CAPITULO 7
BAJO LA LLUVIA
BLAIR DYER
Sadie la saludó de forma educada aunque con el ceño fruncido por la confusión. Eso incomodó a mi prima, pues no se esperaba respuesta. Ella decidió que era mejor huir de esa situación y se marchó a su habitación, dejándonos a solas.
―Ya entiendo cuando dices que tu prima está un poco desatada ―expresó tras acercarse a mí, dejándome un poco descolocada.
―¿Cómo? ―murmuré con la voz un poco entrecortada―. Perdón, yo...
―¿Por qué pides perdón por algo que es pasado? ―cuestionó con tono suave―. No pasa nada, cielo.
―Espera, ¿lo escuchaste todo? ―interrogué con una bola en la garganta.
―Perdón, no quise intervenir en vuestra interesante conversación familiar ―rio.
―Pero... ―no sabía formular una frase entera.
―Cielo, eso es pasado y ya sabes que todo lo que hayas hecho en un pasado ahí se queda ―intentó explicarse para que yo no me preocupara―. Yo ahora soy tu presente y mientras que no me faltes ese respeto, todo bien, pero lo que pasó con ella es algo donde yo no me debo meter al ser anterior a nuestra relación.
―Ya, pero quizá sí es verdad que te molesta que convivamos en la misma casa ―suspiré.
―Que va ―negó con la cabeza―. Me demuestras cada día tu amor hacia mí, por lo que... ¿por qué iba a desconfiar? Si es verdad que me hubiera gustado que me lo hubieras contado tú, pero, tranquila, no pasa nada, ¿vale?
―¿Segura? ―cuestioné con una mueca―. No quiero que, por culpa de eso, pienses que soy una... No sé, sé que es raro tener algo con tu propia prima, pero ninguna de las dos teníamos los cinco sentidos activados en esos entonces.
―A ver, es algo turbio, pero... ―bromeó y soltó una carcajada.
―Mi vida es turbia y no estoy orgullosa de mis acciones ―corregí al instante.
―Pues yo estoy super orgullosa de tu esfuerzo por mejorar ―sentenció con una pequeña sonrisa―. Eres super fuerte, cielo, y un pasado no va a definir nuestro presente. Yo confío en ti con todo mi corazón, ¿okey?
Asentí como respuesta, pues, a pesar de llevar tiempo saliendo con ella, aún no estaba acostumbrada a tanta confianza y amor.
Sadie notó mis nervios y decidió proporcionarme un abrazo para calmarme. Eso era algo que necesitaba desde hace días y, como siempre, Sadie resultaba ser la venda de mis heridas.