Capítulo 39

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Checo lo había descubierto, lo había logrado, solo que no sabía muy bien que hacer con dicha información, podía ir directo con Max pero Christian había tomado la decisión de esperar un poco, según había que seguir protocolos pero eso era lo último que Checo quería hacer, solo pensaba en recuperar a Max.

Al cabo de unos días en silencio y pensando sus posibilidades, decidió que necesitaba a sus amigos, así que unos días antes de ir a Singapur convocó a Fernando y Carlos para reunirse el Madrid.

Carlos los invitó a su apartamento frente a la gran vía de Madrid, era un lugar precioso donde tenía una vista desde el comedor a los lugares de la ciudad. Al cabo de un rato de platicar y comer algunas tapas, Checo les contó lo sucedido en los últimos días.

—Aaaah vale, vale, ya entiendo, Max se sentía así el otro día por las pastillas—Carlos analizaba lo que había pasado el otro día cuando Checo no quiso contarle nada.

—¿Y Ricciardo está bien?—preguntó Fernando.

—Sí, lo llevamos al hospital y les expliqué que se había tomado esa pastilla, les enseñé la otra pastilla y pues el doctor me ha dicho que era un medicamento muy fuerte—explicó Checo.

Después de que Ricciardo saliera ileso del hospital, los doctores les explicaron a Checo y a Max que casi le daba un infarto a Ricciardo de no haber sido porque lo llevaron a tiempo. Resultó que la pastilla morada que Max tomaba se trataba de una mezcla de antidepresivos y somnoliticos. Normalmente era recetado a personas que habían sufrido fuertes traumas, incluso se recetaban a personas que habían ido a la guerra para controlar las alteraciones causadas por el trauma, sin embargo, no eran recetadas para personas que habían sufrido de una conmoción cerebral leve.

Las dosis de este medicamento debían ser sumamente controlados, una dosis de 100 miligramos ponía en riesgo la salud de una persona, por lo que cuando las personas que debían tomar el medicamento comenzaban a hacerlo, debían ser dosis pequeñas y podían ir incrementando poco a poco. Una pastilla contenía apenas 50 miligramos.

—¿Eso explica por qué Max parece que no existe en este mundo?—Carlos seguía preocupado por el comportamiento de Max.

Checo soltó un suspiro agotado, su especialidad no era la medicina y mucho menos le interesaba, pero dada la situación ya se sentía un experto.

—Los efectos de esta pastilla básicamente son que no tienes noción de lo que está pasando, haces todo en automático porque literalmente estás drogado.

—Por eso Max se siente mal todo el tiempo—reaccionó Fernando—Madre mía, ¿Qué vas a hacer?

Checo se encogió de hombros porque precisamente había acudido a ellos para encontrar una solución.

—Es que ni si quiera sabemos quien está haciendo esto—debatió Fernando.

Pero Checo si que sabía y si ya había acertado una vez, iba a acertar otra más. Estaba seguro de eso. 

—Joe.

—¿Su papá?—Fernando abrió la boca de par en par, no estaba muy enterado de la situación familiar de Max.

—Tenemos que sacar a Max de ahí—dijo Sainz con rabia—Tengo el plan perfecto.

—Christian me va a matar—dijo Checo, pero en realidad no le importaba, solo quería recuperar a Max.

La semana siguiente llegaron a Singapur para la carrera, el calor era infernal y la mayoría de pilotos se enfocaba exclusivamente a entrenar debido a las fuertes condiciones climáticas. Habían pasado ya los primeros dos días, Checo había logrado una perfecta clasificación y todo marchaba bien.

Fine Line || Chestappen F1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora