CAPITULO 11
ESTOY CANSADA
SADIE SINK
Sus pupilas intentaron buscar una posible conexión entre las mías para encontrar ese consuelo que tanto necesitaba. En cambio, la sala quedó sumida en un silencio tenso mientras procesaba su revelación.
―Lo juro, Sadie, estuve cerca del lugar, pero no participé en nada. Yo solo... Él... Yo me fui de ahí antes de lo ocurrido ―volvió a hablar con un reflejo en sus ojos que mezclaba la ansiedad y la desesperación por encontrar apoyo en mí.
Mi corazón latía con fuerza al ser incapaz de encontrar las palabras adecuadas. La confusión se apoderaba de mí, pero también sentía un torbellino de emociones que luchaban por salir a la luz.
Era Blair.
Yo conocía perfectamente a esa chica tan rota que logró hacerme la persona más feliz del mundo, a pesar de que el suyo se estuviera desmoronando.
Ella no sería capaz de hacerle eso a nadie y aún menos a un amigo tan importante para ella, aunque este le hubiera hecho daño con sus sucias palabras.
Aun siendo raro su anterior actitud y las diversas pruebas que testificaban en su contra, mi mente empezaba a estar de acuerdo con mi corazón. No podía dejarla sola en toda esta catástrofe.
Yo confiaba en ella y seguiré haciéndolo hasta el final de mis días.
―Yo... ―Blair murmuró con el cuerpo temblando y agachó la cabeza para evitar el contacto visual―. Lo...
No la dejé terminar de hablar, ya que, de repente, me acerqué a ella y la rodeé con mis brazos, otorgándole ese conocido calor que tanto necesitaba.
―Perdón por dudar, cielo ―susurré en su oído y apreté el abrazo para hacerla sentir segura y protegida―. Perdón...
―Más lo siento yo ―se le quebró la voz a la vez que las lágrimas le pedían a gritos salir. Ella se separó un poco de mí para mirarme a los ojos y colocó sus manos en mi cabeza, proporcionándome acaricias en el cabello mientras que pronunciaba las siguientes palabras―: Lo siento tanto por todo... Yo no quería...
―Sh... ―la interrumpí con alguna que otra lágrima en mis ojos y junté nuestras frentes con mis párpados cerrados―. Todo irá bien... ―repetí sus continuas palabras en un susurro.
La carga emocional se había vuelto insoportable y me estaba envolviendo en una nube a punto de explotar. Sentía el abrazo de Blair como un refugio, un lugar seguro donde podíamos compartir nuestras lágrimas y enfrentar juntas lo que sea que el destino nos hubiera preparado.