Tʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴄᴜᴀᴛʀᴏ |𝟑𝟒|

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Tomas le había contado a mi hermano lo que había pasado, dejo todo y fue a buscarme.

Me encontró sentada, escondiendo mi cabeza en mis rodillas las cuales estaban apretadas contra mi pecho. La llamada con Juani había terminado pero mis lagrimas no.

Matias dijo que pongan a grabar a su doble, que él se iba. Y así fue, llegamos a su casa y me encerré en el cuarto, ahogada en llantos.

A los varios minutos de escuchar como mi hermano se habían ido y luego había vuelto, la puerta del cuarto en donde me estaba quedando se abrió.

No hacia falta mirar para saber que era mi hermano, y tampoco pensaba disimular mi llanto.

Me hermano se sentó en los pies de la cama y suspiro.

–Jose...perdón.

¿Qué? ¿Mi hermano pidiéndome perdón?

No respondí.

–Estaba TAN enojado por parte de Enzo, me prometio cuidarte como si fueses su vida, y al parecer, terminaste siendo su vida–siguió. Puso su mano en mis piernas por encima de la manta, haciéndome caricias–Y pensé que era lo mejor para vos, pensé que solo era un amor pasajero, pero me demostraste qué no.

Me senté en la cama para mirarlo mejor, estaba cabizbaja mientras jugaba con sus manos y una de sus piernas se movía frenéticamente.

–Y dudo algún día perdonar a Enzo, realmente me siento completamente traicionado–apretó los labios–Pero, quiero que tengas esto–saco un papel con una de las esquinas azules. Era un boleto.

Me quede en shock unos momentos. Decía "Buenos aires, Argentina" Era una vuelta a casa.

Me tire encima de Matias, abrazándolo con una sonrisa y mojando mis mejillas con lagrimas que esta vez eran de felicidad.

–Sos el mejor ¿Sabias? Te amo–le repetí una y mil veces mientras él se reía.

–Pero apúrate que el avión sale en un rato.

Luego de un taxi que me rompió el culo con el precio, llegue al aeropuerto.

Estaba ansiosa no, LO SIGUIENTE.

Pero tenia una horita de escala.

Y siendo sincera, me emocione de más y hice bastantes compras: Perfumes para mi y para él, boxers Calvin Klein y muchísimos chocolates.

El viaje en el avión se me paso eterno, pero una vez que llegamos, hice videollamada con Juani y le mostré donde estaba. A él le costo reconocer, pero cuando lo hizo casi se muere de sonreír y reír tanto.

Tuve que pedir otro Taxi hasta la casa de Enzo, y cuando llegamos comencé a buscar las llaves. Le pague al chofer y baje.

De la emoción no me había ni detenido a pensar, pero ahora, otra vez frente a esa puerta, todas las preguntan vinieron juntas.

¿Qué pasara? ¿Algo habra cambiado? O, ¿Me habra cambiado?, ¿Como se lo tomara? ¿Y si me pide que me vaya?

Suspire. Tarde o temprano debía entrar.

Metí la llave en la cerradura y le di dos vueltas, una vez que esta se abrió, contemple la vista que tenia desde ahi de la casa.

Lleno de botellas de alcohol.

Quizás eran viejas...

𝐎 𝐋 𝐃 𝐄 𝐑 || 𝖤𝗇𝗓𝗈 𝖵𝗈𝗀𝗋𝗂𝗇𝖼𝗂𝖼Donde viven las historias. Descúbrelo ahora