Capitulo 6 - Desierto

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Me desperté a la misma ahora que siempre, solo que está vez no quería despegarme de la cama. Me había quedado hasta la madrugada viendo aquella película de acción que mencioné, es como una adicción.

Me fuí a la cocina y preparé una tostada con mermelada acompañada de un café para no dormirme en el trabajo. Luego me lavé los dientes e hice mis necesidades.

Cómo ordenó mi jefe, hoy no me pondré una pollera corta como él lo describe, está vez iré con un pantalón crema y nuevamente una camisa blanca. Al abrir el closet ví toda la ropa de Alek, tenía unas ganas impresionantes de tirarle la ropa desde la ventana pero temo a que me hechen del departamento y tenga que vivir esa experiencia devuelta, la de dormir en un asiento del parque me refiero.

Sin más, agarré las llaves del auto y al salir a buscar mi coche aparece como aquella vez, un Range Rover.

Empezamos mal.

Le dió a la bocina pensando que no lo había visto, al contrario, ojalá no haberlo hecho.

Lentamente bajó la ventana de su lujoso auto.

-Sube.

Negué con la cabeza.

-Si no subes no dudaré en agarrarte con mis brazos y meterte al auto.-Dijo amenazando.

Me quedé quieta, con los brazos cruzados, quisiera sentir sus manos y sus brazos trabajadisimos sobre mí. Luego de verlo en una remera negra apretada que dejaba ver sus brazos pálidos con un buena cantidad de tatuajes, de inmediato me conquistó. El físico, no la personalidad.

Abrió la puerta y se dirigió a mí.

-Tu lo pediste, yo lo cumplo.-Pensaba que me iba a agarrar como si fuera un bebé acostado, pero no, algo mej...peor. Hizo que mi cuerpo se abrazará a él y sus manos sostengan mi trasero. Mierda, lo odio.

Me apoyó lentamente en el asiento y luego el se acomodo en el suyo con una sonrisa de mejilla a mejilla.

-Pense que me odiabas.

Le dedique mi risa burlona.

-Y lo hago.

Salió del espacio que Aaron tenía para estacionar y colocó la música de la radio.

-Si lo hicieras no te huebises quedado quieta esperando a que te agarrará. También porque ni siquiera te quejaste cuando mis manos sostenían tu culo.

Buen punto. No tengo con que defenderme y la única solución que me queda es ignorarlo.

Luego de unos diez minutos de viaje uno de los dos se atrevió a hablar.

-He visto el trabajo que has hecho.-Me giré de inmediato para verlo y escuchar su continuación-.No me decepcionaste...

-Gracias. ¿Lo ha visto Zara?

Negó con la cabeza.

-Pero quiero que venga personalmente a verte y que tú le muestres el proyecto, ¿que opinas?

¿¡Diseñé su libro y ahora tendré la oportunidad de conocerla!? Te amo jefe, digo, ¿qué?

-¿Esto es en serio?-Sonreí dejando mostrar mis dientes blancos como la porcelana.

No obtuve una respuesta rapida porque Aaron se quedó mirando a mi sonrisa, específicamente mis labios y lentamente se me fue borrando.

-Sí.-Dijo por fin.

Nuevamente nos quedamos callados, está vez si durante un tiempo largo. Él conducía y yo miraba la neblina de siempre.

A estar a pocas calles me dí cuenta que no nos pueden ver salir juntos. Puta. Madre.

-Me bajaré aquí.-Me saque el cinturón y agarré nuevamente mi cartera.

-¿Por qué?-Preguntó el idiota.

-¿Piensas que dejaré que me vean contigo? Aurora se acuesta con el jefe para tener proyectos importantes.-Dije burlándome.

Se rió y su risa se elevó.

-¿De que ries?-Frustrada y con miedo de que me vean con él.

-No hay nadie en el edificio.

¿Que clase de broma me está gastando?

-Sabes que no estoy para bromas.

Me miró extrañado.

-No es ninguna broma. La editorial está completamente cerrada, para los demás.-Repitió y agregó.

-¿A qué te refieres?

-Estaremos, tu, Zara Jones y yo.

-¿Me estás jodiendo? ¡No tengo mi mejor outfit y peinado para que me vea la mismísima Zara Jones!

Me examinó nuevame como hizo aquella vez.

-Estas bien.

Me dí vuelta, ignorando su halago pero mis mejillas no hicieron eso, se pusieron como tomates.

Estamos en su oficina sentados, esperando a la escritora. La editorial estaba como un desierto, estábamos en un cubo Aaron y yo completamente solos. Solo toca tocar tener paciencia y dejar la incomodidad de lado.

Ya había llegado y conversamos temas variados pero aún no habíamos hablado del libro. Su personalidad era seca, no mostraba esa sonrisa o aquella felicidad como lo hacía en los medios de comunicación.

-¿Quieres ver el diseño de tu libro?-Pregunté emocionada y un poco ansiosa.

Asintió y le compartí la tableta que usábamos para el trabajo.

Estaba tan nerviosa que me estaba sacando la piel del labio. Su cara no era nada como esperaba.

-¿Qué piensa señora Jones?-Preguntó mi jefe estando parado detrás de mí.

Me miró a mí primero y luego a Aaron. Me entregó la carpeta y lo que dijo me lastimó:

-Está horrible.

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Nota del autora ★

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