Capitulo 22 - 2 cosas que no pensé que me pasarían

234 20 3
                                    

—¿Bañarte yo?—Se rió y en un segundo se puso serio—.¿Lo dices en serio?

Asentí.

Sonrió y me agarró de una manera inesperada, mi cabeza solo miraba el suelo y probablemente en cualquier momento baje toda la sangre a mi cabeza. Él me sostiene desde las piernas y mi abdomen está arriba de sus hombros aplastando mis órganos.

—¿Puedo?—Al llegar al baño pidió mi permiso para que me sacará él mismo la ropa y por supuesto le di mi consentimiento.

Estaba completamente desnuda sentada en la tapa del inodoro esperando a que la bañera se llene por completo.

Intentando meterme casi me tropezó pero Aaron me ha salvado de una roptura de alguna parte de mi cuerpo.

—¿No te bañaras conmigo?

—Si lo hago se que nunca llegaré a ponerte el shampoo y lo que terminara en tu cuerpo es otra cosa menos el jabón.

A pesar de tener el cerebro un poco dañado por el Ron comprendí totalmente lo que salió de su boca.

Comenzó a mojarme el pelo como hacía mi madre cuando era pequeña, esto me trae recuerdos del pasado pero quiero dejar de recordarlos porque me pondré a llorar.

—¿Aaron?

—¿Sí?—Respondio aun esparciendo el agua en mi cabello.

—¿Por qué te gustó?

—No es una pregunta que debo responderte estando borracha.

—¡Vamos! Hay cosas que no salen de mi cabeza.

—No Aurora, no es el momento.

Gruñí de enojo.

—No muevas la cabeza.—Dijo cuando me coloco el shampoo.

—Aaron.

—¿Qué pasa ahora?

—Nada.

El baño que él usa si es moderno, la bañera es cómoda, obviamente es el doble de grande y es aún mejor porque tiene una comodidad que no se puede explicar.

—¡El ojo!—Agité mi mano para que me deje de arder cuando claramente un poco de aire no va a hacer mucho—.¡Arde!

Estiró su brazo para agarrar una toalla limpia y usarla para que me deje de doler.

—Eso te pasa por mantener los ojos abiertos mientras te esparzo el shampoo.

—¡No es mi culpa!—Me trabé al decirlo.

—Aurora. No. Llores.

Y lloré, puto alcohol.

—Aurora...

—Ya se que parezco una niña chiquita, pero el alcohol me pone como una.

—¿Lloraste por la manera que te reté? Lo sient...

—No es por eso.—Con mi mano mojada me quité las lágrimas y mocos—.Mi madre me bañaba como lo haces ahora, de pequeña disfrutaba que ella lo hiciera porque me contaba historias y jugábamos con muñecos. No es tu culpa, no quería ponerme a llorar pero me pasó lo mismo de recién con mi madre, ¿puedes creerlo? Me ha dicho lo mismo que tú.—Me reí.

—A ver...—Con el shampoo empezó a hacer peinados con mi pelo—. ¿Te hacía esto?

Me reí.

—Sí, todo el tiempo...

Se mojó las manos para quitarse el shampoo, colocó su mano en mi mejilla y con su dedo índice me la acarició.

—Me alegra que esto te traiga buenos recuerdos te madre.

Querido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora