargo, notó un leve cosquilleo en la boca del estómago después de saludar al director del Colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería en su idioma no nativo: el Profesor Dumbledore.

Se había levantado a las 5:30 de la mañana del día anterior, había metido su equipaje en el coche con ayuda de sus padres, que la llevaron al aeropuerto de Barajas de Madrid con el pecho inflado de orgullo, y trató de practicar su acento durante todo el trayecto con su hermana pequeña de diez años, María.

Sus padres eran muggles, tal y como eran denominados por la comunidad mágica las personas que no poseían sus mismos dones. Sin embargo, después de que su hija hubiera cursado cinco cursos completos en el Colegio Ispanya de Magia y Hechicería, sabían lo suficiente como para conocer la grandeza del aclamado Albus Dumbledore.

Por eso, cuando una lechuza parda apareció en el patio delantero de su casa en Madrid durante las vacaciones de verano, mostraron indiferencia al entregarle a Ágata un sobre de color carmesí atado previamente en la pata del ave, que mostraba en letras grabadas con tinta dorada: "Para la señorita Ágata Vega, Calle Magnolia número 6, el cuarto mediano del segundo piso".

El asombro de la familia apareció cuando reconocieron el nombre del remitente, Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, Orden de Merlín - Primera Clase, Gran Hechicero, Jefe de Magia de Wizengamot, Jefe Supremo y actual Director del Colegio de Hogwarts de Magia y Hechicería. Por supuesto, Ágata tuvo que traducirles el contenido del sobre. En Ispanya, a pesar de ser un colegio para magos y brujas hispanohablantes, se tomaban muy en serio el aprendizaje del habla inglesa; al fin y al cabo, el ministerio que coordinaba y dictaba sus leyes era el inglés.

Sus padres habían oído hablar del profesor Dumbledore ya en el primer año escolar de su hija. A pesar de su naturaleza muggle, sentían una gran intriga por el mundo mágico y su funcionamiento y, ya en el segundo año de colegio, se podría decir que sabían más de historia de la magia que la propia Ágata; Martín, su padre, se había encargado de repoblar la antigua librería de madera del ático con pintorescos y llamativos libros adquiridos en el Callejón Ciempiés de Madrid, un pequeño barrio mágico oculto en el corazón de la capital española.

Su sorpresa aumentó cuando la carta pedía, expresamente y con urgencia, que Ágata visitara el despacho del director Dumbledore en Hogwarts el día 25 de Agosto a las once del mediodía. Los detalles eran escuetos, pero quedaba claramente señalado que su presencia era necesaria para unos asuntos de aparente importancia para la comunidad mágica. También indicaba que, tras la aprobación del Primer Ministro de Magia Cornelius Fudge, Ágata dispondría de un avión privado del ministerio que la llevaría de Madrid a Londres, donde debería coger el expreso de Hogwarts (a disposición únicamente suya), y ser llevada ante la presencia del director.

- ¿Por qué no usar polvos flu, o la aparición? ¿Por qué tantas horas de viaje? -se quejó Ágata, consternada ante la idea de un viaje tan largo.

- Ágata, aquí el profesor Dumbledore te dice claramente que el mundo mágico te necesita, ¡deberías sentirte halagada! -le reprendió su madre Pría exagerando, como siempre.

Así, Ágata comenzó su viaje el 24 de agosto. Había sido tan largo que la muchacha no podía permitirse negar aquella taza de té, ya fuera en un intento de bonito acento inglés, o uno más chapucero.

- Gracias, profesor Dumbledore.

Había sido acompañada durante todo el viaje por cuatro aurores serios y fornidos del ministerio, envueltos en oscuras y gruesas capas que impedían distinguir dónde empezaban sus cinturas y donde acababan sus pies. No hablaban mucho, y tampoco tenían una expresión demasiado amigable, por lo que Ágata se contuvo las mil y un preguntas que se le atropellaban en la punta de la lengua y decidió que leer sería probablemente lo más productivo y seguro.

El Despertar de los Sanna: Los Hilos del DestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora