Capitulo 15 - No lo esperaba

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Me acerqué hasta una chica que estaba sentada llenando un papel que parecía ser un formulario.

-Disculpa.-Dije atrás de ella.

Su cabeza se giró hacia mí.

-¿Sí?

-¿Sabes dónde está Aaron?

-No, no lo he visto. ¿Para que lo buscas?

Que metida. Debo buscar una excusa antes de que sospeché mi interés hacia él.

-Debo hablarle de un proyecto.

Se vio desinteresada por ello y seguí con mi investigación en otra parte. Revisé las notificaciones y nada más que una notificación de un maldito juego que descargue.

Al volver a mi área sin importar como me mirasen agarré mis pertenencias y las metí rápidamente en el bolso. Pero de pronto vibra mi celular, lo saqué de inmediato al pensar que era Aaron, pero era Bruno, otra vez Bruno. Miré al techo y suspiré del estrés.

-Ciao.

-Hola Bruno.

-Te espero en el café de la otra vez.

-No pued...

Cortó la llamada sin dejarme terminar.

Mierda, ya desobedecí una vez a Aaron pasándole mi contacto, ahora lo haré enojar por encontrarme con Di Marco.

Ni modo.

Encendí el auto, enojada por mis acciones que se que me arrepentiré, pero necesito los putos detalles para terminar con esto.

Estacioné en el primer lugar que encontré. Lo espere hasta que llegó y me saludo con un beso en la mejilla y nos sentamos adentró.

-Lo siento por la tardanza.-Se disculpó mientras yo raspaba mis manos sobre mis muslos.

Su mirada bajo a mi remera y de inmediato la volvió a subir.

-¿Como has estado?-Preguntó.

-Bien.

Sonrió.

-¿Tienes ya los detalles?

Asintió y me pasó un papel doblado. Lo leí con atención mientras subía la mirada a su rostro porque me estaba mirando y eso me ponía un poco incomoda...

Quería algo básico, un fondo liso y un par de elementos alrededor.

-Gracias.

-No hay de qué.

Tomé un sorbo del té que pagó, sin decir nada luego del trago.

-¿Tú y Aaron tienen algo?

¿Qué? Claro que no, cómo puede pensar eso. Ja, ja, ja.

-¿Eh? ¡Claro que no? ¿Por qué piensas eso? ¡Eso es anti profesional!-Respondí nerviosa y acelerando mis manos contra mis piernas.

-No, por nada. Simplemente sentí algo entre ustedes.

Ajá.

-¿De que se trata tu libro?-Pregunté para que el ambiente no sea tan incómodo.

-Drama. Acción. Mafiosos italianos. Política. En cinco palabras, mi libro.

Fingí sorpresa e interés cuando esos tipos de libros no me llaman la atención.

-¿Puedo preguntar algo?-Preguntó y yo asentí-.¿De que parte de Italia eres?

-Venecia.

-Oh, pensé que eras de Milán.-Con su dedo hizo un círculo en mi cara-.Tienes una cara bien de milanesa.

Nunca me lo habían dicho.

-Oye, me tengo que ir. Tengo que volver a la editorial.-Dije y mentí.

-Que pena. ¿Quieres que te acompañe?-Es gentil y educado, no veo la razón de odiarlo.

-No, gracias. Tengo mi auto allá.-Señale con mi dedo.

Agarré mis cosas y lo despedí. No sabía dónde quedaba su casa y mucho menos le voy a preguntar porque no responderá de todos modos.

Pero recordé que me obligó a que le compartiera su ubicación y él la suya. ¡Mi cerebro se digno a pensar, bravo! Estaba en su casa, no se movió o salió de allí.

Puse su dirección en mapas. Me ponía ansiosa saber la razón de su inasistencia, en mis años de trabajo nunca faltó, pero NUNCA. No sé si me preocuparía si no hubiese pasado todo lo que pasó, no me iba a importar y mucho menos iría hasta su casa para saber si está vivo. Pero ahora lo hago porque mi corazón me obliga, no porque mi cerebro lo dice.

Dejé estacionado mi coche en una esquina, no muy lejos. Pero ví un auto que no era de él, no era caro y tal vez es un coche alquilado. Y si señores, estoy en lo correcto, es alquilado. Tiene una pegatina que lo indica. ¿Quien carajos está en su casa?

Por suerte no hay rejas, solo debo tocar su timbre y esperar. Subí las tres escaleras y a la ahora de casi pulsar el botón ví que la puerta no estaba cerrada. Avance, pero me arrepentí. Volví a hacerlo, pero pensé en las consecuencias. La abriré apenas y veré qué está pasando.

Oh por Dios.

Habían dos personas, Aaron y un hombre. Medía unos centímetros más que Aaron. Mismo color de pelo y un cuerpo ancho solo que Aaron lo supera.

Me tapé la boca. Era su hermano, Luke.

No se habían dado cuenta, estaban discutiendo y no era una conversación tranquila.

-¡Mataste a nuestros padres idiota!-Gritó Luke, su voz era más grave y escalofriante que la de Aaron.

Carajos. Emití un pequeño grito agudo que lo escucharon. Mis manos estaban pegadas a mi boca y mis ojos a punto de estallar. ¿En qué carajos me he metido?

-¿Quién mierda está aquí Aaron?

-No lo sé.-Se dirigió a la puerta y cuando me vió me quedé estática.

Estaba temblando de miedo. ¿Ha matado a sus padres?

Llevaba un suéter gris con un cuello de tortuga y nos pantalones negros no tan ajustados.

-¿Que haces aquí Aurora?-Preguntó sosteniéndose de la puerta.

No podía hablar, es como si la lengua dejara de funcionar y pienso que se quedará así por unos minutos.

-Te he hecho una pregunta, Aurora.-No se si estaba enojado conmigo o con su hermano.

Gruñó y golpeó la puerta.

Me agarró del brazo y me arrastró hacía dentro.

-Tenemos una invitada...-Dijo Luke con una voz que sonaba como la de un acosador mientras se acercaba a nosotros con sus manos en el bolsillo.

-Luke...

No había dicho ni una sola palabra. Tenía la cabeza mirando hacia el piso, mientras mi pelo tapaba mi rostro.

-Así que Aurora, un bonito nombre...

Me voy a matar.

-Luke ya para.

Estaba muy cerca mío, pero muy cerca. Aaron estaba detrás de él esperando su siguiente movimiento.

-Dejame ver tu cara.-Intentó ver mi rostro a través de mi pelo.

Me corrí el pelo de la cara y dejé que me observé.

Levantó las cejas no sé por qué.

-¿Sabes quién soy yo?

Negué con la cabeza. Aaron haz algo.

-¿No? Él hermano del imbecil que tengo al lado. ¿Tu eres?

Aaron se puso al lado mío y rodeó con su mano mi cintura, me tomó de sorpresa.

-Es mi novia.

Querido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora