beggin' 💋 Maycury

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No estaba seguro de lo que hizo para merecer todo esto, pero no lo cuestionaría por nada del mundo. No eran raras las ocasiones en las cuales su novio tenía este nivel de stamina, pero genuinamente no se lo esperaba una noche como esta, puesto que el de ojos avellana no paró de repetir lo cansado que se sentía después del concierto, y la entrevista, y la fiesta que le siguió a su último día en Montreal. Incluso se había quedado dormido en el carro camino al hotel. 

Pero apenas cruzaron la puerta de su habitación, se abalanzó encima suyo cual león sobre una ingenua y despistada gacela. Besándolo con una pasión que hizo chocar sus dientes con rudeza, y lo forzó a gemir contra su boca varias veces, conforme este lo besaba de lleno, ingresando su lengua sin pedir permiso para explorar su boca con una fiereza inédita. 

Lo desnudó en cuestión de segundos, primero con la mirada y luego con movimientos rápidos y desmedidos. No era necesario prepararlo; bastaba lo que habían hecho toda esa semana, si bien esos encuentros previos quedaban cortos en comparación a este. 

La manera en la cual sacudía la cama con cada salvaje embestida, provocando aquel chasquido húmedo y necesitado entre sus cuerpos, y que de vez en cuando se golpee la parte trasera de la cabeza contra la cama (cosa que poco le importaba pues era en esas ocasiones donde llegaba a topar ese punto dulce a la perfección), no correspondía a alguien que se estaba "muriendo del sueño". Tampoco lo era la manera ágil y calculada con la cual lo masturbaba, con el mismo nivel de intensidad, para sincronizar las estocadas con sus caricias crudas... rudas... enérgicas. 

Le mordía el cuello, y succionaba sobre la tierna piel de su pecho marcas que de seguro tendría que cubrir con maquillaje para el próximo concierto. Pellizcaba sus pezones y apretaba el firme músculo de sus glúteos, solo para azotar la sensible piel enrojecida con fuerza. 

Sea cual sea el bicho que le picó, deseaba que dejara un efecto permanente, porque no se había sentido así de estimulado en su vida, y cada sensación que el tacto le provocaba generaba una corriente de electricidad por todo su cuerpo que quería sentir para siempre. Se sentía como en un viaje de autodescubrimiento. 

¿Cuánto podría resistir su cuerpo? ¿Cuánto podría aguantarse las ganas de hacerlo de nuevo? No quería que se detuviera nunca. Llámenlo una condenada zorra por encontrar en el sexo intenso y desquiciado el edén de sus deseos... lo que sea, pero que solo no se detenga. 

La imagen de su usual tranquilo y mesurado novio, inocente al punto de aparentar ser un ángel perdido entre la vulgaridad y perversidad de la gente, quedaría por siempre contaminada por la salaz aparición que lo mantenía retenido de las muñecas contra el colchón. 

Su semblante dulce, empapado de lascivia, que hervía en su piel con cada gota de sudor que le acariciaba la frente; y cada gemido ronco que soltaba en su oído, consciente de que escuchar su siempre tierna voz desconfigurarse vilmente en un gruñido lo transportaba al extremo del placer y de la locura.

Su orgasmo fue breve en presentarse; quería convencerse de que no, pero lo sentía hervir en la zona baja de su abdomen. Esperaba un final épico, digno de una obra epopéyica como esa. 

Solo que al segundo en el cual su respiración se entrecortó, anunciando que llegaba, al menor se le dio por detenerlo todo, y si bien no se salió de él, sus movimientos cambiaron del ritmo bestial que llevaban a uno tortuosamente lento, al punto en el cual se detuvo, jadeando ahora que por fin se daba un instante para relajarse. 

Claro... Freddie no entendió por qué darse ese descanso ahora y no después de que llegara al orgasmo. Eso era cruel. 

Oh... oh no, no, mierda... May, ¿qué haces? Estabas perfecto, mi cielo... ¿p-por qué?  —sollozó. Su voz sonó rota, quebrada, patética; entre jadeos propios y un par de lágrimas que hasta ese preciso instante desconocía que se habían acumulado en sus ojos. No se había dado cuenta de que habían rastros de lágrimas previas en sus mejillas. 

La experiencia había sido envolvente, y no podía juzgarse por la reacción sobrestimulada de su cuerpo. 

Brian se acercó para besar su mejilla, lamiendo un par de lágrimas que cayeron sin permiso. El vaivén de sus caderas volvieron, pero ya no como antes; era una velocidad inocua, y él quería que lo terminase de romper como hace un momento. 

Gimió, porque estaba sensible y ese mero roce lo llevaba al borde, sin por ello permitirle llegar a donde quería. Era un gemido lastimero, y por un instante creyó que se estaba imaginando en el rostro del rizado esa sonrisa. 

—No se siente bien, ¿no? ¿Qué es? ¿Frustración? ¿Molestia? ¿Impotencia? —preguntó, con la voz un par de registros más bajo de lo usual. 

El moreno respiró, apenas logrando llenar sus pulmones de aire ante la pregunta —. ¿D-de qué me hablas? 

—Así se siente cuando estamos en el escenario, y te restriegas contra mí a sabiendas de lo duro que me pones... con la única certeza de que no tengo más opción que dejar que me manejes a tu antojo, porque solo Dios sabe cuántos años en prisión por indecencia tendría que cumplir de solo cogerte en frente de toda esa gente —murmuró, moviéndose lento; apenas acariciando de forma vaga y desinteresada su necesitada e imposiblemente hinchada erección. 

P-por favor, Bri... yo no... no sé... mierda, no me hagas esto —suplicó, cerrando los ojos con fuerza al sentir que en lugar de bombear su longitud, el rizado rodeó con firmeza la base de su miembro, evitando así que logre correrse. 

—Pídemelo, Fred. 

Eres cruel. 

—Y te encanta, no me vas a decir que no estás disfrutando esto —sonrió, y el moreno no podría negarlo. 

Su novio lo conocía bien, era hasta ridículo lo bien que lo conocía. 

—¿Y bien? Te escucho. 

P-por favor. 

—¿Por favor qué?

Por favor déjame correrme... sigue haciendo lo que hacías, solo... por favor, cariño. 

—No suenas convencido. 

Mierda te lo ruego, ¿qué no ves que estoy llorando?

El rizado soltó una risita entretenida, enternecida, mientras se le acercaba para besar esa nueva lágrima que aparecía en su mejilla. 

—Eres hermoso, en serio que lo eres —murmuró contra su boca, y en medio de un beso lento, lo masturbó hasta que pudo alcanzar, con algo de atraso, el éxtasis. 












No voy a negar que pasé escuchando Beggin' de Måneskin solo porque, pues, rolón xd.
Es muy probable que a partir de ahora sean shots más cortos, porque el tiempo me declaró la guerra jsjs <3  pero creo que es mejor, ¿no?

💋 𝒲𝒾𝒸𝓀ℯ𝒹 𝒢𝒶𝓂ℯ𝓈 💋 [𝓈𝓂𝓊𝓉-𝓈𝒽𝑜𝓉𝓈 | 𝓂𝓊𝓁𝓉𝒾𝓈𝒽𝒾𝓅]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora