Capitulo 26

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Empecé a tipear y a cliquear el ratón, arrastrando y colocando todos los objetos y textos que estarían en la portada. Luego seguí con los pequeños diseños de las páginas, objetos que matan, estructuras tenebrosas, entre otras cosas. Mi mente estaba completamente despejada gracias a esto, ni un nombre que inicie con la letra "A" ha pasado por mi cabeza.

No la he terminado pero el 50% ya está hecho, decidí recomponer mis energías comprando algo en la cafetería que hay en el edificio, no venden las cosas de la mejor calidad pero debo comer algo antes de que me desmaye.

Bajé por el ascensor ya que se encontraba cinco pisos más bajos de dónde yo me encuentro, deseaba un té y unas rosquillas, eso sí me subiría el animo.

Por mi mala suerte Luke estaba allí y no se como pero con su mirada de águila a conseguido encontrarme, lo ignoré y de inmediato me acerqué al mostrador para pedirle a la señorita Madeline mi desayuno.

-Hola devuelta falsa novia.

Lo miré de reojo y lo ignoré.

-¿Qué pasa?

-Nada, ¿por?

-¿Sigues mal por lo de Aaron? Se le pasará...Ojalá que no porque si no, no tendré oportunidad contigo.-Guiño el ojo.

Mi cuello para mirarlo hizo un movimiento tan brusco que me ha causado dolor y un sonido que suena como una rama cuando la crujes.

-¿Perdona?

-No me molesta en repetirlo...

-Prefiero seguir pensando que escuché mal.

Madeleine me entrego lo que ordené y le agradecí con una calida sonrisa.

-¿Qué harás?-Preguntó cuando estaba a punto de avanzar hacia el ascensor.

-Trabajar, ¿qué más haría en este edificio?

-Desayunemos juntos.-Sonrió.

Negué.

-Estoy apurada.

El ascensor ya vino por mí y era ni única salvación pero Luke me agarró de la muñeca y me arrastró con él hacia un mesa.

-¡Me atrasaré!

-¿Y qué? Diez minutos de tu vida no va a hacer mucho cambio.

Giré los ojos con mal humor y le di el mordisco a la dona. Gemí de la satisfacción por esta delisia, ¿quién fue el ser bendito que hizo esto?

-¿En qué trabajas?

-Estoy haciendo la portada de un libro de drama, mafias, acción, entre otras cosas. El autor es Bruno De Marco.

Fingió saber de lo que hablaba cuando estoy segura que ni una vez tocó un libro que no sea los de la escuela.

De pronto desvío la mirada de mí y sonrió al aire, pero seguí comiendo la dona porque es prioridad en mi vida.

-Tienes sucio.

-¿Dónde?

De pronto extendió el brazo para que su dedo índice me sacará lo sucio de mi boca. Volvió mirar a la nada misma y le dedicó un sonrisa atrevida.

-Lo pude haber hecho yo misma.

-¿Agradece no?-Dijo burlón.

Tomé mi té mientras que sus ojos celestes estaban puestos en mí, desviándose un par de veces a mis pechos o labios. Ni tomar tranquila puedo.

Me levanté y sacudí las migas que tenía en mi vestido, tiré los restos al tacho para luego si no hay interrupciones iré hacia el ascensor y hacer lo que quise desde un principio.

-Hagamos esto más seguido...-Susurró en mi oido.

No me importo, me metí al ascensor y finjo buscar mi piso para evitar verlo.

Se cerraron las puertas y respiré por fin, Aaron estaba saliendo de mi mente pero la copia exacta aparece y hizo que recordara nuevamente de él, comparten la misma mirada y sonrisa conquistadora. La única diferencia que tienen es la edad, altura y personalidad.

Cuando las puertas metálicas se abren me encuentro a Aaron parado con las manos en los bolsillos, mirándome sin pestañar y sus ojos penetrando lo más profundo de mí. Da un paso largo que hizo que volviera hacia la pared con espejo al punto que nuestros pechos chocaban y nuestras respiraciones iban a la misma intensidad.

