CAPÍTULO 24
NO TE ATREVAS A TOCARLA
SADIE SINK
Un cielo tranquilo y estrellado se extendía sobre la ciudad en contraste con la tormenta que rugía en mi interior. Millie estacionó el coche delante del supermercado. Enseguida las luces de neón se reflejaron en el cristal.
―¿Va todo bien? ―preguntó Millie cuando se giró para mirarme y comprobar mi estado―. No has hablado desde que salimos.
Solté todo el aire contenido. Nerviosa, traté de encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que sentía.
―No sé. ―Me encogí de hombros y observé el oscuro cielo con mis brillosos ojos―. Ha sido todo tan... inesperado y ¿extraño? No sabría describirlo, perdón.
―Ya, te entiendo. ―Suspiró―. Yo tampoco esperaba su visita.
―No es eso, Millie. ―Negué con la cabeza y la miré―. Es su actitud... ¡Ni siquiera fue capaz de mirarme! Y cuándo soltó esas palabras... ¿En serio piensa que la usé y la deseché?
―Quizá son palabras controladas por la rabia ―apuntó con una mueca triste.
―Eso es lo que más me extrañó ―mascullé con incertidumbre―. Pensé que aún podría sentir algo de amor por mí, pero solo veía odio y asco en sus ojos.
―Bueno, Sadie, recuerda que no es fácil superar una ruptura ―intentó buscarle una explicación―. Además, tú conoces a Blair mejor que nadie. Ella camufla su dolor con una careta de chica dura y fría.
―Ya... Aun así, duele que me trate así después de todo lo que vivimos ―me justifiqué con un nudo en la garganta. Dolorida, me eché sobre el respaldo del asiento, clavando mi mirada al frente―. Puede ser que me lo merezca, pero... No sé... Yo también tengo sentimientos, ¿sabes? Y también estoy sufriendo esta ruptura.
―Es un tema delicado, la verdad ―opinó con tristeza―, pero recuerda que el futuro pondrá a todo el mundo en su lugar. Aunque ahora veas odio en Blair, yo sé que detrás de toda esa coraza se encuentra ese amor que lucharía por salvarte.
―Lo veo todo muy nublado, Mills. ―Negué con la cabeza, sintiendo cómo la negatividad se apoderaba de mí―. Blair es una chica muy... Ha sufrido mucho. ―Suspiré―. Ella cerrará sus puertas y no me dejará entrar más en su vida. Lo sé. Estoy segura. Blair volverá a construir sus muros y... Millie, ¿y si por mi culpa vuelve a meterse en las drogas? Quizás el dolor es tan fuerte que...
―Sadie, tranquila ―me interrumpió. Despegó la espalda del respaldo del asiento para que sus manos llegaran a mis hombros―. Todo irá bien, ¿vale?
―Eso le decía siempre a Blair y mira cómo hemos acabado. ―Tragué saliva.
―Tiene sus explicaciones ―me recordó para calmarme―. Venga, vamos a entrar, que se hace tarde, pelirroja.