Capítulo 20

1.8K 212 12
                                    

Max había perdido la cuenta de los días que al despertar veía los rayos de sol pasando a través de la ventana en el rostro de Checo mientras él dormía profundamente. Cada día contemplaba cada espacio de la habitación, incluso apreciaba las pequeñas partículas de polvo que caían sobre ellos. Contaba las pecas de Checo y cuando ya había pasado mucho tiempo le tocaba el párpado del ojo para despertarlo, Checo y le decía "Maxie lo estás haciendo otra vez" con voz adormilada, entonces Max se paraba de la cama para dar un paseo mañanero por la playa.

Ese día Max se quedó tirado en un camastro cerca del mar, faltaban tres días para año nuevo y aunque Checo no le había anunciado el plan algo tenía que seguir. Cuando estaba a punto de caer en un sueño profundo alguien lo tiró del camastro sin pleno aviso haciendo que se llenara completamente de arena. Era Checo, quién más iba a ser.

—¡Ouch— exclamó Max mientras se ponía de pie sacudiendo toda la arena de sus bermudas y playeras.

—¡Buenos días!—Checo parecía más feliz de lo normal.

Max arrugó las cejas, estaba un poco molesto de que su paz mañanera hubiera sido arrebatada de manera tan brusca. Checo se veía fresco, traía ropa deportiva que dejaba que sus músculos del brazo se marcaran perfectamente sobre la playera de algodón blanca. Pero Max siempre le había prestado atención especial en el antebrazo, estaba realmente marcado. Sintió que se perdía un momento.
—Ay no, realmente estabas dormido.—volvió a decir Checo con preocupación en su voz—perdón.
Max dió un largo suspiro para calmarse.
—No pasa nada rayito, ya había dormido suficiente.
Le sonrió y le revolvió el cabello a Checo con la mano. Checo rio y lo jalo de la cintura para acercarlo a él. A pesar del tiempo Max todavía sentía un nudo en el estómago de la emoción cuando Checo hacía este tipo de movimientos.
—¿Qué te tiene tan feliz?—preguntó Max al ver la sonrisa blanca de Checo.
Estaban a un centímetro de distancia. Sentía su aliento muy cerca de él ¿había tomado café antes de venir? No pudo contener las ganas de besarlo, así que tomó su rostro con ambas manos y cerró esa distancia entre los dos.
—Ya se que haremos en año nuevo.—dijo Checo mientras Max lo besaba.
—¿Ah sí?—Max asomó una sonrisa entre labios.
—Sí, pero como se lo mucho que te gusta que yo organice no tienes que mover un solo dedo.
—Bueno.

—Solo necesito que invites a un amigo. O más si quieres. Estoy pensando hacer un fiesta en el departamento, ya sabes, algo menos familiar.
Max sostuvo a Checo por los codos viéndolo fijamente con una mirada curiosa. Pensó en que amigos podría traer, fue cuando se dió cuenta que hace mucho no contactaba a sus amigos, ni si quiera a Martin Garrix.
—¿De ya?

Checo asintió. Uy, probablemente ya todos tendrían planes para año nuevo, creo que era un poco tarde para invitar a alguien. Pero no iba a admitir eso con Checo.

—¿Crees que puedan llegar para el sábado?
—Por supuesto.— mintió Max.

Pero no tenía ni la menor idea a quien iba a llamar. Su mundo últimamente solo era Checo y la familia de Checo. ¿Que iba a hacer?