-Esto es mío,-Con su dedo pulgar acarició mi labio-, esto también.-Presionó mi pecho-Y esto también.-Me corrió el vestido y metió sus dedos allí dentro provocándome un gemido y que mis ojos se cerrarán al instante-.Luke ni nadie puede tocarte, solo yo.

Intenté besarlo pero se alejo. Sacó sus dedos de mí y me obligó a abrir la boca para meterlos en mi boca. Me dieron arcadas horribles pero sin duda la experiencia no fue mala.

-¿Entendido?-Preguntó aún sin sacar sus dedos de mi boca.

Asentí. Sentía la transpiración cayendo por mi cabeza por el calor en el ascensor y todo está situación.

Me beso y nuevamente volví a sentir sus labios que apesar de haberlo besado hace ya un día extrañaba tanto. Me intenté despegar para llamarle la atención pero su dientes mordieron mi labio superior para que no nos despeguemos, pero lo logré luego de unas tironeadas.

-Aquí no, en cualquier momento puede entrar alguien y vernos.-Le advertí.

Pero como Aaron tiene una solución para todo le dió unos golpes demasiados fuertes a una parte del ascensor provocando que se detuviera.

Me empujó nuevamente a la pared del ascensor para seguir lo que yo detuve. Las lenguas recorrían ambas bocas, yo sintiendo su sabor a menta y él a mi te amargo. Me presionó la cintura y rodeé su cuello. Las mariposas volvieron a salir del capullo y mis hormonas estallaron como nunca había sentido con alguien. Se acercó más a mi haciendo que sienta su bulto grande contra la tela de mi pollera, claramente noté algo porque diminuta no la tiene.

Me presionó el trasero provocándome un leve saltito. Me corrió el vestido de allí y bajo lentamente las bragas negras que tenía, dejándome totalmente desnuda en esa parte. Presionó mi clítoris y pocos segundos después empezó a hacer movimientos circulares con su dedo índice. Gemí pero él me tapó la boca con su mano, quiso jugar conmigo y comenzó a aumentar su velocidad y intensidad. Mis fluidos caían por mis muslos y las gotas de la transpiración caían por mi mejilla. Me tragaba el grito de satisfacción mientras que él hacia su magia abajo. Dejó de hacerlo y me tomó de sorpresa, liberé el respiró contenido y lo miré, Aaron hizo lo mismo pero al instante empezó a morder mi cuello, presioné mis labios y mis ojos volvieron a ver negro. Mis manos seguían rodeando su pelo alborotado que yo había despeinado. Me sacó el vestido y me quito el sujetador para luego modermelas. Su lengua recorrió mi abdomen erizado hasta llegar allí.

Me hizo ver las estrellas y probablemente Júpiter. Maneja tan bien su lengua que es irreal, mi cabeza miraba al techo mientras tinoreaba de los mechones de Aaron. Lo hizo solo por un par de minutos que hubiese deseado que durará horas, pero apenas saco su lengua colocó sus manos en mi cintura y me puso de espaldas. Escuché como su cinturón caía al suelo y de inmediato supe que iba a hacer...

-Al menos dime qué tienes preservativo...-Dije apoyando mis dos manos sudadas sobre el espejo porque otra manera de sostenerme no había ya que mis piernas parecían ramas a punto de quebrarse.

-Claro, esto lo vengo pensando desde la noche.

Luego de esa confesión escuché abrir el plástico que guarda el preservativo, según mis instintos se lo estaba colocando.

Ni siquiera aviso, si no que lo hizo rápido y ni siquiera dejo prepárame. Grité entrecortada por el susto y el placer. Sus manos apretaban fuerte mientras el me golpeaba contra el espejo. Los espejos y el ascensor se movían al ritmo de la penetración, pero de todos modos mis gemidos se escuchaban más que los sonidos.

-Espero que con esto te quede en claro quien puede tocarte.-Dijo excitado y con pocas respiraciones.

Asentí completamente mojada y teniendo su pene en mi culo.

-Te hubiese cogido por horas pero solo tengo un preservativo.-Luego lo saco de mi y tiró el preservativo al suelo, dejándome ver el semen dentro del latex.

Querido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora