𝐎 𝐋 𝐃 𝐄 𝐑 || 𝖤𝗇𝗓𝗈 𝖵𝗈𝗀𝗋𝗂𝗇𝖼𝗂𝖼

Tʀᴇɪɴᴛᴀ ʏ ᴜɴᴏ |𝟑𝟏|

⎯⎯ ୨ Perspectiva de Jose ୧ ⎯⎯

–¿No escuchaste? Nos vamos. Sácate esa remera–dijo mi hermano para luego abandonar ese cuarto, segundos después se escucho como bajaba las escaleras.

Me quede en shock.

¿Estaba soñado?

Me pellizque para comprobar esta teoría, pero efectivamente, no estaba soñando.

Termine de caer sobre el hecho de que Matias estaba acá, y que claramente sabia lo mío con Enzo.

Baje las escaleras, así tal y como estaba.

Mire para todos lados. Vacío.

Corrí a la cocina, Matias estaba apoyado en la mesada, mirando a Enzo como si no lo conociera, como si le repugnara.

Mientras tanto, el morocho
se estaba poniendo un hielo en la mejilla mientras estaba sentado en una silla al frente de la mesa. Le estaba sangrando un poco la nariz.

–¡Enzo! ¿Estas bien?–me arrodille al frente de él, mirando su nariz y su pómulo morado.

Me importaba un choto mi hermano en esta situación.

Agarre una servilleta, le hice una forma de tapón y se lo puse suavemente en el orificio de la nariz que le sangraba.

–No me voy a ir a ningún lado–dije parándome firme, haciéndole frente a Matias.

–¿Qué?–pregunto incrédulo.

–Me voy a quedar acá, con Enzo.

–Jose...–dijo Enzo en un susurro otras mío.

–No–lo calle–me voy a quedar acá–repetí, volviendo a mirar a mi hermano.

–Josefina, vos te venis conmigo–repitió.

–N...

–¿Realmente pensas que Enzo es de fiar en el amor?–se rio sarcástico para luego mirar a Enzo, que automáticamente al verlo sus ojos volvieron a desprender odio–¿Le contaste lo de Sofia? ¿Le contaste como la engañabas?

Mire a Enzo, él estaba tenso.

–Ya lo sé–dije, ganándome la sorpresa de ambos.

–Ah, ¿Y aún así te queres quedar con él?–se rio–No seas ilusa, por favor.

–Mat...

–¡Vas a venir conmigo, Josefina! ¡Quieras o no!–subió el tono.

Mis ojos comenzaron a picar. Matias me agarro del brazo y me tiro contra él, intentando guiarme hacia la puerta de salida.

No sé como, pero iba a regresar.

Me safe de su agarre y corri hacia Enzo.

Le di un beso tierno en los labios.

–Voy a volver–dije a centímetros de su cara y con mis manos en su mejilla.