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SADIE SINK
Obligada por mi madre, entré en mi habitación y me senté en la cama con los brazos cruzados y la cabeza agachada. No podía estar más enfadada e indignada por su actitud sobreprotectora. Estaba cansada de que me siguiera tratando como esa niña de diez años.
―Recoge tus cosas ―me ordenó con tono autoritario.
―¿Qué? ―fruncí el ceño.
―Recoge ahora mismo lo que necesites que nos vamos a casa ―se acercó a la silla del escritorio para agarrar mi bolso y dármelo con mala gana.
―Yo no me voy a ir a ninguna parte ―refunfuñé con enfado y sorpresa a la vez.
―No me desobedezcas, Elisabeth ―me miró mal.
―Mamá, tengo clases mañana ―le recordé con obviedad.
―Puedes pedirle los apuntes a tus compañeras de clase ―le quitó importancia.
―Pero...
―Los peros te los guardas al igual que hiciste con este secreto tan asqueroso, así que recoge ya que si no... ―no pudo terminar porque mi padre la interrumpió.
―Cariño, será mejor que nos calmemos y hablemos esto con total tranquilidad ―le aconsejó con un tono amable y pacífico―. Seguro que llegamos todos a un acuerdo.
―¿A un acuerdo? ―cuestionó y se cruzó de brazos―. ¿Cómo la promesa que nos hizo nuestra hija? No, esa confianza se terminó ―negó con la cabeza―. A saber qué haces con esa chica ―se dirigió a mí con una mirada de asco.
―Nada, solo...
Al parecer en esta conversación yo no tenía turno de palabra.
―Que recojas he dicho ―sentenció mi madre.
―No ―respondí al fin y tiré el bolso al suelo―. Estoy cansada de este jodido control innecesario. ¡No soy una cría!
―¡Esta actitud te hace ser una cría! ―contraatacó ella, acercándose a mí con actitud desafiante―. ¿Qué pensabas que iba a pasar? ¡Esa chica es una delincuente! ¡Nada bonito podía pasar!
―Mamá, llevo un maldito año saliendo con ella y no ha pasado absolutamente nada malo ―me encaré a ella―. Solo he sido feliz durante este tiempo... ¡Entiéndelo, joder! Es mi pareja y tienes que aceptarla, y si no me da igual porque no me importa tu opinión.
―Tu pareja... ―puso una mueca de asco―. No sabes lo engañada que te tiene ―negó con la cabeza para mostrar su desaprobación y decepción.
―Blair ha intentado mejorar en todos los aspectos y se ha alejado de toda esa mierda. ¡Y lo ha hecho a mí lado! ¡Yo he sido quien la ha ayudado! Así que no me digas que no es verdad, porque yo he estado presente en todo momento ―estallé con lágrimas en mis ojos.
