Capitulo 5 - A.A.A

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-¡A-Aurora!-Tartamudeó Alek sin respirar.

Me quedé mirándolo fijamente sin hacer nada en absoluto. Al contrario, lo estaba disfrutando.

-¿Te acuerdas de lo que te enseñe, verdad?-Dijo Aaron.

-S-sí...

Su mirada era perturbadora a comparación de la de Alek. Aaron estaba concentrado en lo suyo, el otro estaba por llorar.

-S-sueltame, por favor.

Lo dejó y tomó el aire que le faltaba.

Yo estaba apoyada contra la pared, no me importaba que le faltase aire o esté sufriendo. Pero sí me sorprendió que Aaron esté aquí y me este defendiendo de esta manera.

Alek se acercó lentamente a mí. No tenía camiseta, su cuerpo trabajado estaba exbiendose y unos shorts que solía usar como pijama dejaban mostrar la marca de los calzones.

-Amor.-No entiendo cómo como me puede llamar de esa manera cuando su pene estuvo en otra.

-¿Amor?-Me reí-.Eres un imbecil, ¿lo sabes?

Intento tocarme una mejilla pero yo me alejé de él. Noté que Aaron dió un paso adelante.

-¿Dónde está la zorra con la que te acostaste?

Se quedó callado.

-Dilo idiota.-Dijo mi jefe desde atrás.

-En la habitación.

Sin pensarlo caminé hacia allí. Esperando que este escondido como lo estuvo todo este tiempo. Estaba en mi cama, en ropa interior y con el pelo desordenado, es tan zorra que ni fue capaz de peinarse.

-¿Que tal la noche?-Me fuí acercando a ella, la sin nombre estaba aterrorizada.-¿Es bueno en el sexo verdad?

Asintió. Fue capaz de responder la imbecil.

Le pegué una cachetada que fue tan fuerte que se escuchó hasta en la cocina.

Se quejó y gritó del dolor.

-¡Hija de puta!-Se atrevió a insultarme mientras se acariaba el cachete.

-¿Cómo me llamaste?-Levanté las cejas.

-Hija de puta.

Le dí otra cachetada, está vez en la otra mejilla

-Antes de llamarle puta a mi madre, acuerdate que tú eres la puta que criaron. Idiota.

Salgo de la habitación y me encuentro a Alek furioso y Aaron dando vueltas por el salón mientras veía su celular.

-¿Cómo te atreves a pegarle?-Me grito Alek.

-¿Cómo te atreviste a engañarme?-Le devolví el grito.

Aaron se acercó hacía Alek por si acaso. Lo estaba mirando fijamente sin que él se diera cuenta.

No me respondió durante un largo tiempo, hasta que preguntó:

-¿¡Por qué mierda está tu jefe en nuestro departamento!? ¿No lo odiabas?

Aaron no dijo nada en absoluto, simplemente me miró.

-¿Nuestro departamento?-Me rió por lo tonto que es-.Olvídate de eso, ya no existe nuestro, ahora es mi departamento. Y del hombre de atras-lo señale con la cabeza y continúe-,lo detesto, pero se ve que le preocupo más que a tí.

Alek se giró a verlo y Aaron le dedicó la misma sonrisa de siempre.

-¡Eres una hija de puta, Aurora!-Aaron reaccionó al instante y le pego un puñetazo que lo dejo en el piso.

Me quedé con la boca abierta y miré a Aaron como si lo estuviese por matar.

-¡No me defiendas, ya fue suficiente con estrangularlo, idiota!-Me agaché para ayudar a Alek que se veía adolorido.

-No podía no darle su merecido a alguien que le falta el respeto a una mujer.

Giré los ojos y ayudé a Alek a qué se levanté.

-¿¡Que te pasa imbecil!?-Se quejo con Aaron.

Mi jefe estaba a punto de pegarle pero con los ojos le advertí que no lo hiciera.

-Llevate a tu nueva novia y salte de mi departamento.

-Amor...dejame explicarte.-Suplicó.

Le negué con la cabeza y sin más quejas se fue a buscarla.

-Tú también.

Aaron levantó las cejas y abrió los ojos sorprendido.

-¿Qué hice ahora?

-Tu sabrás. Ahora vete de mi departamento.-Señale la puerta.

Me obedeció y por último preguntó:

-¿Vendrás a la editorial?

-No.

Cuando todos finalmente se fueron decidí darme un baño de agua caliente. Además de sucia estaba cansada. Cansada de todo esto.

Tampoco esperaba que Aaron me sorprenda de esa manera, o que se preocupara por mí e incluso que también me obligará a salir de su casa cuando ambos sabíamos que estaba mintiendo y no deseaba hecharme. Puede que mi odio hacia él haya bajado, pero nunca va a desaparecer, creo.

Me coloqué una toalla en el cabello miel y luego en el cuerpo. Me miré en el espejo para analizar mi rostro y ponerme todas las cremas necesarias para tener mi piel bien cuidadada.

Me coloqué un pijama y luego lavé las sábanas, tan solo pensar que tuvieron relaciones me dan ganas de llorar y vomitar. Limpié las almohadas y le puse perfume para que la fragancia de ambos desapareciera de mi vida. Cómo no se iban a secar en un día coloque nuevas, me la había regalado mi suegra, como será su reacción cuando se entere que su hijo me engañó.

Me podría acostar y dormir, pero con todo lo que pasó mis ojos no pueden cerrarse. Si quiero matar el tiempo voy a continuar con el trabajo y así mañana enviárselo por mail a Aaron. Seria incómodo acercarme personalmente y revivir todo lo que pasó.

Ya eran las nueve en punto y el proyecto estaba terminado. Cerré la computadora y me dirigí a la cocina. Me sigue doliendo lo que pasó, pero no puedo hacer nada al respecto para solucionarlo porque realmente me lastimo y se que nunca voy a saber las razones de por qué lo hizo.

Me preparé pasta, no tenía motivaciones de cocinar algo complicado como siempre lo suelo hacer. Estoy sola, me tendré que acostumbrar a hacer menos cantidad.

Encendí la tele y coloque una serie, no romántica porque no era el momento de extrañar, si no una de acción.

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Nota del autora ★

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