Capitulo 3 - Mansión

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-¿Qué? No.

¿Quiere que vaya a su casa siendo su empleada? Eso algo extremadamente inmoral.

-¿Entonces dónde piensas ir?-Me miro confuso.

-A un hotel.-Mil veces mejor que estar en el hogar de tu jefe.

Empezó a examinar mi cuerpo, de pies a cabeza. Luego largó una carcajada la cual no tenía la más mínima idea de la razón.

-¿De que te ries?

Se ve que estaba tentado porque no para de reír como un maldito loco...

-Quieres hospedadarte en un hotel cuando ni siquiera tienes un celular y mucho menos una billetera.

-Eso no es cier...-Tenía razón, mis cosas estaban en la cartera y ese bolso estaba donde todo se fue a la mierda-.¡Es verdad! Pero me las arreglaré...-Me ofendí.

Continuó riéndose, todo esto mientras miraba la carretera.

-¿Le mostrarás las tetas al recepcionista?

Que carajos.

-¡Idiota!

Al darme cuenta que había insultado a mi jefe me tape la boca y abrí los ojos al punto que pareciecen que se van a salir.

Es idiota pero mi intención no era decircelo en la cara de idiota que se carga. Pero lo que dijo tiene algo de verdad, es imposible conseguir una habitación sin exhibir como obra de museo.

-¿Qué paso?-¿Es Imbecil o se hace?

Lo ignoré, que lo descubra solo si no le falta cerebro.

-Ah, ¿el insulto? No me molestó.

Se supone que en el momento de insultarloq debió bajarme del auto y despedirme. Pero todo lo contrario, lo trato con naturalidad, como si fuéramos buenos amigos. Imbecil.

-Es ir a mi casa o llevarte a dónde no quieres ir. Es tu decisión.

No estoy preparada para enfrentarme a novio, ya ex, así que no pienso pisar ese suelo.

-Bien, iré a tu casa.

Sonrió. La misma sonrisa que me dedico hoy por la mañana. Me tente a ver sus labios, carnosos y un tono vino.

Mierda.

-Llegamos.

Oh por Dios. No era un departamento, era una mansión. Tiene su toque moderno con algo antiguo. ¿Cuánto se ganará siendo jefe de una editorial?

-Wow.-Admire su lujosa casa. Es inmensa, blanca y con ventanas que dejan ver las costosas decoraciones.

-¿Entras?-Estaba a un costado de la puerta, esperandome.

Asentí y me sorprendí más con su decoración. Cuadros grandes al igual que pequeños, luces frías y ni hablar de los objetos en cada rincón.

Estoy en la casa de mi jefe, a quien odio y nunca dejaré de hacerlo.

-Dejame buscar un toalla para que te seques.

No comprendo como puede actuar con naturalidad teniendo a su empleada en su casa. Parece que ya lo ha hecho antes y es muy común para él. Son solo suposiciones.

Subió la escalera en busca de una toalla y aproveché para seguir investigando. Llegué al living, una tele que parecía el proyector del cine, un sillón de tela color crema que llega a ocupar casi todo el espacio y al sentarme me sorprendió la comodidad. Teniendo esto no necesitas una cama.

Había más cuadros, no artísticos, sino en dónde aparecía él de pequeño y ya de adulto. Una foto de su graduación en Harvard, estudió en Estados Unidos, interesante. También había una fotografía de él de pequeño, ¿me estás diciendo que es rubio natural solo que se le fué oscureciendo el pelo? No me lo esperaba. Otra dónde aparecía con su familia, tiene un hermano que se ve mayor que él y sus padres parados detrás de ellos.

-¿Que haces?-Apareció tan de repente que me hizo asustar.

Traía una toalla blanca que era para mí. Pero ese tono no se compara a lo pálida que estaba por el modo que preguntó.

-N-nada...

Gruño y me entregó la toalla. Me cubrí con ella ya que empecé a tener frío.

-¿Que quieres comer?-Se dirigió a la cocina mientras su ropa estaba más seca que antes. Camisa blaca y unos pantalones formales color negro que le quedaban espectacular.

-Hamburguesas.

Asintió y de inmediato agarro la carne del refrigerador y el pan del mueble. No parece un hombre de cocina, pero sin duda lo es.

Tiene cualquier tipo de alcohol, cervezas, vino, champañas y todo lo que te imagines. Algunos caros y otros que los encuentras en los mercados. Está noche no me vendría mal beber unas copas y tal vez emborracharme.

-¿Dónde está el baño?-Pregunté, moría de ganas de ir al baño y estar unos pocos minutos sola antes que la comida esté hecha.

-En el segundo piso, a la izquierda.-Se giro y dejo de ver las carnes de hamburguesas que estaba haciendo en la sartén.

Entré al baño y me senté en el inodoro de inmediato. Ese maldito jugo que tomé hace horas hizo que me doliera la panza y largar otra cascada.

Esta casa es la más moderna que visité, no sé si contrato un diseñador de interiores, pero si lo hizo Aaron no puedo negar su buen gusto en la decoración.

Me miré en el espejo, mis ojos están levemente hinchados y mi nariz está roja por el frío. Se me cayeron las lágrimas al recordar el momento en la habitación. La chica asustada y Alek impactado. ¿Cómo pude ser tan idiota y no darme cuenta antes? ¿Cómo fue capaz de hacerme esto? Le dedique 5 años de mi vida, le compartí lo más privado, compartimos departamento, festividades con mi familia o la suya y no olvidaré de las vacaciones que compartimos. Brighton, aquella noche en la playa, o la cena donde decidíamos que nombre le podríamos a nuestro hijos y donde nos iríamos de vacaciones en nuestra luna de miel. Pero todo se fue al carajo por una mujer. No fué capaz de terminar pero si de engañarme y hacerme quedar en ridículo con mi jefe.

De pronto Aaron tocó la puerta del baño y preguntó por mí.

Me saqué las lágrimas y me lave la cara. Luego salí.

-¿Pasó algo? Tardaste mucho.-Dijo preocupado.

-No.-Respondí seco.

Bajamos, yo adelante y él atrás. Tenía la sospecha de que estaba aprovechando el momento para observar mi culo, pero como no tengo ojos en mi espalda no puedo confirmar nada.

-La comida está lista.

En la mesa cristalina estaban los platos con las hamburguesas y un vino junto a dos copas. Una combinación rara pero no pienso perder la unica oportunidad de tomar el vino más caro de todo Reino Unido.

Apenas nos sentamos Aaron preguntó:

-¿Cómo va la edición?-Menos mal, pensé que me iba a recordar lo de Alek.

Le dí un bocado a la hamburguesa, por cierto, estaba deliciosa.

-Nada mal.

Él hizo lo mismo y me ofreció vino.

Permanecimos callados, en realidad no teníamos nada que hablar más que del trabajo. Tampoco me interesaba hacerlo porque no es mi amigo y mucho menos alguien que admiro.

-Paso algo con tu novio, ¿verdad?-Preguntó luego de varios minutos sin hablar y ni siquiera mirarnos.

Quedé impactada. ¿Cómo lo supo?

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Nota del autora ★

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