Dɪᴇᴢ |𝟏𝟎|

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Encontré mis bragas y me las vestí rápidamente. Antes de que pueda seguir vistiéndome, Enzo apareció por la puerta del cuarto con una bandeja en mano.

–Buenos días, chiquita–dijo, concentrado en que no se le vuelque el cafe que había en la bandeja. Que hermoso ese apodo, y su tono de voz mañanero, que si ya de por sí tiene la voz ronca, a la mañana era otro nivel.

Le preste atención a él, a su torso desnudo que quedaba perfecto con ese jogging gris, y su pelo desordenado, dejando caer mechones a su frente.

Luego baje mi vista hacia la bandeja, que cargaba con un acto que me llenaba de ternura.

La bandeja tenia una taza de cafe y una torta desprolija que en rojo decía "finally 18 legal" (con el 18 tachado).

Que los cumplas feliz, que los cumplas feliz, que los cumplas Josecita, que los cumplas feliz–cantó el morocho aplaudiendo.

–¿La hiciste vos?–pregunté una vez que habia puesto la bandeja en mi regazo. Enzo confirmo mi pregunta con un "Mhm" y sonriendo cómo un nene chiquito.

Me di cuenta que tenia un poco de crema en un cachete y en una de sus clavículas, pero preferí no decirle nada y quedarme con esa imagen tierna.

–Hacete un cafe y veni conmigo, a compartir el desayuno de legales–dije, provocando su risa.

Me di cuenta que estaba terriblemente embobada cuando me quede mirando cómo reía, deseando tener esa risa cómo alarma y tono de llamada.

–Bueno, ya vengo Jo–dijo para luego darme un beso en la frente y desaparecer del cuarto.

–¿Y por qué eras tan amargo conmigo?–le pregunté. Luego de desayunar juntos, nos quedamos acostados, yo estaba acostada en su pecho, con los brazos de Enzo rodeando mi cuerpo.

–Porque no sabia que hacer. Era o tratarte cómo te trataba o tirarme encima a romperte la boca de un beso–respondió.

–¿Y por qué no lo hacías?–dije trazando dibujos invisibles en su pecho.

–¿Hola? Te recuerdo que acabas de cumplir 18, mientras que yo tengo 30–dijo entre risas.

–¿Y por qué no lo haces?–pregunte con una sonrisa traviesa, mirándolo. Enzo me miro con una sonrisa atrevida dibujada en el rostro.

Me miro a los labios, provocando que me los relamiera y que segundos después, él haga lo mismo. Se acerco para finalmente pegar nuestros labios en un beso que a los segundos se convirtió en uno fogoso.

En un movimiento rápido, Enzo estaba arriba mío, desprendiendo mi brasier. Mis manos bajaron hasta llegar a sus pantalones, y se los saque tan rápido cómo pude. No tenia boxer, así que fue fácil dejarlo expuesto.

Exhausta.

No había mejor palabra que describa como me encontraba que esa, "exhausta".

Volví a estar despeinada, sudada, con la respiración agitada, y si antes tenia dolor en mi entrepierna, ahora era el triple. Pero obvio, no me iba a quejar.

𝐎 𝐋 𝐃 𝐄 𝐑 || 𝖤𝗇𝗓𝗈 𝖵𝗈𝗀𝗋𝗂𝗇𝖼𝗂𝖼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora