Capitulo 24

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Los inicios de Max Versstapen en la fórmula 1 fueron sorprendentes, con diecinueve años debutaba en el equipo llamado en ese entonces Toro Rosso, el sub equipo de Red Bull. Rápidamente llegó a los podios y a los ojos de Christian Horner y Helmut Marko, haciendo que tuviera un contrato con Red Bull por varios años. Todos apostaban por él a pesar que en por aquellos días Mercedes y Lewis Hamilton dominaran cualquier campeonato en la categoría.

En 2020 que Red Bull tenía un auto dominante y mostraba posibilidades de ganar el campeonato, sin embargo aún había una brecha importante entre Red Bull y Mercedes, quizá para 2021 la historia cambiaría. Ese mismo año la pandemia del covid-19 había pegado al mundo entero, por lo que las carreras dejaron de existir un tiempo y cuando volvieron el acceso al público era limitado.

La primera vez que Max vio a Checo no le dio importancia, lo veía como un piloto más. De vez en cuando cruzaban miradas o palabras cordiales, pero no fue hasta el gran premio de Suzuka, Japon 2020 que todo cambio. Ante las terribles condiciones climáticas la qualy se había suspendido, todos los pilotos fueron llevados al hotel y no se les permitía salir. Sin embargo para la mala suerte de Max se encontraba enfermo de las vías respirar a más no poder, usaba cubrebocas (como todos en esa época) y fingía que estaba bien, a excepción que era el único en la sala de juegos, todos los pilotos se habían ido a otro lado.

Escuchó demasiado ruido en la puerta del lugar, enojado por no poder jugar videojuegos se vió obligado a parar y ver lo que sucedía. Ricciardo, Sainz, Alonso, Lecrec, Norris y Checo entraban al lugar. Era una sala de juegos bastante moderna, un espacio común en el hotel, había mesas para trabajar, refrigeradores repletos de comidas y bebidas y sillones acogedores con televisores y consolas de videojuegos. El espacio perfecto para que Max se hundiera en la enfermedad sólo.

—Maxie, Maxie—Ricciardo se sentó a su lado con confianza—¿Quieres venir?

Los demás pilotos estaban tomando bebidas de los refrigeradores y no prestaban atención.

—No podemos salir del hotel.—A Max de eso entonces le gustaba seguir las reglas, además, no le apetecía convivir.

—Vamos a la alberca, está en el último piso.

—No gracias, estoy bien.

—No quiere ir chicos, vayamos—anunció Ricciardo a sus compañeros.

Todos salieron de la habitación. Todos excepto Checo, él se quedó a unos metros de distancia observando a Max.

—¿Te importa si me quedó?

Max lo vio incómodo. No estaba acostumbrado a socializar mucho con personas que no fueran parte de su equipo.

—Soy más mocos que persona. Te voy a contagiar.

Checo se encogió de hombros sin darle importancia a la advertencia de Max, tomó del refrigerador una botella de agua y se sentó al lado de Max dejando una distancia considerable. Checo parecía estar completamente en paz, en cambio Max ni se movía de lo tenso que estaba. Observaba a Checo de arriba abajo, sus pecas le llamaban la atención, también sus cejas pobladas y como reflejaba un brillo en los ojos marrones.

—¿Por qué estás de malas?—preguntó Checo viendo a los ojos a Max, parecía que estaba hablando con un amigo de toda la vida cuando en realidad pocas veces habían cruzado palabra.

—¿Por qué estás aquí?

Max sentía que su espacio personal era invadido y su mejor herramienta era atacar hasta que Checo se fuera de ahí. También se daba cuenta que realmente no conocía a Checo, qué tal que tenía un plan malévolo.

—Te contaré un pequeño secreto, no me gusta estar con mucha gente. Entonces ¿Por qué estás de malas?

A Max le sonaba ilógico, pues en su trabajo siempre estaban rodeados de muchísima gente, también me parecía extraño que le contará dicha información. Aunque él también se sentía de la misma manera que Checo en ocasiones, dentro de la formula 1 era complicado estar en paz, siempre había adrenalina y a pesar que Max amará la emoción del deporte, no le gustaba mucho el espectáculo.

Fine Line || Chestappen F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora