💋 𝒲𝒾𝒸𝓀ℯ𝒹 𝒢𝒶𝓂ℯ𝓈 💋 [𝓈𝓂𝓊𝓉-𝓈𝒽𝑜𝓉𝓈 | 𝓂𝓊𝓁𝓉𝒾𝓈𝒽𝒾𝓅]

é una musa che ci invita... a sfiorarla con le dita 💋 Maylor

Disclaimer: Genderbend—. Si no te gusta... te extrañaré hasta la próxima <3 y para quienes les gusta leer fics con canciones, idk, lo escribí escuchando una canción de Green Day llamada 'Last of the American girls' , y sah, esa primera parte sí pega. 

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Miró a la rubia que la esperaba sobre la cama, arrodillada sobre sus piernas y con tan solo una toalla para cubrir su decencia. 

Suspiró. 

Regina siempre fue preciosa, y no cabía duda. Todo quien la miraba se daba cuenta al instante de su belleza impoluta, que la confundía entre los mortales con una perfecta iteración viva de Afrodita en la Tierra. Esos grandes y preciosos ojos azules, que contenían el mar y el cielo, vivo y tormentoso. No porque la menor fuese una persona complicada, más bien ella era lo contrario. 

Era alegre, jovial y despreocupada. La gente la tachaba de estruendosa y efusiva y un poco loca; Brianne sabía que su novia era gentil pero muy apasionada, y que esa chispa de rebeldía en su mirada era un reflejo del fuerte carácter con el cual más de una vez había chocado, solo para en la noche fundirse entre sus brazos y en sus labios en medio de disculpas y una hilera de te amo's que jamás se cansaría de escuchar.  

Y sí, Regina estaba completamente loca. Eso no lo negaría, y la amaba así, desquiciada y demás. 

Loca, porque siempre le inspiraba hacer las más grandiosas tonterías. Al menos si es que vivir la vida al máximo podía considerarse una locura. Para Brianne lo era. 

Tantas cosas que su reservada personalidad y el cuadrado y conservador pensamiento con el que fue criada jamás le hubiese permitido considerar... las había hecho en favor de seguirle el juego a la más chica. Sin ella, nunca se hubiese atrevido a salir del clóset, ni a dejar sus estudios a un lado (**temporalmente) para cumplir sus sueños de formar una banda y tocar la guitarra y viajar por el mundo. Tampoco hubiese formado parte de las protestas para defender a viva voz todo en lo que creía, y mentiría al negar que encontró jodidamente excitante ver a la baterista con un megáfono en la mano y una camiseta de zorros y tejones hablando sobre los derechos de los animales frente a la prensa, a pesar de saber poco sobre el tema.

Su pasión, sin embargo, hizo de aquel discurso bastante convincente. Brianne se dio cuenta ese día que Regina realmente la escuchaba cuando le hablaba de esas cosas que a otras personas les resultaban aburridas e innecesarias, y que respetaba sus creencias y estaba dispuesta a pelear junto con ella por las mismas causas como si se trataran de las propias. Reg la animaba a ser ella misma; desde cositas chiquitas como aceptar su cabello rizado que antes no dudaba en alisar por más que se dañara, hasta aspirar y soñar sin reservas con ver y tocar las estrellas.

Entonces la rizada no podía estar más agradecida por habérsela cruzado ese día de octubre en el pasillo de la Universidad. Regina llegó a su vida para arrasar con todo cual desastre natural, y en medio del caos le permitió renacer como su mejor versión. 

La amaba. 

La amaba por la manera en la cual su cabello dorado caía por sus hombros cual cascada una vez que se soltó la bincha para volver a acomodarlo con un moño de tela. La amaba por la pequeña y genuina sonrisa que desbordaba cariño, y que se dibujó en sus delicados y finos labios cuando la notó entrando a la habitación. 

Y por la forma en la cual sus largas pestañas daban la impresión de revolotear cual mariposas cuando pestañeaba un par de veces al absorber su figura, con una fascinación que Brianne nunca entendería, pero que la hacía sentir como una joya invaluable. 

—Luces hermosa, Brimi. 

Brianne se permitió reir, y regresó a ver la toalla del hotel en el que se estaban hospedando esos días en Italia, mientras continuaban con la gira por Europa —. Estoy igual que tú, Reg. No es la gran cosa, y no me podría ver mejor que tú —comentó, acercándose a la cama con el pequeño tazón lleno de aceites esenciales que el servicio de habitación acababa de traerles.