Capitulo 28

64 8 1
                                    

Seguía encerrada en la habitación pensando lo que pasó hace unas horas. Su imagen era como un virus de computadora que es complicada de eliminar.

Mientras intentaba dormir alguien tocó la puerta.

—¡Si eres Luke aléjate de esa puerta!

La puerta se fue abriendo poco a poco y el rostro de Aaron se asomó con una expresión de preocupación.

—Aurora, ¿él te ha hecho algo?

Lo ignoré y me tape aún más con la sabana.

Dejó su maletín en un costado y se acostó junto a mi, con una mano me abrazo y con la otra jugaba con mis mechones.

—¿No piensas responderme? Juro que si te hizo algo soy capaz de matarlo...—Se puso a la defensiva y eso hace que me guste más.

—No me ha hecho nada.—Mentí

—No estás diciendo la verdad.—Me suelta y se sienta en la cama—. No confío en mi hermano y tampoco en lo que me estás diciendo.

¿Por qué tiene que ser tan inteligente?

Permanecí callada, esperando a que vuelva a hablar.

—Tengo cámaras en toda la casa, si no me dices no dudaré en revisarlas.

—¿Qué pasa entre tu hermano y tu? No me refiero a lo de tus padres, ¿hubo alguna chica que se interpuso entre ustedes?

Tragó saliva y sus ojos se quedaron viendo a los míos.

—¿Cómo lo sabes?

—Nadie me lo dijo, pero cada vez que tú hermano y yo tenemos una interacción estas a la defensiva.

Se sacudió el pelo y se levantó de la cama para sacarse el traje y ponerse su pijama, que más que eso parece una ropa para salir. Lujos que se dan a los millonarios.

Revoleó mi bra hacía mí y dijo:

—Pontelo, vamos a cenar.

Preparandome para la cena más incómoda de mi vida.

Vamos a comer pasta y la salsa se huele desde aquí. Cómo buena italiana reconozco lo que son buenos fideos y estos lo son.

Luke estaba sentado y yo no me podía sacar el momento donde mencionó mi nombre.

Me senté y sentí su mirada, tragué saliva varias veces en unos cinco segundos. Esto es lo que él provoca.

Aaron sirvió la pasta en nuestros platos y sus ojos penetraban en lo más profundo de Luke, como si supiera lo que realmente pasó.

—¿Has hecho algo Luke?

—¿Está tarde? Nada importante.

Después de esa respuesta me miró a mí y Aaron estaba siguiendo cada movimiento de Luke, como si fuese un detective intentando buscar la pista.

La pasta estaba deliciosa, pero con la mirada disimulada de Luke en mi no podía comer en paz, se me hizo un nudo en la panza.

—Me llené.—Alejé el plató de mí y tomé un poco de agua.

Aaron deja los cubiertos sobre la mesa y me mira mientras sus manos están entralazados.

—¿Qué rayos te pasa hoy Aurora? Primero me mientes y ahora dejas la comida cuando tú nunca lo haces. ¿Me vas a explicar lo que está pasando?

Bajé la mirada, un poco sensible ante su tono de voz.

—¿Eh?—Señala a Luke—. ¿Este imbécil te ha hecho algo?

No respondí.

—¿¡Le has hecho algo Luke!?—Le grita a Luke.

—¡Qué no le he hecho nada idiota!

Aaron gruñé y se pasa su mano por su pelo frustrado por no conseguir una respuesta verdadera. 

—Me iré a bañar.

Me levanté y sin mirar hacia atrás me fuí a la habitación de Aaron. Mientras buscaba la ropa interior que deje hace unos dtias aquí en el casa que me quedara a dormir en su casa sentí unos brazos en mi cintura, levanté el rostro y mis ojos chocaron con los de Aaron. Me dió un beso en el cuello y yo me estremecí.

—Dejame, necesito darme una ducha antes de que parezca tacho.

—Pero si tú olor ahora mismo es adictivo.—Me dió un beso en el cachete.

Me reí.

—¿Me vas a dejar?

—No.

Luego de esa respuesta me tiró a la cama y me empezó a hacer cosquillas. Es lo que más odio en el mundo pero el hace disfrutarlo.

—¡Ya, déjame!—Intenté darle una patada pero fue ágil y lo evitó.

Dejó de hacerlo y se acercó a mi boca para darme un pico.

—¿Eso es todo?—Pregunté intentando librarme de su hermosa cara.

—¿Qué? ¿Quieres más?

Sonreí y respondí:

—Sí, pero no ahora.

Se levantó y me liberó.

—Gracias.

Eran las seis de la mañana, Aaron seguía dormido y no pensaba despertarlo, primero debo admirar su rostro y luego accionar.

Me acerqué a su oreja y grité.

Se despertó y del susto se cayó de la cama.

No podía parar de reírme, al punto que mis ojos lloraban.

—¡Aurora!—Su voz ronca es sexy, más si me nombra.

Estaba tentadisima. De pronto cae sobre mí, agarra mis manos que equivalen a una suya y las apoya sobre el respaldo y las apreta bien fuerte.

—Un buenos días primero, ¿no?

No respondí.

Bajó la mirada a mis pechos.

—Te queda bien mi remera.—Volvió a subir su mirada y con una sonrisa juguetona agregó:—Mejor quedas sin ella.

—¡Aaron!—Me intenté liberarme de sus manos pero era técnicamente imposible.

Mira el reloj y dice:

—Seis y diez, no esperaba este inicio de mañana.

Me mordí los labios.

Me beso y mis labios secos se volvieron húmedos. Me liberé de su tacto solo por un segundo ya que luego sus manos bajaron a mis pechos, las apretó y luego continuó con masajes de arriba para abajo.

Su pelvis se apoyo en la mía, dejando que su bulto me acariciara, me hizo sentir bien ya que eso fue causado por mí y no porque está recien despierto.

De repente me agarra de la espalda y me hace sentar sobre él, en ningún momento abandonando sus labios de mí.

Empecé a moverme sobre él y con el objetivo que se eleve más de lo que está.

—Me vuelves loco Aurora.—Dice excitado.

—Callate y vuelva a besarme.—Lo miré con los pelos sobre mi rostro y toda transpirada.

Ni lo dudo, me agarró los cachetes y volvió a besarme, está vez con más pasión que la de antes.

Estoy jugando un juego peligroso pero eso me encanta.

Él es mi jefe, pero yo lo mando en la cama.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 12 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Querido JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora