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BLAIR DYER
Mi mandíbula se apretó al escuchar las palabras de mi prima y una energía negativa hizo que, de un impulso, soltara la cerveza en la mesa que había en el centro, enfrente de mí.
―¡Dejad de alimentar mis inseguridades, joder! ―exploté, sintiendo cómo la ansiedad se apoderaba de mí.
―Blair tiene razón, chicas ―intervino por fin Jaeden―. Por mucho que penséis en posibles teorías, solo ellas dos se conocen y solo ellas dos pueden opinar sobre su relación, así que dejad de crear una grieta en...
―Todo muy bonito tu discurso ―Chiara lo interrumpió―, pero mi prima está sufriendo por esa gilipollas.
―Cuidado con lo que dices ―salté al instante a la defensiva y le dediqué una mirada asesina.
―Que sí ―refunfuñó la menor y rodó los ojos―. Voy al grano, tengo un plan perfecto. Como ninguno tenemos pruebas de nuestras teorías, investiguemos.
―¿De qué estas hablando ahora? ―fruncí el ceño.
―Si es verdad que va a hablar con el padre, irán seguramente a alguna cafetería o algún sitio similar ―empezó a explicar desde su asiento―. Podemos...
―No, no y no ―me negué al instante que descubrí sus intenciones―. Ni de broma voy a perseguir a Sadie. ¿Estás loca?
―Es la única forma para saber qué está pasando, Blair.
―Me parece buena idea ―intervino Sophia.
―Pero... ¿qué se os pasa por la cabeza, chicas? ―aluciné y negué con la cabeza―. Lo siento, pero no quiero más complicaciones para mi mente en estos momento. Además, yo confío en ella.
―Chicas, se estáis pasando ―opinó Jaeden, quien estaba alucinando con las conversaciones que podrían tener un grupo de amigas.
―Qué aburridos sois ―refunfuñó Chiara a la vez que rodaba los ojos.
―No es aburrimiento, sino respeto y confianza ―recalqué con cansancio.
―Pero...
―Te he dicho que no quiero faltarle ese respeto a Sadie ―la interrumpí para dejarle mi posición clara―. No sé qué tipo de relación tóxica tuviste con tu exnovio, pero yo sí confío en ella y si te cuesta entenderlo, te aguantas y te buscas otro juego de detectives para divertirte.
El rostro de Chiara dejó de mostrar unas facciones graciosas y sonrientes para dibujar una línea recta en sus labios.
―Esto para mí no es ningún juego ―espetó con seriedad―. Solo quería ayudarte, ¿vale? Te he visto durante toda esta semana llorando por las esquinas y, aunque pienses todo lo contrario, me ha dolido, porque, a pesar de todo, eres mi prima y has hecho mucho por mí.