El sábado Checo acompañó a Max, Max esperó paciente en el aeropuerto a su amigo. No es que fuera su amigo comodín pero era el único que podía estar dispuesto a viajar de última hora desde Europa para pasar año nuevo con ellos. Checo no había preguntado quién era, no por falta de interés, solo estaba disfrutando la curiosidad que tenía.
—Tienes que prometer que no vas a estar enojado o algo por el estilo.—Max le dijo a Checo tocándole el brazo delicadamente.
—¿Por qué lo haría?—Checo lo vio confundido pero divertido. A veces Max hacía preguntas fuera de lugar.
—Es que no se si te parezca.
—¿Invitaste a Ocon?
—¡Nunca!—Max soltó una carcajada.
Ocon era el peor enemigo de los dos. Simplemente tenía un lado muy egocéntrico sin razón.
En eso por las puertas atravesó un hombro de complexión regular, cabello güero con algo de canas, una barba poco poblada y con una camisa hawaiana anunciando que estaba listo para la playa. Max le sonrió rápido a Checo y volteó a ver a su amigo que caminaba hacía ellos. Checo ente cerro los ojos intentando asimilar si realmente estaba viendo bien. Luego miro a Max con la frente arrugada.
—¿Invitaste a Christian?
—Sorpresa—sonrió Max increíblemente nervioso y sacudió las manos.
Checo tenía la boca abierta y bueno, no se veía muy feliz.
—¿No tienes más amigos? ¿Invitaste a nuestro jefe?—susurró Checo a Max antes de que Christian se acercara por completo.
A Max no le dio tiempo de decir nada, pues Christian ya los estaba abrazando a ambos. A diferencia de Checo, él sí parecía estar feliz de verlos.
—¡No puedo creer que estamos los tres juntos! Traigo ya mi traje de baño puesto para lanzarme directo al mar—exclamó Christian mientras le agarraba una mejilla a cada uno. Ambos sonreían forzadamente.—Checo eres tan considerado por invitarme.
Checo le dirigió una mirada asesina a Max.
—Probablemente deberíamos ir yendo.—dijo Max con una risita incómoda.
Christian tomó su maleta y los siguió por todo el camino hasta el auto de Checo. No dejó de hablar sobre lo increíble que estaba el clima y como no extrañaba el clima lluvioso de Inglaterra. Estaba totalmente preparado para la playa, solo le faltó bajarse del avión con una sombrilla de playa.
Max decidió manejar e insistió que Christian era el copiloto perfecto, pero este se negó.
—Siento que me interpongo entre los tortolitos.—dijo Christian.
Checo soltó una risa falsa. La verdadera razón por la cuál no quería a Christian no era porque lo odiara, pero no dejaba de ser el jefe de los dos. ¿De verdad Max tuvo que contarle a él sobre lo suyo?
Al final Christian se fue en los asientos de atrás y Checo de copiloto. No dejó de hacerles preguntas a los dos sobre su estadía en México, estaba bastante interesado por saber cómo había ido todo, pero también era prudente, pues Max siempre lo mantenía al tanto a través de mensajes. Max respondía alegre a todas sus preguntas y Checo se mostraba más reservado por obvias razones.
—Mis amigos ya están en el departamento.—le dijo Checo a Max aprovechando que Christian estaba ocupado tomando fotos al mar que se veía a lo lejos.
—Excelente.—Max intentó guardar la calma en todo momento, sabía que pronto Checo dejaría de estar molesto. Además Christian era un excelente invitado, solo hablaba mucho.

Llegando a la torre de departamentos subieron por el ascensor. Checo respondió unos mensajes a sus amigos que ya estaban en la entrada del departamento esperándolos. Bajaron del ascensor y en cuanto se abrió la puerta a Max se detuvo en seco.

—¡Tío!—Sainz y Alonso aparecieron en el pasillo.
Nooooo el trío hispano estaba en casa. Inmediatamente Max se sintió desplazado por Checo, que celos tan tontos pensó, era obvio que ellos tres eran amigos y Max ocupaba un ligar especial en la vida de Checo, pero los celos de Max eran impredecibles. Intentó no mostrar ninguna emoción en su rostro.
Checo se acercó a ellos alegre y les dió un abrazo (muy largo según Max) a cada uno de ellos. A continuación Max y Christian también los saludaron con un poco menos de euforia.
—Hombre no puedo creerlo.—dijo Sainz contento viendo a todos los chicos. Pero en especial a Max.—que tendríamos que haber invitado a los demás pilotos, se van a sentir excluidos de nuestro festejo—bromeó.
Max soltó una risa muy muy falsa y alta, Checo lo fulminó con la mirada porque sabía que le había tomado por sorpresa toda esa situación. El último día del año iba a ser terrible, todo lo que Max no quería, fórmula 1 en sus vacaciones. Poco a poco se iba deshaciendo de la idea de besar a Checo a media noche.

—¡Padrísimo!—exclamó Max muy sarcásticamente, pero Alonso y Sainz no notaron el sarcasmo y siguieron hablando mientras se metían con maletas al departamento.

—Esto va a ser muy divertido.—le dijo Christian a Max en voz bajita mientras se reía.

Todos desaparecieron en el interior del departamento, pero Max se quedó analizando cada uno de los momentos pensando que no podía ser peor.

Fine Line || Chestappen F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora