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BLAIR DYER
El tiempo se deslizaba lentamente, siendo cada día más pesado y duro que el anterior. Había pasado casi una semana y la inquietud y el dolor seguía flotando en el aire.
Descubrir parte de la verdad sobre mi familia fue lo último que me hubiera imaginado en esta situación de arenas movedizas. Aún más dolía que tu propio progenitor te hubiera usado como moneda de cambio para su fortuna. Mi infancia fue una tortura y ya sabía quien había sido el culpable de ello.
Bueno, aún no sabía la historia completa, ya que Hailee decía que eso podría ser peligroso. En cambio, tampoco tenía fuerzas para preguntar y escuchar.
«¿Has firmado ya el contrato de Bram?», se escuchó la voz de Hailee en mi cabeza. «Si es así, intenta hacer todo lo posible por destruirlo, Blair, por favor»
Según Hailee, Bram era una persona peligrosa y ese contrato un antes y después en mi vida, la cual podría cambiar si no destruía la firma. Sin embargo, no podía confiar en ella cuando me ha estado ocultando cosas durante todo este tiempo. Ahora ni siquiera sabía quién era Hailee en realidad.
¿Cómo sabía que Bram era mi padre? ¿Hailee decía la verdad? ¿Y si solo es una estrategia para despistarme?
Con la mirada perdida en el suelo, contuve la respiración para evitar llorar delante de la gente.
Jaeden y Sophia decidieron visitarme para levantar mis ánimos y ahora estábamos los tres en el salón de mi casa. Ellos estaban al tanto de la nueva información de mi vida y de cómo me afectaba, pero no quería seguir preocupándolos. Algunas veces es mejor fingir para no dañar a los demás, aunque mis ojos parecían estar drogados y a mi nariz ya le faltaba el pellejo de tantas veces que me soné los mocos durante esta semana.
―¿Te acuerdas, Blair? ―Sophia, tras una carcajada, quiso que yo participara en la conversación.
―¿Blair? ―Jaeden intentó llamar mi atención―. ¡Hey! ―agitó su mano enfrente de mí.
―¿Qué pasó? ―pregunté con incertidumbre y con pocas energías, las cuales fueron absorbidas por mis pensamientos.
―¿En qué pensabas? ―indagó Jaeden, preocupado por mi ausente estado.
―En nada. ―Me encogí de hombros―. Solo me quedé embobada en la mancha del suelo.
―Blair, te conocemos ―intervino Sophia con una mueca triste―. Sabes que puedes contar con nosotros para desahogarte con lo que te haga falta. ¿Es por Sadie?
Escuchar su nombre me regresó a mi propia burbuja, la cual estaba intoxicaba con los pensamientos negativos de la ansiedad. Entre las sombras de la traición de Hailee o de Bram, también se le sumaba el inesperado distanciamiento de Sadie.
