CAPÍTULO 19
SE LO DEBO.
SADIE SINK
El comienzo de una nueva mañana se asomaba por la ventana de la habitación de la residencia. Este venía acompañado con el peso de la ruptura aún fresco en mi corazón. Habían pasado casi dos semanas desde que mi historia con Blair tuvo un punto final. La decisión fue muy dolorosa para mí, aunque apuesto que para ella fue peor aún.
Me aterrorizaba pensar que podría haber lastimado a Blair más de lo que imaginaba. Yo le prometí no abandonarla y ahora... me convertí en el nuevo lobo feroz de su historia.
Todos los rincones de mi pequeño dormitorio guardaban un recuerdo de nosotras dos juntas. Cada objeto parecía susurrar su nombre, cada silencio se llenaba con la ausencia de su risa. No encontraba consuelo ni en los libros, ni en los paseos por el parque del campus, ni siquiera en la compañía de mis amigas.
No podía olvidarme de Millie. Desde que se enteró de la ruptura, estuvo pendiente de mí. A pesar de la pequeña distancia que nos separaba, ella me llamaba día y noche para saber cómo estaba.
Mi cabeza me insistía en que podría retroceder en el tiempo y cambiar los hechos. En cambio, ya no había vuelta atrás. A veces era necesario cerrar un capítulo doloroso para empezar otro con más fuerzas.
Quizá yo no era la protagonista de su historia.
Quizá yo no era la indicada para escribir los versos de su novela.
Mis amigas, preocupadas por mí, planearon una tarde de chicas en el centro comercial. A pesar de que no tenía muchas ganas de salir, no pude negarme. Necesitaba salir y despejar la mente.
Al mirarme al espejo, noté la falta de brillo en mis ojos y las sombras que se formaban bajo ellos. Suspiré, deseando que este día pudiera ofrecerme algo de la paz que tanto anhelaba.
El trayecto fue una mezcla de silencios incómodos y conversaciones triviales. Selena intentaba animarme con anécdotas divertidas de nuestras locuras en la residencia. Peyton se centraba en hablar del cercano verano y de los planes que quería que hiciéramos juntas. Millie, por su parte, se encontraba concentrada en la carretera.
Al llegar, el bullicio del centro comercial se instaló en mis oídos. Para sacarme una sonrisa, mis amigas me llevaron de tiendas. Aunque por dentro seguía desconectada, no pude evitar reír con las locuras de Selena. A esta se le ocurrió la maravillosa idea de elegir looks aleatorios y obligarnos a vestirnos de esa forma.
La mañana terminó y nos fuimos a comer a un restaurante, donde tuvimos un momento único de charla entre amigas.
―Hay una nueva película bastante interesante en la cartelera del cine. ¿Queréis verificar si es tan buena como opina la gente? ―sugirió Peyton tras darle el último sorbo a su refresco.